Caminar imaginando, otra de las muchas caras que nos ofrece el senderismo

Prestos los socios, aún con el recuerdo vivo de nuestra fugaz, pero enriquecedora escapada, a los Pirineos y a Bagnères de Bigorre, nuestro pueblo hermano,  comentada con la memoria reciente  entre nosotros y los compañeros que por diversas causas  no pudieron venir  la pasada semana santa, nos dimos cita el pasado domingo ocho de mayo a las ocho de la mañana,  delante de nuestro ayuntamiento, excepto los socios de Zafarraya que partieron hacia Antequera desde su pueblo.

 Ese era nuestro destino  en esa mañana,  la ciudad de Antequera, corazón geográfico de Andalucía, en el centro de la comarca que lleva su nombre y situada al norte de la provincia de Málaga, considerada punto estratégico en la red logística andaluza, comunicando con la A-92 a Andalucía de norte a sur y de este a oeste, y  con la estación del AVE con el resto del Estado Español.

Todo un lujo de pueblo que no nos podemos perder, merece la pena visitarlo y a una hora y cuarto de camino desde Alhama. (www.antequera.es).

Esta ciudad ostenta el puesto número 22 dentro del ranking  de municipios  más poblados de España, ya que en su término municipal  viven 45.037 habitantes.

Antequera,  fue la antigua Antikaria romana y poblada desde la más remota antigüedad. Conserva un privilegiado y numerosísimo patrimonio arquitectónico desde los dólmenes  de Menga, pasando por la gran cantidad de iglesias, conventos y casas palacio de distintas épocas y estilos arquitectónicos.

El grupo paso por la ciudad a una tempana hora, admirando por supuesto todo lo que aparecía ante nuestros ojos, pero con un solo objetivo,  el de conocer otro monumento antequerano que dista de esta ciudad escasos kilómetros  por la carretera que va desde esta ciudad hasta el pueblo vecino de Villanueva de la Concepción.

En un desvío  de la misma a escasos once kilómetros comienza la subida al objetivo de esta expedición, el Torcal de Antequera.

Aquí el paisaje comenzaba a ofrecer las primeras “formas  escultóricas” que la naturaleza ha tallado a lo largo del tiempo, en  este encantador espacio.

El Torcal de Antequera fue declarado “Sitio Natural de Interés Nacional”, en el año 1929, pero es considerado en la actualidad como Paraje Natural y Parque Natural desde 1989, diversas denominaciones para un sitio único,  afirma  este cronista.

El origen del Torcal se pierde en la noche de los tiempos y surge por la “caprichosa coreografía” que el agua y el viento generan en sus bailes de millones de años.

El grueso de la expedición fue llegando a la hora acordada y poco a poco el resto de “Jameños”, nos fuimos incorporando.

Teníamos previsto como grupo visionar en la sala de audiovisuales del espectacular y moderno centro de visitantes, un video de presentación, donde una preciosa historia nos metió de lleno en la magia que íbamos a contemplar durante la ruta que teníamos previsto hacer en esa mañana, así sobre la diez y media de la mañana y tras la visita al mirador natural de las Ventanillas a 1.300 metros sobre el nivel del mar que nos dio la conciencia de a donde estábamos, con las vista hacia el sur de la provincia de Málaga. Al fondo la sierra antequerana y el pueblo de Villanueva de la Concepción, tras esta sorprendente y  corta visita  comenzamos a recorrer el sendero amarillo del Torcal.

Este sendero es de dificultad baja, igual que el sendero verde apto para todas las personas que quieran darse una vuelta por esta maravilla natural.

El sendero elegido por nuestro grupo, nos fue introduciendo lentamente en el corazón del Torcal conocido, poco a poco las imágenes de las formas caprichochísimas de las rocas calizas iban atrapando la imaginación de todos los senderistas. No había piedra, rincón, árbol, flor o planta que no nos detuviera para contemplarlas, el paisaje era de cuento fantástico, irreal en muchos tramos, haciendo a esta ruta muy atractiva, dándole a las rocas esculpidas nombres tan caprichosos como el sombrerillo, la esfinge, el camello, la jarra, la aguja, los binoculares, el macetón, el tótem…  como resultado de  un sinfín de formas en este bosque de piedra.

Caminar por este escenario natural es muy reconfortante, le da al senderismo otra perspectiva, la de andar, contemplar e imaginar  pero más pausadamente,  porque cualquier rincón lo merece.

El grupo hizo un par de reagrupamientos, en uno de ellos elegimos un fondo impresionante para nuestra foto de grupo, entre unas agujas de piedra que apuntaban hacia el cielo.

Un cielo azul, que nos regalo este día, donde nos acompañaron algunas personas por primera vez y que se lo pasaron genial con nosotros, de lo cual nos alegramos mucho.

El toque final de la jornada fue la visita al monumento natural del “Tornillo”, símbolo de este Parque Natural y que esta  a  escasos quinientos metros del aparcamiento, allí contemplamos esta caprichosa forma que,  para unos tenia forma de tornillo y para otros de hamburguesa de siete pisos, para otros era una extraña seta, este es el atractivo del Torcal donde se camina y se imagina a la vez...

Nosotros seguiremos en próximas temporadas visitando este  paraje sin igual, queremos recorrer la ruta roja que  es la  más difícil y también subiremos al Torcal por el precioso  sendero de la Escaleruela para conocer y admirar este entorno natural como se merece.

Imágenes de la ruta