La "Velada de los Romances" 2009, un camino por nuestra tierra



Un repaso al conocimiento de nuestra historia local con el invitado de honor, Ignacio F. Benítez Ortuzar, la mirada a la copla en la actuación especial de Rafael Acejo Martín (en la imagen), en el sentimiento de Miguel de Molina, las intervenciones de las corales de Alhama, y el reparto de una nueva edición de la publicación conmemorativa sobre “La Bandera y el Escudo Heráldico" de la Ciudad de Alhama.

 

  Miguel de Molina  

Una velada muy completa, la que se presenta este sábado, 25 de julio. La Velada de los Romaces llega a su XIII edición y se presentan y anuncian novedades. Una de ellas es la incorporación del romance del ¡Ay de mi Alhama! como pieza fija a la que se invitará a recitar cada año a un alhameño, comenzando éste por un miembro del Patronato, Silverio Gálvez, al tiempo que se pedirá a los colegios que sea conocida y aprendida por los niños y se incluya en los actos que organizan, como elemento que forma parte intrínseca de nuestra cultura, y como elemento que haga conocer, valorar, respetar y cuidar nuestro patrimonio.

 Bandera de Alhama  Escudo de Alhama
La bandera y el escudo de Alhama serán protagonistas en la Velada

Aparte de este proyecto que se presentará en la velada, y la ya anunciada intervención del invitado de honor Ignacio F. Benítez Ortuzar, otro viejo amigo de Alhama, que ha participado en diferentes actividades como presentador del festival, etc. intervendrá Rafel Acejo, en un sentimiento a Miguel de Molina, este ilustre andalúz maltratado, torturado, apaleado y  obligado al exilio por el régimen franquista por "Republicano, rojo y maricón".

¿Quién fue Miguel de Molina?



- Para el régimen franquista un "Republicano, rojo y maricón"

- Sin embargo la llegada de la democracia le otorga "la Orden de Isabel la Católica" reconociendo que «Miguel de Molina se lo merece. Ha sido el mejor en el renacer actual de la copla y sigue siendo el maestro indiscutido de todos. Sirva esta medalla de sentido reconocimiento y homenaje a su entrañable labor representando lo más noble y profundo de España»

MIGUEL FRIAS DE MOLINA,  cantante payo de la Canción Española, conocido mundialmente con el nombre artistico de MIGUEL DE MOLINA, nacio en Málaga el 10 de abril de 1908 y murio en Buenos Aires, en 1993,  hijo de una familia humilde vino al mundo en una Andalucía donde habitaba la pobreza, los terratenientes, el clero de la época, la superstición...y todo ello suponía un caldo de cultivo para provocar una guerra civil como ocurriría posteriormente. Su padre era epiléptico y pasaba los días postrado en la cama. El pequeño Miguel aprendió muy pronto que la vida iba a ser dura para él. Rodeado siempre por mujeres (su abuela, su madre y sus cuatro tías) no fue de extrañar que a los 8 años Miguel y sus amigos organizasen un baile donde se juntaron cuatro chicos y dos chicas. Como no podían formar parejas propusieron a Miguel que se vistiese de chica, y este, con la mayor naturalidad del mundo así lo hizo.  Su madre, preocupada por la educación del niño, consigue que ingrese como interno en un colegio de curas, y allí, uno de los sacerdotes, cuando Miguel acude a una de sus llamadas, intenta besarle en la boca, y el niño tímido y retraído le golpea con un tintero en la frente. Es expulsado del colegio e ingresa en otro de monjas, donde tiene una estancia más normal.



En sus ratos libres se dedica a vender golosinas en la calle y con el dinero que gana acude a presenciar espectáculos de variedades que se celebran al aire libre, y a los 13 años, cuando cree que ya ha aprendido bastante en el colegio, decide marcharse del hogar familiar en busca de nuevos horizontes.  Llega a Algeciras y consigue trabajo en un burdel regentado por «Pepa la Limpia», llamada así por mantener el local como los chorros del oro y sin que allí se produjese nunca ningún escándalo. Miguel es contratado para ayudar en la limpieza del burdel, hacer la compra y cocinar.  Una noche, una de las chicas de la casa se mete en la cama con Miguel, pero no consigue nada de este. Es en ese momento cuando Miguel se plantea cual es su condición sexual, aunque la chica le tranquiliza y achaca su impotencia momentánea a los nervios de la primera vez.  «Pepa la Limpia» y su amante invitan a Miguel a viajar a Granada para presenciar un espectáculo organizado por Manuel de Falla y Federico García Lorca. Desde ese momento Miguel sentirá una gran admiración por Lorca, a quien conocerá personalmente más adelante, aunque de una forma superficial, pese a que ya durante toda la vida de Miguel, los poemas de Lorca le acompañaran en todo momento.  Cansado de trabajar en el burdel de Pepa Miguel viaja a Tetuán y de allí a Granada donde organiza espectáculos para los turistas, aunque él, todavía no haya descubierto su vocación artísticas. El trabajo de Miguel es reclutar a turistas y llevarles a cualquier trablao flamenco. La simpatía y el buen hacer de Miguel no pasan desapercibido para un visitante de Sevilla, quien le convence de que viaje a la capital hispalense que está a punto de abrir las puertas a la exposición universal de 1929, y donde el trabajo no le faltará.

