Chencha exaltó a la Virgen de las Angustias

Un emotivo pregón que inicia la actividad de la Semana Santa, y en la que el joven Pablo Peula volvió a demostrar sus dotes de compositor, y la coral su alto grado de calidad interpretativa.

24/03/2007.- A las ocho y media de la noche, como estaba previsto, del pasado viernes 23 de marzo, se volvía a repetir, por quinta vez, el ritual de recientemente reinstaurado por Andrés García Maldonado, de exaltar a la patrona de Alhama en la iglesia del Carmen. En esta ocasión, la Hermandad de Nuestra Señora, había decidido que fuese una mujer después de sus cuatro predecesores masculinos, y la destinataria fue Inocencia Serrano, Chencha, una mujer vinculada a desde hace mucho tiempo a las actividades marianas que se realizan en Alhama.

 

 

     
  - Aquí puedes escuchar la Exaltación realizada por Inocencia Serrano, Chencha.  
   
 
 
  - Aquí puedes escuchar la marcha compuesta por Pablo Peula.  
  (Sonido directo de baja calidad, ya no está disponible) Duración: 4'40''  
     



Minuto de silencio por Manolo y Carmen

 El acto comenzó con un emocionado minuto de silencio recordando a los dos hermanos recientemente fallecidos, y tan queridos por todos los alhameños; Manuel Martín, que justo el día 23 se cumplía el primer mes de su trágico accidente, y de Carmen Jiménez, persona muy querida para Inocencia, que una larga y penosa enfermedad le arrebató la vida hacía tres semanas. A ellos precisamente Chencha dedicó los primeros minutos de su intervención.

Intervención del Hermano Mayor, Miguel Martín Ruíz


Intervención de Andrés García Maldonado

 Tras las palabras de agradecimiento del Hermano Mayor, Miguel Martín Ruiz, quien agradeció la presencia de los asistentes, tomó la palabra Andrés García Maldonado para presentar a Inocencia, hacer un recorrido de conocimiento y vivencias de una mujer entregada a su fe y a su actividad social y humanitaria desde siempre, y recordando algunas gratas experiencias de ella y de su familia, así como resaltar que era la persona idónea para la exaltación de este año.


Inocencia Serrano, Chencha, en su intervención


 Chencha, en su pregón, manifestó que se había sentido halagada por su designación, pero que sentía una gran responsabilidad teniendo en cuenta el nivel de sus predecesores, aunque si se trataba de hablar de la virgen para ella no sería demasiado complicado, pues es una devoción que siempre ha llevado dentro. Recordó algunas experiencias personales y como desde niña su vida ha transcurrido paralela a su fe, sus amigas de la infancia y de juventud, su relación con las religiosas de Alhama, de su acercamiento a la Hermandad y de la suerte que ha tenido en compartir la vida con el que es su marido desde que contrajeron matrimonio. Todo ello llevado siempre con una compatibilidad de amor y devoción a la Viren de las Angustias. Igualmente recordó que fue su padre, quien al inicio de la década de los cuarenta del pasado siglo XX, fue el que trajo la actual talla en su camión desde Granada, ya que la anterior sufrió las consecuencias de la guerra “que tanto daño hizo a todos”, añadió.

 Fueron veinte minutos de un discurso que fue desgranando vivencias, recuerdos y sentimiento, y que culminó con las estrofas del himno de la virgen seguido de un sentido aplauso de todos los asistentes.


Benito (izquierda) y Miguel hacen entrega de la placa a Chencha

 Tras su intervención la Hermandad, en la persona de su Hermano Mayor, Miguel Martín, que a su vez requirió la presencia del teniente de alcalde presente en el acto, entregaron a Chencha una placa de recuerdo de este día.


La banda interpreta la marcha compuesta por Pablo Peula


El autor de la marcha recibe el aplauso de los asistentes



Pablo Peula hace entrega de la partitura al Hermano Mayor

 Acto seguido intervino la banda de música que, entre otras interpretaciones, estrenó una marcha que el Joven músico y compositor de dieciséis años, Pablo Peula, había compuesto para la Virgen. Tras su ejecución una prolongada ovación mostraba la aceptación de la música por parte de los asistentes. Pablo hizo entrega al Hermano Mayor de la partitura de esta obra que pasa así a propiedad de la Hermandad. Pablo también había hecho un acto similar el pasado año con el ayuntamiento cuando compuso un pasodoble dedicado a Alhama.




Mágnífica interpretación la de la Coral Ciudad de Alhama

 También intervino la Coral Ciudad de Alhama que, una vez más, demostró el alto nivel de sus interpretaciones. Bajo la dirección de Luis Hinojosa puso el broche con la interpretación del himno de la Virgen de las Angustias.


