Un Corpus de sensaciones. Centenares de alhameños repiten cada año esta celebración que recorre las principales vías de la ciudad.
29/05/2005.- Once de la mañana del domingo 29 de mayo. El estallido ensordecedor de una docena de cohetes, aumentado por el efecto multiplicador del eco en los tajos, calles y plazas de Alhama, anuncia el comienzo del desfile procesional del Corpus Christi, 2005. Jóvenes de ambos sexos y menos jóvenes vestidos para la ocasión con pantalón negro y camisa blanca extraen del interior del templo del Carmen la Sagrada Forma. Durante dos horas la portarán a hombros por bellísimos rincones de la ciudad. La comitiva presidida por el párroco, Francisco Puerta, se dirige primero hacia la estrecha y zigzagueante calle Llana. Poco antes podemos presenciar una estampa inefable: niños y niñas con sus trajes de comunión preceden al cromado trono repleto de blancas azucenas y claveles, en el que aparecen los primeros pétalos de rosa lanzados por las niñas de inmaculados trajes. Al fondo, el cañón de Alhama que pese a la escasez de lluvias presenta un intenso color verde por el que plácidamente discurre el río Marchán.
Colas de caballo
También es de este color de esperanza la alfombra de colas de caballo que tapiza todo el recorrido y que ha sido esparcido horas antes por empleados del ayuntamiento. En el cruce de esta emblemática vía con la del Hospital Real aparece el primer altar ricamente ornamentado con una cortina granate, macetas de geranios y objetos de cobre que ofrece una preciosa estampa a la que no pueden resistirse una pléyade de fotógrafos aficionados con sus siempre dispuestas cámaras digitales y móviles. También inmortaliza el momento Raúl Gálvez, reportero de la televisión local. En el suelo, delicadamente colocado sobre la alfombra, un niño Jesús espera la bendición del párroco. La escena se repite frente al caño Wamba, en la calle Adarve de los Remedios y en el Humilladero.
El olor del incienso se mezcla con el multicolorido de los pétalos que en cada estación las niñas que han celebrado su primera comunión extraen de sus cestitas de mimbre para lanzar en estas singulares estaciones. Al paso por la plaza de los Presos las campanas repican con fuerza inusitada lo que hace que una bandada de palomas vuelen agitadamente de un lado para otro. La larga comitiva sube ahora por la plaza de la Constitución para luego descender por la calle Salmerones.
Y siempre acompañados por los alegres sones de la banda de música municipal que no ha cesado de tocar durante el recorrido, en tanto que protección civil y policía municipal velan para que todo discurra con normalidad. La comitiva pasa por delante del Consistorio que también ha adornado sus balcones con unas telas granates estrenadas con motivo de la visita del príncipe Felipe. A escasos metros se encuentra el punto de destino. Los portadores liberan sus hombros para introducir con la fuerza de sus brazos la sagrada reliquia en el antiguo convento carmelita. Cuando el reloj indica que son la una de la tarde una traca de fuegos pirotécnicos con trueno gordo incluido anuncia el final del recorrido que en todo momento ha estado acompañado por el alcalde de la ciudad y algunos miembros de la corporación municipal, así como, de varios centenares de alhameños que durante muchos años retendrán en su memoria estas irrepetibles vivencias de las que han sido protagonistas. Y el año que viene, todos o casi todos, con un año más, volverán a repetir esta ancestral tradición.
La comitiva llega al templo parroquial.
Texto y fotos: A. Arenas.