Cientos de pasos a través de la nieve

Los partes meteorológicos consultados, como siempre días y horas incluso antes de cada salida, daban el pronóstico de “posibles chubascos de nieve o agua nieve”, justo en las horas en las que iba a transcurrir la ruta de ese día.

A la hora de la salida 44 personas, dábamos por hecho de que la ruta seria única, por su recorrido, diseñada para conocer una zona que hasta este día no habíamos recorrido, así que tras colocarnos todos a modo de “juego de tetris”, en los diferentes vehículos, iniciamos la caravana que por la carretera de la Chorrera nos daba acceso por el nuevo carril de los Morales hasta el viejo caserón del cortijo de las Pilas del Carneril, justo donde acaba el asfalto del remozado camino.

El amplio aparcamiento junto al cortijo fue el inicio de la ruta numero 8, de esta temporada. A esa hora de la mañana y a esas alturas, ya que desde este punto estábamos casi a los 1.000 metros, el frío se hacía notar, por lo que la vestimenta apropiada para el frío fue apareciendo entre los senderistas, gorros ,bragas de cuello, guantes, cortavientos, toda una gama de prendas, íbamos forrados ”como las cebollas”.

La vereda comenzó por el camino cementado, en subida, que aparece detrás de este cortijo. Trazado a  media ladera va poco a poco tomando altura, entre almendros y con el Barranquillo de las Pilas a la derecha, poblado con  la vegetación típica del monte mediterráneo que en extensas manchas se reparte por toda esta zona, principalmente son encinas, retamas, aulagas tomillos, romeros, etc. Todo cubierto de un color blanquecino por la incipiente nevada de esa mañana.

Siempre en subida, una pequeña cañada en desuso junto al cortijo del Pino, conocido por ser el escenario de un programa de Canal Sur TV, llamado, “Cortijo 1907”, donde un grupo de personajes imitaban los modos de vida en los antiguos cortijos a comienzos del pasado siglo.

Esta cañada nos llevó al camino de los Llanos, que seguimos en dirección sur con las vistas impresionantes de las Sierras de nuestro Parque Natural completamente blancas. Aquí a esta altura la nieve era algo más perceptible en las tierras de alrededor, el cruce de caminos para comenzar a descender hacia el camino del cortijo Liñán se encuentra a casi 1.150 metros de altura, estábamos en los conocidos Llanos de la Ginesta, por lo que la sensación de frío era más intensa.

Comenzamos a descender tras un reagrupamiento, ya en bajada el camino pasa de la tierra de labor a un pequeño encinar, y un poco más abajo entre almendros, algunos ya en flor, pasamos primero por Liñán alto, cortijo muy antiguo con alguna obra nueva y sin dejar este antiguo camino desembocamos en Liñán bajo, donde existe una fuente de agua que corre entre unas  pilas de piedra rectangulares bajo un quejigo de gran porte, que seguro que en épocas de calor , hará de este espacio un agradable rincón de descanso.

Aquí hicimos un pequeño descanso, el cortijo está casi en ruinas pero conserva aun algún recuerdo de su pasado señorío, de este punto hasta la carretera del Pantano, que era nuestra próxima vereda a seguir nos separaban un kilómetro escaso, el camino va descendiendo al lado de un barranquillo por la llamada loma del Espinar.

La carretera nos dejo, a los pies de la desembocadura del trasvase del río Alhama, lo que se conoce como “el túnel”, bajaba completamente seco, este tiene una longitud de 9,5 kilómetros, repartidos en cinco tramos, naciendo en la presa de derivación existente al lado del restaurante El Ventorro, a las afueras de Alhama en dirección a Játar.

Justamente cuando estábamos contemplando el aliviadero del Pantano, la meteorología, aunque ya un poco antes percibimos que caía algo de nieve, pero incipiente, aquí nos confirmó lo que ya seria la tónica durante todo el resto de la ruta, lo que eran unos copos esporádicos se convirtió en minutos en una nevada, y así entramos al poblado del pantano con una visión casi fantasmagórica de este lago artificial, inaugurado en el año 1961, por el mismísimo caudillo.

La escena en el mirador del cañón de los tajos del río Cacín, no la olvidaremos en bastante tiempo, contemplando este tremendo barranco con alturas de más de cien metros a través de la intensa nevada. La vereda pasó desde aquí a la parte  posterior del poblado, entre un pinar,  para entroncar con  el camino de la Navilla, que va pasando por  tierras de olivos, almendros, entre antiguos cortijos y cultivos bajo plástico. El grupo llegó hasta el puente del río Cacín, que no pudimos contemplar como hubiéramos querido, al igual que las cercanas minas de yeso, pero la imagen del puente bajo la intensa nevada, no tiene precio.

Un rápido descanso con la nevada sobre nosotros algo refugiados bajo los árboles de la cuneta de la carretera que va en dirección a Cacín, nos dio fuerzas suficientes para afrontar el  tramo de la ruta más dificultoso, la subida por el camino del cortijo de Rosado bajo, hasta la carretera.

La nieve aunque persistente, comenzó a aflojar en este tramo, el piso del camino estaba algo resbaladizo, pero a medida que íbamos tomando altura, iba mejorando lo que agradecimos, porque añadimos a lo que nos estaba cayendo encima, el barro en las botas, de esta manera y poco a poco llegamos hasta la carretera y a reagruparnos, la nieve hizo un descanso con nosotros y paro también.

Ya solo faltaba el último tramo de esta dura ruta, justo al lado de la carretera el carril seguía hacia el oeste en dirección hacia el camino asfaltado de los Llanos de María Tomasa, camino que va hacia la planta de transferencia de basuras, el paisaje que aparecía ante nosotros completamente nevado era idílico, pero el frío en estas alturas nos llevaba a la cruda realidad, seguir caminando, en los Llanos la nevada había dejado casi cinco centímetros de espesor.

El final de ruta estaba ya cerca, a escasos dos kilómetros, el último tramo, discurrió por la parte de los Llanos denominada “Cruz de Ontiveros”, este tramo de la ruta ya en bajada nos llevó hasta los coches, cinco horas y diez minutos después de la salida. Esta aventura a través de la nieve había felizmente concluida.