Fue el primer Parque Nacional creado en Bolivia en 1939 y está considerado el pionero en cuanto a la conservación y la concienciación de la sociedad para preservar los recursos naturales que están sometidos a la explotación-expoliación más descarada [sin ir más lejos, aquí en Cataluña tenemos un proyecto de un famoso “chef” que trata de levantar un complejo gastronómico de 4.000 m² en una zona legalmente protegida y seguro que cuando se haya cometido el desastre lo acabarán desclasificando, dando por buena la “boutade” del momento].
El Parque boliviano supera las 200.000 hectáreas y el proyecto inicial fue preservar los bosques de Queñua. La temperatura es muy agradable pero en invierno [en Europa estamos en verano] no es extraño llegar a los 30º bajo cero. Se trata de un parque de extraordinaria belleza [o al menos a mí me lo parece] donde la soledad prácticamente imperturbable te somete a una profundad interiorización; también es verdad que un error allí te puede provocar un gran susto porque es una zona casi deshabitada en la inacabable puna del altiplano y a una altura más que considerable para lo usual en la vida de un europeo; parece que se está explotando con más intensidad si comparo mi viaje del último verano respecto al trimestre que viví en La Paz a mediados de los noventa.
El pico homónimo, omnipresente, es tu compañero hasta bien entrado en el territorio chileno; se yergue a 6542 metros y sus vistas son impresionantes. El viajero puede descubrir numerosas lagunas, grandes rebaños de camélidos, lugares de gran valor arqueológico, rocas son figuras de todo tipo, pictografías o reliquias de culturas ya desaparecidas. Hará bien si se provee de agua y mejor aún si su viaje lo hace en grupo o con auto de tracción en las cuatro ruedas porque los senderos no siempre están transitables. Las comunicaciones por carretera (ya asfaltada y, a veces, con rectas impresionantes) a partir de Patacamaya (allí se enlaza con buses y busetas de todo tipo y según la dirección del viajero, tomar cualquier combinación para Oruro, Cochabamba o La Paz) que une con Tambo Quemado-Arica (Chile).
El nevado SAJAMA está prácticamente a la vista de manera permanente y es el más alto de Bolivia, está situado en la provincia homónima y forma parte del Departamento de Oruro [impresionantes sus Diabladas] formando frontera con el Parque Chileno de Lauca y la Reserva Natural Las Vicuñas donde viven apaciblemente varios miles de ejemplares del camélido homónimo, fue creada en 1983 para proteger a esta especie que estuvo a punto de desaparecer, esta área tiene otras 200.000 hectáreas.
En la zona de influencia del Parque Nacional del Sajama nos encontramos trescursos fluviales, son los ríos Sajama, Tomarapi y Esquillani, también infinidad de arroyuelos que permanecen secos la mayor parte del año pero muy peligros ostras el paso de una tormenta, se requiere especial cuidado durante la época de lluvias para no tener que lamentarse después. Con atención uno puede encontrarse fácilmente los camélidos típicos de estas latitudes (llamas, alpacas, guanacos o vicuñas) y, a veces, otras especies más esquivas como los pumas o los zorros aunque estos mamíferos son muy escurridizos y esencialmente de hábitos nocturnos lo que dificulta su visibilidad. Recordemos la región se encuentra en pleno corredor mar-altiplano (0- 5.000 metros de altura) y que según la época del año podemos observar una serie de aves poco comunes por otras latitudes pero frecuentes en la zona, especial mención merecen sus lagunas que en la primavera eclosionan con todo su esplendor. Hay poca población por la región, las informaciones obtenidas nos hablan de medio millar de familias aymaras (hijos del sol) que prácticamente conservan sus ancestrales estilos de vida y sobreviven fundamentalmente de las alpacas (el mercado de la calle de los Brujos en La Paz es la mejor opción para las compras que, con persistencia, se consiguen por un tercio de lo que pide el intermediario, para las familias que las confeccionan apenas llegará una tercera parte de lo pagado, así que no es extraño que a veces los viajeros se acerquen directamente a las pequeñas comunidades para realizar sus compras por un tercio o menos delo que le pedían los paceños). Su lengua es el idioma más antiguo que actualmente existe en América del Sur; cuando en 1824 Perú proclamó la independencia, los territorios aymaras quedaban bajo su jurisdicción.
En la actualidad los aymaras se encuentran distribuidos entre Perú, Bolivia y Chile[producto de enfrentamientos bélicos que provocaron verdaderos desastres en la región, sobre todo para sus habitantes que se vieron separados por fronteras administrativas que rompían sus territorios naturales].Para llegar al Parque, tras dejar Patacamaya pasaremos por la zona denominada Turco–no logré descubrir el porqué de ese topónimo en una zona tan lejana a la Turquía euro-asiática-,luego nos aparecerá el cruce de Curahuara de Carangas [a más o menos cinco kilómetros de esa pequeña población de poco más de mil almas y donde uno se encuentra en otro mundo; la mayoría de sus gentes son aymaras y no siempre te entienden, la ciudad funge como coqueta capital provincial, pero que nadie piense que está en una capital europea: Bolivia es otro mundo, merece la pena darse una vuelta e intentar visitar la Capilla Sixtina e incluso perder un día para vivir en un ambiente totalmente auténtico y diferente a lo nuestro].
La señalización viaria es exigua pero bien situada en la ruta permite en todo momento saber la zona en que te encuentras a pesar de la soledad más absoluta; los accesos a los poblados no siempre están asfaltados, aunque eso no es problema para las busetas que los enlazan con la carretera internacional La Paz-Arica. Impresiona y sorprende el fervor y el sincretismo religioso de sus gentes. Nada extraño que sean sus iglesias, ermitas o capillas los edificios más sobresalientes en esta zona del altiplano andino.
Turísticamente esta región no está muy bien dotada, pero ofrece lo básico por unos precios realmente económicos, gentes sencillas que si interactúas te tratan como un miembro más de la familia; recordemos de paso que el volcán Sajama (actualmente apagado) fue un cerro sagrado de los Carangas y su historia arranca en el Pleistoceno Inferior cuando la intensa actividad geológica creó la Cordillera Occidental. Camino de Chile, el volcán (o volcanes) lo tenemos siempre a nuestra derecha y el cielo, limpio y oscuro contrasta con el de las grandes ciudades que prácticamente es “invisible” por la gran contaminación, aunque La Paz todavía permite disfrutar de unas noches fantásticas, sobre todo en la luna llena
Hasta la próxima aventura, Juan Franco Crespo