La Guardia civil en Jayena a través de la prensa histórica 1899-1936 (I)

La primera noticia de la que tenemos constancia de la guardia civil en Jayena, en la prensa la encontramos, como no podía ser de otra manera, en El Defensor de Granada diario político independiente número 10364 año 1899 31 de enero, donde se da parte de la detención de dos hermanos José y Antonio Ruiz Aguado. 

 El 7 de febrero de ese mismo año se da cuenta en otra breve noticia de la detención de un tal Félix Muñoz. O el rescate de una cabra hurtada a Wenceslao Pérez en Arenas del Rey el día 8 febrero, en noticia publica el día 14 de febrero en su número 10378. Pero es en el número 10387 del 23 de febrero de 1899, donde se informa con más detalle de la importancia de la entrada en funcionamiento del nuevo puesto de la guardia civil en Jayena, en el mes de enero de 1899. “La del nuevo puesto de Jayena del que es digno jefe D. José Jiménez Reina está siendo objeto de muchos elogios por los excelentes servicios que viene realizando. El día 27 del pasado enero fueron capturados por el comandante del puesto Sr, Jiménez Reina y guardias a sus órdenes Miguel Medina Zapata y Andrés Rivas Rodríguez, en el sitio denominado Sierra de Jayena, los paisanos José y Antonio Recio Aguado, vecinos de Fornes, que estaban condenados a ocho años de presidio. El día 30 del mismo mes fue capturado el vecino de Fornes Félix Muñoz Aguado, autor de tres disparos que con un revólver hizo a un hermano suyo. La captura fue hecha por el comandante Sr. Reina y el guardia Miguel Medina Zapata.

 A partir de entonces se sucederán las noticias de acciones realizadas por el puesto de la guardia civil de Jayena, ya fuera por robo de reses, regentar casas de juego ilegales, o detener prófugos de la justicia, reclamados por destinos delitos.

En enero de 1899, la comarca Alhameña solo contaba con los puestos de la guardia civil de Zafarraya y Alhama, que debían de cubrir un extenso territorio

 Hasta la entrada en funcionamiento del puesto de la guardia civil de Jayena, en enero de 1899, la comarca Alhameña solo contaba con los puestos de la guardia civil de Zafarraya y Alhama, que debían de cubrir un extenso territorio al que no daban abasto. Por ello la jurisdicción, comprendida entre Játar, Arenas del Rey, Fornes y Jayena, contaba con una alta tasa de criminalidad, que en muchas ocasiones quedaba impune, haciendo que la sensación de inseguridad fuera abundante entre la población. Por lo que se llevaba tiempo denunciándose la necesidad del establecimiento de un puesto de la guardia civil en la jurisdicción comprendida entre Játar, Arenas del Rey, Fornes y Jayena. El Defensor de Granada en su número 7900 1ª edición de 30 de julio de 1895, en la noticia que publica bajo el título, Tres robos así lo pone de manifiesto: La necesidad de que se establezca un puesto de la Guardia civil en la extensa zona que comprenden los pueblos de Játar, Arenas del Rey, Fornes y Jayena, asunto de que repetidas veces nos hemos ocupado, demuéstrese cada día con nuevos hechos criminales, muy difíciles de evitar, a pesar de todo el celo y energía que despliegan los individuos de la benemérita, estando como está encomendada a un escaso número de guardias la vigilancia de una dilatada extensión de terreno, donde simultáneamente es imposible que la seguridad de las propiedades y personas esté garantida si no se hace un razonable aumento en la referida zona. En confirmación de lo que decimos, nos escriben de Játar que en el espacio de pocas noches han sido robadas doce caballerías, de las cuales cinco eran propiedad de un vecino de Cacín, labrador del cortijo de Capacha, dos de D. Francisco Ramos vecino de Arenas del Rey y cinco de otro vecino de Fornes. La Guardia civil del puesto de Alhama trabaja activamente en el descubrimiento de los autores de los referidos robos.

