La cueva de Linarejo, cual reptil de sangre fría sufre durante gran parte del año un prolongado letargo.
Enero 2001.- En la comarca de Alhama muy pocos saben que cuando llueve copiosamente la cueva de Linarejo lanzará su tremendo estampido poco antes de que brote de las entrañas de la tierra un potente chorro de agua. Sólo los habitantes de los Ríos, especialmente de Fornes, Játar y Arenas del Rey, en cuyo término municipal se encuentra esta gruta, esperan se repita este misterio de la Naturaleza que se produce unas pocas veces al año y que sólo perdura por espacio de unas horas. La última vez fue el pasado domingo y de seguir la abundante pluviosidad de estos días el fugaz espectáculo podría repetirse.
La cueva de Linarejo, cual reptil de sangre fría sufre durante gran parte del año un prolongado letargo. Sin embargo, cuando la lluvia cae abundantemente sobre la ladera cárstica de la montaña, ésta cobra vida. Entonces un ruido estremecedor anuncia la inusitada fuerza de un chorro de agua que en ocasiones alcanza la bóveda de la gruta. Agua que después se desparrama por la ladera, cubriendo con su lechoso manto las enormes rocas para perderse entre zarzales, mimbres y álamos.
Así lo cuentan los vecinos de la zona “en cualquier momento tras una intensa lluvia se escucha un gran ruido, más fuerte cuanto más alejado se esté de la gruta y a continuación brota de las profundidades de la tierra un gran chorro de agua de más de dos metros de altura”. Al parecer antes del desprendimiento del techo de la cueva sobre el agujero por el que sale el agua llegaba a alcanzar una mayor altura.
Así volvió a ocurrir en la madrugada del domingo, 24 de diciembre. El pluviómetro de Miguel Navas, alcalde de Játar contabilizó en la víspera hasta 66,7 litros por metro cuadrado. Por ello, los vecinos sabían que esa noche o de madrugada volvería a manar la cueva de Linarejo. Antes, dos o tres estrépitos anunciaron la brusca salida del agua. “En ocasiones este ruido es tan fuerte que puede oírse en toda la comarca de Alhama, El Temple, e incluso, en la Vega de Granada”- afirman.
Luego durante varios días, si la lluvia disminuye el caudal de agua también se va haciendo cada vez más pequeño hasta llegar a desaparecer. Conscientes de ello numerosos curiosos no dejan de acudir al lugar para contemplar este fugaz espectáculo. Un vecino nos explicó que “cuando llueve mucho el venero no da abasto y el agua se acumula hasta que tiene que salir por arriba. Ocurre lo mismo que cuando se corta el agua en la casa que, al abrir el grifo sale con mucha fuerza, como a borbotones. Eso es lo que sucede en el interior de la cueva. Se escucha dos o tres veces hasta que sale el agua. Después durante un par de días continúa saliendo cada vez con menos fuerza hasta que sólo sale por la parte más baja”.
Terreno cárstico
La cueva de Linarejo está situada a unos 4 kilómetros de Játar, en el camino de Cómpeta, siendo uno de los nacimientos del río Añales que lleva sus aguas al Pantano de los Bermejales. Para verla con toda su fuerza y atractivo natural hay que acercarse al lugar cuando todavía está lloviendo. Anunciadora de grandes temporales últimamente ha brotado en el mes de octubre de 1999, en que llegaron a caer en Játar hasta 270 litros por metro cuadrado, así como el 2 de abril (70,2 l) y el 15 de abril de este año (64,6 l). La última vez fue el pasado martes aunque tal como está la meteorología es posible que se repita de nuevo antes de la entrada del próximo año. Este fenómeno también se produce en otro lugar de la comarca de Alhama, concretamente en la zona del Robledal donde existe una fuente resurgente denominada “El Bujero” por la que sale el agua en las fechas de mucha lluvia.
Fuentes resurgentes
La carstificación es una forma de erosión muy conocida en todas partes. Se produce exclusivamente sobre rocas calcáreas. El agente modelador es el agua cargada de dióxido de carbono. El agua se filtra a través de las rocas aprovechando las hendiduras y las grietas del terreno. Cuando disuelve las calcáreas, puede formar galerías verticales –las simas- y también horizontales, crea entonces, dentro del macizo calcáreo, una importante, y a veces muy complicada, red de galerías, que con el tiempo llegan a formar las grutas y las cavernas.
El agua va continuando su tarea al disolver la cal y forma ríos y lagos subterráneos hasta que encuentra una capa impermeable que no la dejará seguir con el modelado cárstico. En ocasiones, el agua vuelve a brotar al exterior y da lugar a las fuentes resurgentes.