Dentro de un mes comenzará el Carnaval 2018 y las comparsas una año más, con más dificultades cada vez, preparan su repertorio para animar las calles de Alhama a partir del próximo 11 de febrero.
“A todos los alhameños, abuelos, chicos y grandes, nos encantan sacar pecho y presumir de pueblo y de sus Carnavales…” que diría la copla y así es, el problema es que cada vez hay menos de lo que presumir. Ya lo cantaba “La Cueva” en el año 2010 “…que el pueblo esta echo un trasto, que si nos quitan la radio, el juzgado y el catastro”, y si no cambia la cosa vamos a llegar a perder hasta nuestro Carnaval.
La sociedad alhameña ha entrado en un estado de pasividad, que dura ya varios años y que está repercutiendo en varios aspectos como por ejemplo el Carnaval. Una fiesta en la que cada vez vemos menos comparsas, menos elaboraciones artesanas y más botellón con disfraces comprados a última hora. Y no sólo eso, la fiesta se ha concentrado en el Domingo Piñata, dejando las calles vacías el primer domingo y el martes de Carnaval, salvándose la tarde del lunes gracias al Carnaval Infantil.
¿De quien es la culpa? Esa es la pregunta del millón, aunque tampoco se ve a nadie estrujándose los sesos por encontrar la respuesta. Puede que en los colegios no se esté trabajando correctamente cuando cada vez son menos los jóvenes que deciden formar parte de una agrupación, puede que el Ayuntamiento no sepa adecuar la fiesta a los nuevos tiempos, dicen que si una tradición no se adapta a los tiempos actuales termina por desaparecer, y nosotros llevamos ya veinte años cortando y pegando el mismo programa para esta fiesta.
Puede que el ritmo que nos marca la vida haya dejado menos tiempo a los alhameños para dedicarlo a su ocio, o que seamos mucho más sensibles a la crítica. E incluso puede, como algunos piensan, que seamos las comparsas las que nos estamos cargando la fiesta con nuestras decisiones o actuaciones. Algo debe ser por que lo que sí es verdad, es que “… esta fiesta herida está de muerte”. Pero las comparsas volveremos a salir otro año más, porque si hay que morir, mejor morir matando.