Cuando Manuel habla de sus vivencias en la “Finca de La Resinera”, siempre lo hace con afecto, y no, sin dejar escapar algún suspiro de emoción, acompañado de alguna lagrima furtiva.
En la actualidad, el complejo y Conjunto Industrial de la Resinera de Fornes, en Arenas del Rey, Según La Delegación Territorial de Fomento, Infraestructuras, ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico de Granada. Fundación Juanelo Turiano, está inscrito con la figura de protección de Conjunto industrial de la Resinera de Fornes, Granada, 2017.
Manuel Arias Funes, en este relato, nos da pinceladas de su infancia y experiencias vividas, en la Finca del Pinar de Alhama, y Monte de Corzola, que es el nombre histórico y real, con el que se denomina la conocida por los lugareños como Finca de La Resinera, de la que es dueña la Junta de Andalucía.
Agradecer la colaboración a su nieta Yasmina María Valero Arias, que es quien realmente ha transcrito la historia de su abuelo, y coautora por tanto de este artículo.
Cuando Manuel habla de sus vivencias en la “Finca de La Resinera”, siempre lo hace con afecto, y no, sin dejar escapar algún suspiro de emoción, acompañado de alguna lagrima furtiva. Pero dejamos ya el relato recogido por Yasmina María Valero Arias, sobre las vivencias de su abuelo.
Tan solo dos años antes de que Manuel iniciara su vida laboral en el complejo industrial de la fábrica de la Unión Resinera Española, en 1954 se había realizado la ampliación de la colonia industrial, con la construcción de la escuela y la ermita, que servía como templo. En 1958 la fábrica alcanza su máximo histórico en producción, Es a partir de 1902 cuando la fábrica de la Resinera de Fornes comienza a producir siendo ese año la producción de colofonia de 312 barriles y 23.000 kilos de trementina. Ya en 1920 la fábrica contaba con dos alambiques a vapor que en 1925 trataban 638.297 kilos de miera, al año siguiente en 1926 la cantidad ascendía a 719.417 kilos, en 1928, 841.019 kilos, y en 1929 se llegó a 904.457 kilos. En la década de los años 50, también se ampliarán las instalaciones, se construirán 11 viviendas en la denominada Calle del Río, se construye también un muelle cubierto en la parte oeste del patio, así como un economato o tienda, y se elevará de altura la chimenea. En 1966 el número de empleados de la fábrica asciende a 48. Es por tanto uno de los periodos dorados y de auge en la colonia industrial, y el joven Manuel Arias Funes lo vivió de lleno.
Mi nombre es Manuel Arias Funes, nací en un pueblo llamado Jayena en el año 1946, soy de hijo de Félix Arias Rivas y Carmen Funes Navas. Mi abuelo Manuel Arias Redondo trabajó en la Unión Resinera Española, (fincas del Pinar de Alhama y Monte de Corzola), durante muchos años, trabajaba regando las alamedas que en aquellos tiempos eran bastantes las que había en la zona de Jayena, dejó este trabajo a una edad bastante avanzada, aunque le estuvieron mandado el sueldo hasta que falleció con 105 años.
Mi abuelo había llevado al principio muy mala vida ya que estuvo en la zona roja y en la cárcel durante la mayor parte de su vida algo que le llevó a pasarlo bastante mal.
Mi padre Félix Arias Rivas, trabajó también en la Unión Resinera durante muchos años, tenía el cargo de vigilante jurado y durante el tiempo de las resinas se dedicaba a vaciar los cantaros que llegaban de la sierra a unos vacíes que había repartidos sobre toda la sierra.
También se dedicaba en el tiempo del esparto a pesar a los arrieros que llegaban con este, en otras épocas se dedicaron también a poner mimbreras y choperas en los ríos con gente de Jayena y de Fornes, he de destacar que todo el trabajo que realizaba mi padre lo hacía a pie tomándose tiempo desde la madrugada para que le diera tiempo a realizar todo el trabajo que tenía acumulado, y esta fue la trayectoria de él mientras estuvo aquí.
Como he dicho anteriormente nací en Jayena en el 1946, he de decir que mi niñez no fue ni mala ni buena, ya que ni a mí ni a mis dos hermanos no nos faltó de comer. Con 14 años comencé a trabajar en la Unión Resinera, allí era conocido como Manolo “el jayenero”. Comencé como pinche y al poco tiempo llegué a hacer un poco de todo, es decir me dedicaba a hacer lo que me mandaban ya fuera vaciando resina, vaciando colofonia o en la placeta cortando y metiendo madera a la fábrica de sierra.
En el año 1956 empecé a trabajar junto a mi padre. Trabajaba echando líquido a los nidos de las orugas de los pinos, fumigábamos también los álamos negros que había en los carriles y cuando se terminaba la temporada del líquido me quedaba en la fábrica sacando los fosos de los bancos de sierra y haciendo otros trabajos más que me mandaban. Me acuerdo de que sacábamos al porche de la fábrica paquetes de tablillas que hacíamos para que las cargaran los camiones y las llevaban para Marbella.
También íbamos a la sierra a cargar camiones de monte que llevaban los mismos camiones de la resinera a los tejares de Alhendín, Agrón y a un hombre que era conocido como el ‘tejonero’. Este monte lo arrancaban los resineros que acababan de hacer la temporada de la resina y para que no se quedaran parados les daban trozos de monte para que los arrancaran y los hicieran haces que cargábamos nosotros para estos tejares. También entonces en aquellos tiempos pues solía llover bastante y teníamos que arreglar carriles para que pudieran transitar los camiones con las maderas y las resinas.