 Muchas e innumerables fueron y serán, las actuaciones del puesto de la guardia civil de Jayena, desde aquel mes de enero de 1899 en adelante, unas más afortunadas que otras. La prensa de los años sucesivos hasta 1936, está llena de esas actuaciones. El año 1907, fue para los guardias un año turbulento, por citar algunas la intervención en el año 1907, fueron convocados para garantizar el orden en la huelga de los trabajadores de la Unión Resinera Española. Defensor de Granada número 14021, año 1907 10 de octubre. Actuaron en el incendio de la fábrica de la Unión Resinera Española, como publica El Defensor de Granada, en su número 14350 año 1907 noviembre día 15. Gran trascendencia tuvo así mismo la guardia civil del puesto de Jayena, en la detención y esclarecimiento del doble crimen, noticia que el Defensor de Granada publica bajo el título · El asesinato de Arenas”, acaecido en Arenas del Rey, y que diera nombre a uno de los parajes más conocidos en las poblaciones de la zona, Arenas del Rey, Fornes, Játar y Jayena, en el río Cebollón, y que no es otro que las Cruces de Mazajate. El crimen tuvo lugar el día 13 de agosto de 1916. Varios medios dieron la noticia el día 18 de agosto, entre ellos, El Defensor de Granada número 17455 año 1916, 18 de agosto, o la Gaceta del sur número 3946 año 1916, 18 de agosto. En su edición del día 28 de agosto El Defensor de Granada número 17465 publica que la Guardia civil de Jayena ha resuelto el crimen tras una hábil investigación.

 Hasta la construcción de la actual casa cuartel que hoy se conoce en Jayena ubicada en la Avenida Mediterráneo, cuya edificación fuera promovida por Regiones Devastadas, (DGRD) (dentro de las campañas de reconstrucción del régimen franquista en la posguerra española, trabajos realizados con trabajo esclavo, la ubicación del puesto de la guardia civil de Jayena se encontraba en las dependencias de la Casa Grande, en la plaza de la Constitución, aledaña a la iglesia parroquial. Esta casa solariega, además hacía las veces de residencia de los administradores en Jayena de los Marqueses de Campotéjar, quienes eran propietarios de dicho edificio. Muchas veces, en estos primeros años, se vio la guardia civil obligada a actuar bajo los intereses políticos, de los altos estamentos. Señalar el caso de las protestas y disturbios de 1907, tan relevantes que el Diputado por Alhama, Montes Jovellar, y Luna Pérez llevaran al Congreso, en estos casos la benemérita estuvo del lado de los marqueses, llegando a encarcelar al alcalde. Así se relata en El Defensor de Granada número 14380, año 1907 20 de diciembre. Se reproduce un fragmento de la exposición de Montes Jovellar en el Congreso sobre el tema; Sres. Diputados! ¡Con que amargura vería este pueblo que aquel alcalde que ha impuesto, su autoridad y ha conseguido que no se cometan desmanes, es encarcelado! ¡Con que amargura vería que lo mismo ocurre con el juez municipal, con el médico y con otros vecinos!¡Y con qué amargura vería, por fin, que la Guardia civil estaba alojada y estaba comiendo en casa del opresor del pueblo o por lo menos de su representante; en disturbios, ¡porque no otra que esa persona es la que ha tenido la culpa de los hechos allí ocurridos! Yo entiendo, señores diputados, que el gobernador civil, y repito que lamento con toda mi alma tener que exponer esto ante la cámara; porque sólo respeto y consideración; me merece esa persona; pero, a pesar de esto, no tengo más remedio que llamar la atención al congreso. Yo entiendo y repito, que el Gobernador civil no ha debido hacer lo que ha hecho; no ha debido dar satisfacciones a una de las partes, que sólo deben recibirlas de las resoluciones judiciales; no ha debido acceder a las detenciones que, como digo, le pedía una de las partes, y tampoco debió delante de ella dar instrucciones a la Guardia civil, sino que lo que ha debido hacer es limitarse a mantener el orden y a tratar por igual a las dos partes que intervenían en el asunto, hasta tanto que los Tribunales hubiesen resuelto quien, había promovido los hechos y quien era el que había faltado. Desarrollados así los sucesos, entiendo que las detenciones que se han llevado a cabo han sido arbitrarias. Yo creo que no se ha cometido delito ninguno; pero vamos a suponer que se hubiera cometido. ¿Es de tal gravedad este delito, es de tal magnitud, que exige dictar un auto de prisión y tener en la cárcel al alcalde, al juez municipal, al médico y a varios vecinos? Y, sobre todo, Sres. Diputados y sobre esto llamo la atención muy especialmente del Sr. ministro de Gracia y Justicia, ¿es de tal magnitud el hecho que se ha cometido que es necesario privar a cuatro o seis pueblos de la asistencia médica teniendo en la cárcel al médico de esos pueblos? Si ese médico ha delinquido, muy bien que se dicte un auto de procesamiento contra él; pero un auto de prisión en las circunstancias expresadas, yo entiendo que no ha debido dictarse y que no puede consentirse. Tengo la seguridad de que el Sr. ministro de Gracia y Justicia ha de adoptar las medidas necesarias para que todos los detenidos sean puestos enseguida en libertad; debiendo además comunicar a S. S. que son varias las cartas y telegramas que he recibido de familias de esos pueblos que tienen enfermos en sus parientes y deudos, diciéndome que se encuentran sin asistencia facultativa y que ponga los medios para que no continúe tal situación. Yo, repito, me permito rogar al señor ministro de Gracia y Justicia que tome en el asunto una intervención tan enérgica y tan rápida como sea necesaria. Ruego al Gobierno que lleve la tranquilidad al pueblo de Jayena, como puede hacerlo, no sólo con las palabras, sino con los hechos, que le lleve la tranquilidad, asegurándole que si se ha cometido por alguien algún exceso será corregido, asegurándole que todo lo tristemente ocurrido no puede prejuzgar la cuestión que se está discutiendo; porque en el pueblo de Jayena se teme. y no es de extrañar vista la parcialidad y favor del gobernador en favor de uno de los contendientes, que al resolver la cuestión no exista la imparcialidad que debe haber y que no queden triunfantes la justicia y la razón. Yo procuro desvanecer esas ideas, lo procuro con mis palabras, asegurándoles que no deben temer; pero, señores, los hechos han sido demasiado elocuentes.

