La competición no es solo ganar o perder, se trata de aprender a vivir.
Los mas peques realizan las pruebas pertinentes para conseguir su premio, en esta ocasión el llavero con el emblema del club.
Cuando un niño pisa un tatami, o un podio, no solo está peleando con alguien. Se enfrenta a sí mismo.
El miedo la ansiedad el valor la frustración y todo esto, dentro de un ambiente seguro, rodeado de gente que le anime.
Cada campeonato es una verdadera oportunidad para madurar, allí, el niño aprende a controlar sus sentimientos, a mantenerse concentrado bajo presión, a levantarse después de caer, y a entender que el esfuerzo no es una garantía de victoria, sino un camino hacia el crecimiento.
Es una preparación para la adultez, donde los desafíos son diarios, los "oponentes" son internos, y el mayor logro es no rendirse.
Competir de una manera saludable enseña empatía, disciplina y autoconciencia.
El niño que hoy compite, se fortalece para el mundo del mañana, ya que las medallas se oxidan, pero lo aprendido para conseguirla se queda para siempre.
Lo que no entrenas no aparece en el combate
La concejalía de deportes colabora con el karate alhameño.