En Sevilla tiene su primera experiencia sexual. Acababa de cumplir 20 años y un joven artista arabe, llamado Samido, que era la gran atracción en la capital, es quien se lo lleva a la cama por primera vez. Sabrá entonces Miguel de su condición de homosexual, que nunca esconderá ni reprimirá. En Sevilla Miguel sigue organizando espectáculos para turistas hasta que es reclutado en 1930 para el servicio militar en Madrid. Allí consigue se le destine a Algeciras, donde «Pepa la Limpia» mueve los hilos de sus amistades más intimas entre el ejercito algecireño, y Miguel es rebajado de servicio.  Un año después se proclama la república y es entonces, cuando Miguel Frías se decide a dedicarse profesionalmente al mundo del espectáculo. Se convierte a partir de ese momento en Miguel de Molina y populariza canciones como «El día que nací yo» y «Ojos verdes». Al mismo tiempo obtiene un gran éxito bailando el «Amor Brujo». Miguel de Molina es un artista de composturas muy finas pero no amaneradas. Rompe moldes utilizando chaquetillas muy ajustadas y floreadas que marcarán su personalidad.  Miguel triunfa en Madrid, pero será en Valencia donde alcance su madurez artística. Recorre casi las poblaciones valencianas actuando en teatros de Alicante, Castelló, Sueca, Xàtiva, etc. El estallido de la guerra civil le coge rodando su primera película en Barcelona, y que nunca sería estrenada. Miguel de Molina vuelve a Valencia donde adquiere una casa para vivir junto a su madre. Es reclutado por el bando republicano para un servicio militar, pero su condición de artista le permite ser elegido para actuar por los pueblos y ciudades ante las tropas republicanas. Miguel de Molina declararía que cuando vio la película «Ay Carmela», le recordaba los tiempos en que él hacía lo mismo: levantar los ánimos del ejército republicano. En Teruel actúa en el frente de guerra y en mitad de la actuación sufrieron un ataque de las tropas de Franco, que finalmente logran entrar en Valencia. En ese momento se le recomienda a Miguel de Molina que asista a recibir a las tropas franquistas en la capital valenciana si no quiere tener problemas, y Miguel asustado, asiste a la entrada junto a otros artistas que son colocados en una tribuna, siendo obligados a realizar el saludo fascista.

miguel_de_molina_dibujo.jpg

EL LARGO CALVARIO DEL ARTISTA

En la España ya franquista Miguel de Molina recibe la visita de un empresario, miembro del Movimiento, quien le obliga a firmar un contrato para actuar por toda España a cambio de 500 pesetas por actuación, cuando anteriormente llegó a cobrar 5.000. Si no acepta las condiciones, se le prohibirá trabajar y su pasado como artista en las tropas republicanas le pasará factura. Miguel manifestó siempre que sus ideas eran las del respeto mutuo y la libertad de todos los hombres, pero la época no entendía de esta filosofía. Cuando lleva un año junto a otra compañera actuando para este empresario, aunque sabe que detrás hay alguien más importante, decide no renovar el contrato y así lo comunica a su interlocutor. Recibe esa noche una visita de tres individuos que le obligan a subir a un coche manifestándole que tienen orden de llevarle a la Jefatura Superior de Policía en el Paseo de la Castellana. Pero el vehículo seguirá hasta un descampado donde Miguel de Molina es brutalmente torturado: le arrancan el pelo a jirones, le rompen varios dientes y le desfiguran completamente la cara mientras le gritan «esto por rojo y maricón».  Miguel piensa que van a matarle y de hecho escucha algunos disparos mientras pierde el conocimiento. Cuando despierta está solo en mitad del descampado y como puede consigue parar un coche que le llevará a su casa en Madrid. Su negativa a actuar para el empresario le ha costado muy cara. Recibe una notificación para ser confinado en Cáceres y de ahí pasará a Buñol, donde se le prohibe trabajar. Levantado el confinamiento y de nuevo viviendo en Valencia, Miguel de Molina recibe una invitación para actuar en Zaragoza y tras está actuación le vuelven a prohibir que pueda trabajar.