Miguel Martín agradece y felicita a Chencha y a Pablo por sus aportaciones


Los portagonistas del acto; Inocencia Serrano y Pablo Peula a los pies
de la imagen de la Virgen de las Angustias de Alhama
 
     
  - Aquí puedes escuchar la Exaltación realizada por Inocencia Serrano, Chencha.  
   
 
 
  - Aquí puedes escuchar la marcha compuesta por Pablo Peula.  
  (Sonido directo de baja calidad, ya no está disponible) Duración: 4'40''  
     


El pregón completo

V EXALTACIÓN DE NUESTRA SEÑORA, ALHAMA DE GRANDA
Pronunciada por Inocencia Serrano del Pino
el día 23 de Marzo de 2007, en el templo de Nuestra Señora del Carmen.
 
SR. CURA PÁRROCO,
SR. ALCALDE,
SR. HERMANO MAYOR, JUNTA DIRECTIVA  Y HERMANOS DE LA HERMANDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS Y DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO,
SEÑORAS, SEÑORES,

QUERIDOS AMIGOS Y PAISANOS:

 Permitirme que, antes de nada, dirija unas palabras a alguien que todos tenemos muy presente  en estos momentos y días en los que nos encontramos ante nuestra Santísima Virgen, quien hace tres semanas se fue  para el Cielo.

 Carmen: quiero decirte lo mucho que en estas fechas, en las que siempre estabas con nosotras, te echo de menos, por los buenos recuerdos que nos dejaste y por tanto como nos enseñaste. Para mi, bien lo sabes, has sido mi hermana de Alhama. El único consuelo que nos queda, es que mientras pasaste por esta vida supiste ganarte el Cielo que ahora estás disfrutando, interesándote por todos nosotros para que un día nos reunamos contigo. Jamás podré olvidar lo que me dijiste el último día que me hablaste, “que me querías mucho”, pues yo te seguiré queriendo mientras viva, siendo muchos los recuerdos buenos que tengo de ti. Un abrazo muy fuerte y que la Santísima Virgen te premie tanto como tu la querías.

 Tras daros las buenas noche a todos, mi gratitud a Andrés por las palabras que acaba de pronunciar, las que sé, porque le conozco desde su nacimiento, que le vienen de lo más hondo del corazón y del cariño que toda su familia y la mía siempre nos hemos tenido y nos tenemos, siendo mis vecinos, primero de al lado y, después, de enfrente, y todo ello desde hace tantos y tantos años y teniendo muy presentes yo también a esas personas que tan emotivamente ha citado.

 Celebramos un año más la Exaltación de Nuestra Señora, la dedicada a la Virgen, en especial en su advocación de las Angustias, la de Nuestra Patrona,  y no sé porqué en esta ocasión me ha correspondido a mí llevarla a cabo.

 Hace unos meses, precisamente encontrándome en tierras malagueñas, me llamó Andrés para hablarme del tema y decirme que este año se había pensado que debía ser una mujer y que esa mujer, totalmente conformes nuestros Hermano Mayor y directivos, era yo.

 La verdad, yo me quedé sin palabras, mientras escuchaba cierta sonrisa de Andrés a la par que me animaba y decía que lo haría estupendamente porque, en definitiva, sólo se trataba de decir en público lo que pensaba y sentía por la Virgen y, más concretamente, por la Nuestra, la de las Angustias.

 Yo insistí en que no sabría hacerlo, porque aunque a la Virgen sé decirle muchas cosas, y se las digo, lo hago a solas, pero delante de tanta gente, y todos sabiendo mucho más que yo,  y después de haber pasado por aquí los cuatro paisanos que lo han hecho Andrés, Juan Sánchez, Juan Castro y Manuel Juan García, era mucho compromiso para mí.

 Total que yo insistí en que me siento poca cosa para que se hubiesen fijado en mí y Andrés, en definitiva, como siempre consigue lo que verdaderamente se propone, me dijo que ya no había vuelta atrás porque ya se había hecho público, y aquí me tenéis esta  tarde ante Nuestra Señora la Santísima Virgen de las Angustias y anta todos vosotros.

 Los primero y más importante que quiero decir es que, si tengo un corazón muy grande, en el hay mucho amor a la Santísima Virgen. Amor que le tengo desde que era niña, pues lo heredé y aprendí de mis padres, Ricardo y Carmen, que si siempre están presentes en mi mente, imaginaros en estos momentos.

 Como recordareis por las palabras que pronunció en su Exaltación Juan Castro, fue mi padre quien condujo el camión en el que fue traslada, allá a principios de los años cuarenta del pasado siglo y desde Granada a Alhama, la nueva imagen de la Virgen de las Angustias, tras la triste guerra que tanto daño hizo a todos. Mi padre, persona buena y noble,  sintió siempre un especial orgullo y satisfacción por este hermoso hecho de la traida de nuestra Patrona a su pueblo, el de ella y también el de él,

 Durante toda su vida, hasta su muerte, fue  hermano de la Hermandad, llevando y guardando con gran respeto su Medalla de la misma, la que yo llevó puesta y a la que, como comprenderéis, tengo un enorme cariño por esa doble razón de ser de la Hermandad y de mi siempre querido padre.

