Poco a poco, nos fuimos reuniendo en la Plaza de Duque de Mandas, y a pesar del cambio horario invernal hubo puntualidad salvo algún que otro despistadillo, que aún su reloj biológico no aceptaba este cambio de hora, y eso que se nos regala una hora de sueño.
El autobús con un pequeño retraso también fue el protagonista, con lo cual hasta las ocho y algunos minutos no salimos hacia el destino de nuestra ruta, La Hoya de la Mora en Sierra Nevada.
Cuarenta y cuatro personas entre socios de nuestro club y amigos del mismo, teníamos como objetivo en una primera opción, la de subir hasta la cumbre del pico del Veleta de 3.395 metros de altura sobre el nivel del mar.
A pesar de que en esta última semana cambió, el tiempo y se le apreciaban a la Sierra sus primeras nieves, se temía el no poder acceder hasta esta cota montañera y senderista.
Por supuesto una segunda opción estaba preparada, por si la primera no se hubiera podido realizar, tan suculenta como la primera, por el paisaje, los lugares a recorrer y la visita cultural al centro de visitantes del Dornajo, sito en la carretera de sierra Nevada.
Desde la autovía se podía ver por encima de las cumbres nevadas una montera de nubes que presagiaba en un principio dar paso a la segunda opción, pero cada vez que nos acercábamos a Sierra Nevada, el panorama nos lo pintaba a mejor.
Sobre las diez menos cuarto de la mañana llegamos a la carretera que da acceso a la Hoya de la Mora, donde comenzamos a caminar , ese paraje de la Hoya era nuestro primer objetivo a 2.500 m de altura, con la esperanza que una vez allí y según el panorama decidiríamos sobre qué hacer.
Pero he aquí que los dioses del Olimpo se aliaron con el grupo y con la gran cantidad de excursionistas y senderistas que esa mañana estaban dispuestos como nosotros a no dejarse intimidar, solo por las nieblas que a velocidades de vértigo pasaban por encima del macizo montañoso, con un sol de lujo y una temperatura casi primaveral a pesar de la altura y de la época del año.
Un pequeño descanso, para echarle algo al cuerpo, bajo la imagen de la virgen de las nieves, tras el cual, la foto de grupo dio paso a cargar con las mochilas, enfundarnos los bastones y comenzar la ascensión.
Los primeros tramos de subida al Veleta discurren por un terreno serrano plagado de plantas típicas de estas alturas, sobre todo piornos, y el suelo formado por esquistos pizarrosos que le dan al sendero un color parduzco característico, aun hasta alcanzar los primeros kilómetros de ascenso no había rastro de nieve.
A partir de los 2.700 m comenzaban a verse tímidos restos del manto blanco que a medida que se ganaba en altura iban apareciendo en más cantidad.
El camino de subida se puede hacer o bien por las “trochas”, o veredas que van surcando la montaña en su ascensión o bien por el decrepito asfalto de la vieja carretera que sube hasta prácticamente la base del veleta, esta última opción se hace muy pesada por la cantidad de curvas que dibuja su trazado, por lo que es aconsejable subir “atrochando”, aun que sea mas exigente.
A los 2.800 la nieve polvo, cómoda de pisar era ya nuestra ‘verea’, pocos tramos de la subida estaban a salvo de ella y el sonido de las pisadas, hoyando la nieve le daba al sendero una magia muy especial, estábamos caminando sobre la nieve en un día maravilloso de sol, con algún banco de fría niebla que de vez en cuando, que le daba al grupo de senderistas un aspecto fantasmagórico, las imágenes de la cuerda de personas ataviadas con nuestro inconfundible forro rojo, recortadas sobre la falda blanca serán difíciles de olvidar en algún tiempo.
Así fuimos avanzando hasta lograr llegar a las “posiciones del Veleta”, balcón hacia el barranco de San Juan por la vertiente izquierda, donde el paisaje se abre dejando ver las caras norte del Mulhacen y del pico de la Alcazaba con estas primeras nieves.
