Amparo Ariza, cinto negro karate… ¿a tu edad?
Probablemente Amparo Ariza Redondo se ha enfrentado a esta pregunta en numerosas ocasiones.
Alhama-Ippon
Amparo había deseado practicar karate desde muy niña, pero las circunstancias de cada cual hicieron retrasar ese deseo hasta que llegó su momento.
Empezó por llevar a su hijo, en breve a su hija y por último comenzó ella.
Sus dos hijos actualmente poseen el cinturón negro 1º dan, y ahora Amparo también.
Ha terminado una etapa en su deporte favorito a concluido con éxito un paso en su vida, un paso largo de nueve años hasta la obtención del ansiado reconocimiento a un sueño de adolescencia, hacer, practicar, saber Karate, ser Kuro Obi, (cinto negro).
Tiene un mérito añadido, a su trabajo como ama de casa (con todo lo que ello conlleva), se añade su trabajo como técnico auxiliar a domicilio, sus estudios de auxiliar de enfermería, los entrenamientos habituales, así como la incursión en la competición en karate, donde ha cosechado numerosos triunfos. Toda una heroína que cuenta con el apoyo de su marido e hijos.
Amparo es ejemplo, tenaz, guerrera, colaboradora, y en competición no pierde su sitio.
“Los aplausos pasan las medallas se oxidan y a los campeones se les olvida, sin embargo, el ejemplo es para siempre”
El karate añade a un desarrollo muscular completo y totalmente bilateral un trabajo de potenciación de la resistencia y el fondo, además de una mejora de la elasticidad, adecuándose siempre a las condiciones físicas y la edad de cada practicante, con el único objetivo de superarse cada día a uno mismo. Esto lo convierte en una de las actividades en las que menor número de lesiones se producen entre los veteranos.
Si esto no bastase, la estructura de una sesión de karate, que empieza y acaba con unos momentos de meditación –mokuso- y que exige una completa atención a las instrucciones del maestro, favorece una completa desconexión mental durante su duración.
No es necesario mencionar los beneficios que eso comporta para las personas que cargan con responsabilidades familiares y laborales en la vida diaria.
Por todo esto, y por otros motivos, se practica karate.
Sí, a cualquier edad.