 Como os pasará a todos, mucho más a los que tenemos más años, son muchos, muchísimos los recuerdos que tenemos alrededor de nuestra Virgen, de nuestra Patrona, comenzando por aquellos de la niñez y la juventud, cuando llegaba el tiempo de los sermones, aquellos siete días en los que, con nuestra silla a cuestas, ya de noche, nos íbamos a la iglesia y mientras los mayores escuchaban las palabras del sacerdote, generalmente muy serias, los más jóvenes, entre los que destacaban algunos traviesos que no solían dejar pie con bola, que no podían quedarse quietos, nos distraían y hasta llegaban a gastar alguna broma, y después, a la salida, lo pasábamos estupendamente, era tiempo en que había pocas oportunidades de salir a la calle y, menos aún, al paseo de lunes a sábado, y este era siempre un buen motivo para ello que aprovechábamos todos.

 El día de la Patrona, que en aquellos años eran dos, pues salía el 23 de Enero y el Viernes de Dolores, eran días grandes, no solo se volcaba todo el pueblo en la procesión, sino que venían también todos los que estaban en los cortijos, lo que en aquellos tiempos eran cientos y cientos de personas, y además del fervor hacia la Virgen, lo que siempre ha caracterizado a los alhameños, era también el ambiente que había por todas partes, comenzando con la misma salida de la Virgen de la Iglesia por la puerta de Alta Iglesia, las campanas repicando, los cohetes sonando y la banda de música tocando el Himno Nacional, con un primer caminar de la procesión por la calle de Las Parras repleta de personas.

 La Virgen, al igual que ahora, iba preciosa. Casi se tocaba desde los balcones, después iba por Adarve Remedios para pasar junto al Paseo y, cruzando toda la Placeta, y calles que correspondiese, no siempre era el mismo itinerario, al igual que sucede ahora, llegaba a la calle Enciso, donde yo nací y siempre he vivido, por lo que a mi me encantaba su paso por ésta, resultando a mi parecer de niña y joven que era por donde mejor pasaba. Siguiendo su itinerario por Salmerones, el Paseo de Abajo y la calle Llana, volviendo a la iglesia, lo que era igualmente precioso e inolvidable.

 En aquellos años había tantos o más bares que hay hoy en la placeta y resultaba que, de tanta gente como había, no había sitio para todas las personas y familias, por lo que algunas personas, ya terminando la procesión, se adelantaban para coger sitio.

 Nosotras, de niñas, recuerdo que, al igual que a Dios, le dábamos gracias a la Santísima Virgen por los buenos padres que teníamos, trabajadores y cristianos, siempre luchando para que nosotros fuésemos por buen camino y, dentro de lo posible, no nos faltase lo necesario.

 Nuestro amor a la Virgen se venía especialmente resaltado ya en nuestra niñez con la primera catequesis que nos daban las Hermanas Mercedarias, las que siempre recordaremos, las que tendremos muy en nuestro corazón por lo mucho bueno que nos enseñaron. Recuerdo cuando nos llevaban a Misa Mayor, todas en fila, con nuestro uniforme y nuestra tocas blancas, y nuestras capas cuando hacía frío.

 Recuerdo cuando sacábamos la niña María en procesión por el barrio, por las Calles Bajas, ya que el Colegio se encontraba en el Hospital de la Reina, cantando al igual que cuando íbamos de excursión a Torresolana y volvíamos cantando aquellas maravillosas canciones que recordaremos mientras vivamos.

 Jamás podré olvidar aquellas niñas tan buenas, la devoción que todas teníamos a la Virgen, especialmente en el mes de Mayo, yendo todas las tardes a la Parroquia donde se hacían Las Flores con nuestras medallas, como serán también inolvidables las reuniones de las benjamines pasando más tarde a aspirantes, recibiendo la insignia que tanto apreciábamos y que aún conservo, como se conserva la bandera que teníamos y la que en tantas procesiones tuve la alegría de llevarla como abanderada.

 Nos fuimos haciendo mayores, seguimos asistiendo a reuniones parroquiales y comenzaron al mismo tiempo los grupos en las casas, bajo la dirección de una de nosotras, siempre dispuestas todas a ayudar cuando hacía falta a las familias con necesidades, que no eran pocas, y conseguimos poner en marcha Cáritas, en lo que siempre participe y sigo haciéndolo, porque el amor a Díos y a nuestra Santísima Virgen, precisamente, se pone de manifiesto de esta buena manera.

