Juicio a un guardia civil por intentar abusar de varias jóvenes una noche en Alhama

 

El fiscal pide una multa de 800 euros al entender que no cometió más que una falta de vejación porque se dedicó a perseguirlas y masturbarse ante ellas «Si hubiese tenido oportunidad me hubiese hecho algo», sostiene la víctima


 Un agente de la guardia civil se sienta hoy en el banquillo de los acusados por perseguir y exhibirse de forma obscena a varias jóvenes en una misma noche en el pueblo granadino de Alhama. Para las víctimas, este hombre es culpable de un delito de abusos sexuales. Y piden que un juez lo condene a dos años y medio de prisión. Para el fiscal, el acusado, que se encontraba fuera de servicio cuando presuntamente cometió los hechos, es responsable de una falta de vejaciones. Considera que seguirlas, acosarlas y masturbarse delante de ellas no es más que eso. Por ello, solicita como condena una multa de 800 euros. La defensa del agente, por su parte, niega los hechos. Tras la vista oral que se celebra hoy en el juzgado de Lo Penal número 1, la decisión está en manos del juez.

 Los hechos que se juzgan ahora tuvieron lugar en el año 2005. Ya fueron vistos por un juez de Loja. Pero una de las víctimas, al conocer que no había sido la única que aquella noche sufrió el acoso del hombre, consideró que lo sucedido trascendía la mera falta y recurrió para que fuese tratado como un delito. Tras darle la razón los tribunales, ahora es juzgado como tal.

 Según el escrito de acusación formulado por una de las víctimas, Ámala Fernández, los hechos ocurrieron de madrugada. La joven regresaba a su casa tras salir de un bar y, «mientras hablaba por teléfono se percató de que un hombre la seguía a muy corta distancia». El individuo comenzó a increparla. La joven avanzó sola por la calle e intentó esquivarlo, pero no pudo. «Continuó con la persecución durante unos quinientos metros», versa el escrito de acusación facilitado a IDEAL.

Pánico y sorpresa

 En un momento, al ver que no tenía otro camino que un callejón donde «estaba vendida», se dio la vuelta para preguntarle qué quería. Entonces observó que mientras la miraba y le respondía, se estaba masturbando. «Presa del pánico», se refugió en un bar cercano. El dueño del mismo se prestó a acompañar a la joven a su casa y allí comenzaron la búsqueda del hombre, junto a sus padres. Finalmente, lo localizaron en otro bar y una vez allí llamaron a la Guardia Civil. «Cuando vino la patrulla me enteré de que era un agente porque esa noche no estaba de servicio. No me lo podía creer. Me imagino que voy al día siguiente al puesto a denunciar y me lo encuentro en la oficina para tomarme la declaración», apunta la víctima que ha llevado al caso a Lo Penal, Ámala Fernández.

 Para la joven, los hechos son graves; no una anécdota. «Si hubiese tenido la oportunidad, si no hubiese salido corriendo, estoy segura de que me hubiese hecho algo», declaró. «De hecho, como conmigo no pudo, se fue a por otras», añade.

 En el escrito de acusación, que califican los hechos como abusos sexuales sin violencia, citan a una segunda joven que sufrió un episodio idéntico unas horas antes. Otras jóvenes, que eran menores, también están citadas como testigos de los hechos al juicio que se celebra hoy.

20.11.08 - ROCÍO MENDOZA, IDEALdigital

Testimonios de algunas víctimas



 Conocemos el testimonio de una de las víctimas de este individuo, que nos relata los hechos que sucedieron hace tres años en Alhama y, tras los cuales,  esta joven tuvo que recibir ayuda psicológica ya que entró en una depresión que le impedía salir sola a la calle.

 El Guardia Civil en cuestión R.G.G. estaba destinado en Zafarraya, una noche la acorraló en su calle y le eyaculó encima. Cuando llegó a la casa con ayuda de un amigo, y tras relatar lo ocurrido, familiares y amigos fueron a buscar a este individuo,  al no encontrarlo dejaron su descripción en los establecimientos de Alhama por si alguien podía identificarlo.

 A las cinco de la mañana, recibieron una llama de un local de Alhama para que fueran a comprobar si el tipo que buscaban era uno de los que estaban allí. La víctima lo reconoció y llamaron a la patrulla de la Guardia Civil. Entonces fue cuando se supo que el individuo en cuestión también era Guardia Civil, al parecer uno de sus compañeros hizo el comentario; "Este tío no aprende...".  Le detuvieron y al lunes siguiente en Loja reconoció los hechos pero querían dejarlo en falta y una multa de 300 euros, la víctima se negó y recurrió a la Audiencia.

 El miércoles de esa semana, otra vecina conocida de la víctima le contó que a ella le había ocurrido lo mismo en la puerta de su casa, y otras dos niñas más, menores de edad, también le contaron una experiencia parecida, sin embargo los padres de las menores dijeron que no querían denunciar porque el tipo era un guardia civil, de hecho pese a estar citados como testigos no se presentaron.

 El teniente de la guardia civil de Alhama visitó a los padres y les pidió todo tipo de disculpas argumentando que; "Esta no es la Guardia Civil que queremos…".

 Según los padres de una de las víctimas al parecer el inculpado tiene un largo historial en el tema, pero lo cierto es que sigue en el Cuerpo, sabiendo a la perfección como tiene que hacer las tropelías para que la cosa no se juzgue como delito, según nos relatan.