Aquí la carretera bordea el veleta buscando el collado de la Carihuela al final de la misma encontramos una bifurcación hay que seguir por la izquierda, donde la ‘verea’ desaparece para dejar paso al camino por el campo abierto a mas de tres mil metros de altura, entre tramos nevados donde es dificultoso el ascenso y tramos sin nieve pero donde las rocas sueltas también dificultaban el avance , además de los síntomas del denominado “mal de las alturas”, que hace que a partir de los tres mil metros de altitud, el organismo necesite mas oxigeno para moverse y respirar realmente cansa, produciéndose pequeños dolores de cabeza e incluso sensaciones de vómitos, algunas personas debido a su constitución física se aclimatan antes que otras a esta sensación, no teniendo problema alguno para caminar a estas altitudes.
Así, poco a poco, como seguros montañeros se coronó la cima del pico del Veleta, a eso de las dos y media de la tarde tras cuatro horas y media de ascensión con los descansos necesarios para afrontar la subida.
Todo un hito, sobre todo para los/as socios/as que por primera vez alcanzaban caminando estas alturas y coronaban esta montaña, la cuarta más alta de la Península Ibérica.
Desde estas alturas, se miraba ya golosamente al pico vecino, el mismísimo Mulhacén, que seguro que caerá cuando se tercie.
Una emocionante imagen en la foto de la cumbre, cual montañeros en una aventura cinematográfica, fue el colofón antes de emprender la bajada, que poco a poco se fue organizando volviendo sobre nuestros pasos, un pequeño grupo quiso conocer el cercano refugio de montaña de la Carihuela y bajaron al mismo para agregarse al grupo un poco más tarde, así todos juntos fuimos descendiendo hasta la Hoya de la Mora, con una niebla que, esta vez sí era persistente y que ya no nos abandono hasta terminar el descenso.
El autobús de Federico estaba presto para llevarnos a casa, pero antes en los chiringuitos que existen en este espacio de ocio, nos tomamos un trago merecido y nos felicitamos todos por la ruta, el día maravilloso de sol, la nieve que nos ha dado alas para caminar y el compañerismo, con unas buenas cervezas levantándolas hacia arriba y brindando por esta impresionante ruta para nuestro recuerdo y para la historia de nuestro grupo.
El club senderista agradece a nuestros paisanos, Mariano Ríos Calvo, como buen conocedor de estos paisajes y sus rutas, su gentileza por acompañar al grupo en este día.
Así como a Paco Ciruela, que como andarín y profesional de la medicina, también fue invitado para caminar con el grupo, como tantas veces lo ha hecho y no dándole nada de trabajo en esta jornada, lo cual nos alegra.
Esperamos y deseamos que ambos nos vuelvan a acompañar en futuras excursiones, solo tienen que pedirlo.
Nuestra próxima salida Ruta nº 3: ll subida al Raspón de los moriscos. (Desde la Resinera). Fecha: domingo 13 de noviembre de 2011. Hora de salida: 8 de la mañana. Lugar de salida: Puerta del ayuntamiento. Dificultad estimativa de la ruta: Alta. Distancia a recorrer: Sobre 16 kilómetros. Duración de la misma, (con desplazamientos y descansos incluidos): Sobre 7 horas. Los desplazamientos hasta la barrera del Puente del Cambril, dentro de la Resinera, se harán en vehículos de los socios. |
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Recomendaciones para la ruta nº 3 (13/11/2011) - Llevar ropa de abrigo y calzado adecuados para la práctica del senderismo. - Llevar comida y agua. - llevar siempre encima vuestra tarjeta federativa, es muy importante. - Se recomienda llevar también siempre en vuestra mochila: toalla y un chubasquero o cortavientos. - Se recomienda llevar unas gafas de sol y alguna crema protectora. - Se ruega estricta puntualidad a la hora de la salida de esta ruta. |
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Si no eres socio de nuestro club y decides caminar con nosotros en esta ruta nº 3, te recordamos que: |
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Imágenes de esta ruta