Las maderas que bajábamos con los camiones eran de cortas que se hacían en la sierra de la Unión Resinera. Las bajábamos a la fábrica donde había una explanada bastante grande, descargábamos la madera y cortábamos con serrones a mano, cada uno en un extremo del serrón. Teníamos que cortar los palos de madera a las medidas que nos indicaban las curvas que tenían los pinos y siempre debíamos de tratar de igualarlos para que fueran lo más igualados posible. Y de estos palos sacábamos maderas y cajeríos de todo tipo.
En la temporada de invierno se plantaban alamedas y mimbreras y he de decir que le dedicábamos bastante tiempo a la siembra de estos árboles en todos los ríos de la empresa de la resinera. Hacíamos todo tipo de trabajos y todos ellos dentro de la misma empresa. Otro trabajo que hacíamos cuando llegaba el verano era el de encerrar la paja para tres yuntas de bueyes que tenía la resinera para ahorrar las maderas. Se encerraba la paja en la Venta del Vicario ya que allí había un pajar bastante grande. En el verano, en el tiempo de la resina, estábamos continuamente vaciando barriles de resina en la destilería, donde se destilaba la resina, de la cual, salía aguarrás y colofonia.
Como era verano hacía mucho calor allí en ese tiempo y sobre todo cuando venía la última resina, que se llamada albarraso, llegaba a la fábrica muy dura y nos costaba mucho sacarla del barril. Finalmente, la conseguíamos sacar echándole aguarrás y moviéndola mucho conseguíamos vaciar el barril.
Cuando terminaba la campaña de la resina se limpiaba toda la fábrica. Fuera de la fábrica había un depósito de muchísimos litros para el aguarrás y cuando se la llevaban nos mandaban a limpiarlo por dentro. El depósito por la parte de arriba no tenía tapadera, entonces teníamos que bajar por unas escaleras y llevábamos mascarillas puestas y raspábamos toda la suciedad que había dejado el aguarrás. Bajábamos solo 1 personas ya que solo podíamos estar 5 minutos allí abajo, entraba uno y salía el otro y así porque no se podía soportar el olor del aguarrás.
También salía la colofonia, que al principio salía echa líquido, quemaba mucho y la teníamos que envasar en sacos de papel. Después al día siguiente cuando ya se había enfriado el líquido de la colofonia los metíamos en una nave que había dentro del patio de La Resinera.
Después trajeron unos envases que se llamaban bidones de chapa galvanizada de 200L y los sacábamos de la fábrica y los poníamos de pie en la plaza del patio de La Resinera. Los sacábamos poniéndolos encima de listones de madera para que no hubiera humedad en los bidones. Esto costaba mucho trabajo porque no tenían molduras y eran completamente lisos (hay unos que son con forma de huevo que si permitían mayor movilidad). Esto costaba demasiado y ya para colmo había que ponerlos unos encima de otros y más encima que era en la mitad del verano.
Pasamos ya a medida de todo este tiempo yo voy alcanzando más edad y me van dando trabajos de otra manera, como por ejemplo ayudante de camión y ya iba a por resina a la sierra y a recoger las maderas.
Estuve de ayudante con Joseico ‘el cortijo’, empezamos con un camión Chevrolet militar y lo tuvimos mucho tiempo. Después nos cambiaron el camión y nos dieron un Thames trader, que estaba nuevo y al principio solo hacia viajes de carretera como Málaga, Huelva y a la Cruz de Lago en Armilla, ya que tenía dicha compañía un terreno y naves de propiedad de la empresa.
Llevábamos sacos de colofonia y se almacenaba hasta que de allí ya la repartían para muchos sitios.
Estuvimos también un tiempo con el camión nuevo y vamos un día a Marbella y en Vélez Málaga tuvimos un accidente rozándonos con un motorista. A Joseico le quitaron el carnet de conducir por un año, y como andábamos mucho en la sierra nos cambiaron el camión que teníamos Thames trader y se lo dieron a José Molinero y a nosotros nos dieron el que primero habíamos tenido.
Cuando paso un año aproximadamente José Molinero cae enfermo y deja de conducir el camión que habíamos tenido nosotros, ya que José había cumplido el año de arresto del carnet de conducir y se nos quedó el camión nuevo otra vez para nosotros.
Seguimos trabajando con este camión bajando maderas, llevando tablones y tablillas de cajerío de todo tipo a varios sitios como Marbella que ese era el principal sitio al que íbamos.
Cargábamos maderas a mano, íbamos tres hombres más y yo, que era el ayudante, poniendo unos palos tumbados sobre la carrocería del camión Y rodando hasta que subíamos los palos al camión costándonos mucho trabajo.
Llevamos un tiempo más con este camión y escuchamos rumores dentro de la empresa de que iban a traer otro camión nuevo para dichos trabajos sobre todo para la madera. El camión era un Comet Pegaso, el cual venía equipado de una pluma para cargar los palos, esto era ya último modelo porque no teníamos que forzarnos tanto y para la empresa era también ahorro de trabajadores, porque en vez de ir 4 trabajadores íbamos el conductor y yo, que era el ayudante.
Por mediación del señor encargado de La Resinera llamado Quintiliano, siempre que me veía trabajando era como que le daba lástima al verme trabajando tan joven me decía estas palabras “vete de aquí que la fábrica la van a cerrar". Pasados siete años decidí dejar mi trabajo por los consejos que me habían dado tanto mi encargado como mis compañeros de trabajo y me fui durante dos años a la Isla de San Fernando en Cádiz, a la marina para ejercer el servicio militar.
Para saber mas
En la actualidad, el complejo y Conjunto Industrial de la Resinera de Fornes, en Arenas del Rey, Según La Delegación Territorial de Fomento, Infraestructuras, ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico de Granada. Fundación Juanelo Turriano, está inscrito con la figura de protección de Conjunto industrial de la Resinera de Fornes, Granada, 2017.