El equipo sénior femenino de la UD Alhameña se despidió de la segunda división nacional del fútbol sala al perder ante el campeón de liga, el Roldán FS, ante apenas una docena de espectadores alhameños en las gradas del pabellón municipal de Alhama.
Hace un año la UD Alhameña femenina celebraba el campeonato de liga y su histórico ascenso a segunda división ante un abarrotado pabellón con incluso un espacio reservado para las autoridades, que, tras el partido, hacían cola para felicitar y fotografiarse con el equipo.
Un año después, el campeón de liga estaba también en el pabellón municipal de deportes de Alhama, pero en esta ocasión no eran nuestras chicas si no las murcianas de Roldán, mientras que las jugadoras de la UD Alhameña lloraban su descenso sin ni siquiera un hombro en el que apoyarse ni una afición en la que encontrar consuelo.
Ni directiva, ni políticos, ni afición tuvieron la decencia de acudir a apoyar al equipo que tantas alegrías y tantos títulos han dado a Alhama en estos últimos años en su último partido de la temporada, y eso que si el equipo hubiera conseguido puntuar hubiese salvado la categoría, pero la guerra hace tiempo que todos la dieron por perdida.
Cuando los resultados no han acompañado al equipo, poco a poco todos (directiva, autoridades, afición e incluso también los medios de comunicación en la parte que nos corresponda) nos hemos ido bajando del barco hasta dejar al equipo a la deriva en un estado de abandono a su suerte que por supuesto no merecía.
Sin duda nadie ha sido consciente, ni siquiera las jugadoras, de la importancia de tener un equipo en segunda división y quizás se le pueda achacar a ellas falta de compromiso con la magnitud de la competición, pero ni la planificación deportiva ni el apoyo institucional han estado tampoco a la altura de las circunstancias.
Muchos han sido los fallos y pocas las soluciones, el equipo ha bajado de categoría y el futuro del fútbol femenino en Alhama se presenta bastante incierto, pero lo que de verdad nos debe hacer reflexionar como sociedad, mucho más allá de haber desperdiciado una de las mayores oportunidades deportivas y sociales que ha tenido Alhama en los últimos años, es el hecho de que cuando las cosas se han puesto difíciles hemos dado de lado a estas chicas sin recordar que son las mismas que tantas alegrías nos brindaban hace apenas un año, porque si esto es el reflejo de la sociedad alhameña, como decía mi buen amigo Manolo Naveros, el último que apague la luz y cierre la puerta.
La foto del ascenso
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