...uno de los lugares claves en la sublevación militar del golpe de estado e inicio de la guerra civil en Jayena

 La Casa Grande, (símbolo en Jayena del poder señorial y el feudalismo), será también uno de los lugares claves en la sublevación militar del golpe de estado e inicio de la guerra civil en Jayena. El fragmento del texto que a continuación se reproduce me fue facilitado hace algún tiempo por José María Velasco Castro, al que agradezco dicho gesto.

 Se trata de un fragmento del libro titulado “Rojo y azul en Granada”. Es un “panfleto” propagandístico de Ángel Gollonet publicado en 1.937 donde narra, desde su punto de vista e ideología, los hechos que ocurren en Granada y en algunos pueblos de la provincia durante los días que siguen al golpe de estado. Por lo que se refiere a Jayena cuenta:

 “Al conocerse el día 24 de Julio la iniciación del movimiento salvador, el sargento de la Guardia Civil comandante del puesto declaró el estado de guerra y redujo los pequeños grupos de agitadores de la localidad, así como algunos que llegaron de pueblos vecinos que aún estaban en poder de los marxistas. El pueblo quedó en absoluta normalidad, pero aislado completamente de Granada y de otras localidades.

 Durante catorce días la normalidad o se perturbó lo más mínimo. El día 6 de agosto el aspecto del pueblo cambió de un modo radical. En las inmediaciones apareció una horda salvaje de individuos de la F.A.I. de Málaga, que se dedicó a asaltar y arrasar todos los cortijos que encontraban a su paso, entre ellos los de las Villas, Ochíchar, Los Frailes, La Torrecilla, etc. Terminada su obra devastadora, atacaron el pueblo de Jayena, único de aquellas inmediaciones que se había sumado al movimiento nacional.

 Ante la inmensa superioridad numérica de los atacantes, el sargento de la Guardia Civil, nueve guardias, el falangista don Antonio Rodríguez Romera y el requeté don Antonio Montávez, en unión de cuarenta mujeres y niños, se encerraron en el cuartel de la Benemérita y en la Casa Grande, propiedad de los herederos de don Fermín Garrido, y allí se hicieron fuertes contra las turbas rojas.

 Durante más de treinta horas los rojos no cesaron ni un momento de disparar sobre las casas en que estaban los elementos de orden. Esfuerzo inútil. El corazón esforzado de los defensores no desmayó ni un momento. Y bastantes de los milicianos rojos besaron el suelo abatido por certeros disparos de los que con tanto denuedo se defendían. El fuego de los sitiados impedía, más que por su importancia material, por el pánico que sembraba en las filas rojas, que las huestes del marxismo se atrevieron a dar el asalto definitivo. Ante la falta de valor, los rojos recurrieron a la traición. E incendiaron los edificios colindantes con las casas sitiadas para que el fuego se propagara a éstas y perecieran abrasados sus defensores.

 En la amplia comarca alhameña sólo resistirán a las huestes izquierdistas los guardias civiles de Jayena, pero el 7 de agosto deben de renunciar a sus posiciones, y replegarse junto a seguidores de los sublevados sobre Padul y Granada

 Lo que vino después, bueno eso es otra historia.