EL EXILIO A BUENOS AIRES Y SU EXPULSION

Miguel de Molina, cansado de las prohibiciones para poder actuar, y con la urgente necesidad de ganar dinero, consigue de un amigo un pasaporte para viajar a Buenos Aires, quien además le acompaña para cruzar el charco y vivir en él. Es el año 1942 y el artista acaba de cumplir 34 años.  En la capital argentina triunfa allá donde actúa y adquiere una casa en propiedad que va llenando con sus múltiples pertenencias adquiridas con el dinero que va ganado. Sin embargo un día recibe una orden de que debe abandonar el país, por orden de la embajada española, sin más explicaciones. Pero antes pasará siete días en la cárcel y cuando sale para ser embarcado rumbo a España le habrán quitado todo el dinero que tenía, así como sus pertenencias de la casa: cuadros, joyas, antigüedades, marfil, etc. Precisamente será su amigo, y quien le consiguió el pasaporte, uno de los que más le expoliaron. Miguel de Molina estaba predestinado a estos desengaños. Cuando vuelve a España se ve obligado a malvivir y descubre que todas sus desgracias: la explotación en las actuaciones durante los primeros años del franquismo, la paliza, la prohibición de actuar, su expulsión de Buenos Aires, etc. se deben a un mismo personaje: un alto funcionario de Asuntos Exteriores del gobierno de Franco al que no conoce ni ha visto jamás. Un alto funcionario que además es homosexual y quiso destrozar a Miguel de Molina probablemente por que él quiso ser como el artista y nunca lo consiguió.  Viaja entonces a México y vuelven los problemas. Miguel de Molina está teniendo un notable éxito allá donde actúa, pero los teatros son controlados por un sindicato que preside Jorge Negrete. Algunos enviados avisan a Molina que debe someterse a las leyes que marca Negrete, pero Miguel se niega. A partir de ahí se le intentan «reventar» algunos espectáculos; colocan petardos en sus actuaciones e incluso una de ellas es interrumpida con grandes gritos por el secretario de Negrete: ni más ni menos que Mario Moreno «Cantinflas». El gobierno de Argentina ha cambiado y Miguel de Molina recibe una llamada de Eva Perón para que actúe en Buenos Aires en un festival benéfico.  Hasta allí viaja Miguel y le cambia la vida.


Miguel de Molina poco antes de su muerte entrevistado por Canal Sur en 1992 

Firmará contratos con multitud de empresarios y vive 14 años. En 1957 vuelve a España y recorre toda la geografía española actuando, aunque tiene que aguantar todas las crónicas que en su contra se escriben por su condición de homosexual y republicano. A los 52 años se retiró del mundo del espectáculo. A finales de 1992 a los 84 años, y cuando ya vivía de nuevo en Argentina se le otorgó, por medio de la embajada española, la Orden de Isabel la Católica, el embajador dijo que «Miguel de Molina se lo merece. Ha sido el mejor en el renacer actual de la copla y sigue siendo el maestro indiscutido de todos. Sirva esta medalla de sentido reconocimiento y homenaje a su entrañable labor representando lo más noble y profundo de España».  Miguel de Molina manifestó entonces que desde 1940 a 1992 habían pasado 52 años, «es cierto que en España, gracias a la democracia, a su majestad y al pueblo, se barrió el fantasma de Caín...pero yo sentía que esa reparación, que quería simbolizarse en la medallita, me llegaba demasiado tarde. De 1940 a 1992 España tardó cincuenta y dos años en darse cuenta de que habían tronchado la vida de un hombre que hubiera querido crecer artísticamente y desarrollarse en la tierra donde nació, sin ser ingrato con la Argentina que me cobijó». Tres meses después la muerte le sorprendió en su casa de Buenos Aires.  Estaba punto de cumplir 85 años y dicen que como en su famosa copla, hubiese querido cantar como despedida a la sociedad; «Na te pido, na te debo». Sus restos descansan en un panteón del cementerio porteño de la Chacarita, en Buenos Aires, muy lejos de la luminosa Málaga que lo vio nacer.  Ante su tumba siempre hay flores.


 



Programa de la XIII VELADA “ALHAMA, CIUDAD DE LOS ROMANCES”

CAMINANDO POR NUESTRA TIERRA: ROMANCES, COPLAS Y CANCIONES POPULARES

Invitado de Honor: Ignacio Francisco Benítez Ortuzar

Actuación especial: Rafael Acejo Martín, en el sentimiento de Miguel de Molina

ACTUACIÓN DEL CORO DEL CENTRO DE DIA DE MAYORES

“Yo vendo unos ojos negros”
“Los Cuatro Muleros”
“La Bella Lola”
Dirección: Feliciana del Pino

EL “¡AY DE MI ALHAMA! EN EL PUEBLO”, por Silverio Gálvez Moyano

ACTUACIÓN DE LA
CORAL “CIUDAD DE ALHAMA”
“El novio aceitunero” de Alejandro Álvarez
“Ojos traidores” de Ricardo Rodríguez
“Por las tierra de Soria” de Antonio Machado con armonización de Miguel Fernández.
“Cien jinetes enlutados” de F. García Lorca con armonización de Juan Alfonso García,
Dirección: Maribel Hinojosa
Cierre especial de la Velada con el “¡Ay de mi Alhama!”

Coordinación artística: Luis Hinojosa Delgado.
Dirección y presentación: Andrés García Maldonado
Publicación conmemorativa: Nueva edición de “La Bandera y el Escudo Heráldico" de la Ciudad de Alhama”.