 Como cuando estábamos también las reparadoras con nuestra siempre querida e inolvidable Maria Muñoz, con nuestras reuniones y todos los domingos salíamos a pedir para los enfermos pobres, yendo de  casa en casa. Luego el Niño Jesús con el que íbamos por las calles cantándole y tocando para llevarlo cada día a una de nuestras casas, donde le hacíamos un altar y era para nosotras una cosa grandísima, disfrutando con ello muchísimo. Era un tiempo muy distinto al que tenemos ahora.

 Aquél Niño Jesús se conserva en San Diego donde precisamente se encuentran tres monjas, como bien sabéis tan queridas por mí y por toda Alhama, que eran reparadoras.

 ¿Cómo olvidar aquellas visitas que hacíamos al Santísimo por las tardes? Con nuestra alegría de niñas y jóvenes, pero con nuestra devoción y confianza al Señor.
 
 Al paso del tiempo me casé y, teniendo una buena suerte, lo hice con un hombre cristiano que siempre me ha ayudado y ayuda a participar en todo lo que sea necesario y, si es para los demás, mejor.

 El año 1973 fue cuando la Virgen contaba tan sólo con dos camareras porque se habían ido muriendo las que ejercía esta hermosa función, quedando tan sólo Conchita Dueñas y nuestra querida Pilar que todavía está con nosotras. Ella era la que siempre vestía a la Virgen con mucho cariño y ejemplar respeto. Ese año ingresé yo ayudándoles cuando la arreglaban para la setena.

 Al poco tiempo, cuando el abuelo Federico y Paco Valenzuela fueron Hermanos Mayores a pesar de su edad, a los que la Virgen tendrá con ella en la Gloria, trabajaron sin descanso y con mucho entusiasmo engrandeciendo la Hermandad, nombrando también nuevas camareras, concretamente a Teresa Jiménez, María Velasco, Rosario Velasco, Carmen Aranda, Flor Castillo López, Carmen Jiménez y a mí, de todas ellas una murió y las demás se jubilaron por mayores, no pudiendo cumplir con las funciones propias de camarera de la Virgen. Pilar, mientras pudo, siempre permaneció con nosotras para enseñarnos. Ahora, gracias a Dios y a la Virgen, somos un grupo numeroso que lo tenemos dividido en cuatro, uno para cada semana, pero hacen falta más y desde aquí lo digo para animarnos a participar también en esta hermosa tarea. Pero no se trata de comprometernos porque sí, hay que decidirse sabiendo que ser Camarena de nuestra Patrona, nuestra Madre a quien tanto queremos, no es una cosa más, es una cosa, un honor, muy grande. Os puedo contar lo que a mí me pasa cuando me subo arriba y me veo tan cerca de Ella.

 De verdad, no se lo que me da por el cuerpo, le hablo, le cuanto mis cosas, como a una verdadera Madre que, como tal, tanto nos quiere, que nos escucha, que no se disgusta por nada. Muy al contrario, nos da fuerzas para afrontar todos cuanto nos suceda, por grande que sea, aunque nos parezca imposible. Eso sí, si tenemos fe y, por lo tanto, esa confianza cuando le pedimos. Yo creo que, simbólicamente, cuando llegamos hasta ella nos cubre con su amor y su manto.

 Y así, con devoción pero con enorme alegría, le cantamos, exaltando su alto significado:

 Oh Virgen de las Angustias, la más amante de todas las Madres.

 Fruto luminoso que alumbra al hombre en medio de las tinieblas de la vida.

 Bálsamo prodigioso que cura las heridas del alma y los dolores del corazón.

 A vuestras plantas las hijas de vuestros  dolores venimos a llamaros Madre. Y a enjuagar las lágrimas de vuestros ojos olvidando así vuestro dolor.

 Detestamos el pecado que tanta sangre y tantas lágrimas costaron a vuestro hijo y a vos.

 Quisiéramos que nuestra vida toda se llenara de servicios, por lo que os prometemos trabajar para que vuestro nombre sea conocido y amado por todos.

 Bendecid nuestros hogares y nuestras familias, en las que queremos viva siempre la llama de vuestro amor.

 Atraed hacia vos tantas almas como andan por los caminos de la perdición, que vuelvan.

 Que sepan Señora que le esperan un Padre dispuesto a perdonarles y una Madre Cariñosa que nos abre los brazos para darnos todo su corazón.

 Estas palabras se me han quedado grabadas en mi corazón desde mi niñez y, como correspondía, he querido agregar, con motivo de esta Exaltación, agradeciendo a todos vuestra asistencia y la confianza que en mi se ha depositado para dirigiros  esta noche la palabra, unas propias mías en las que, en síntesis, quiero reflejar mi Exaltación a Nuestra Señora, a nuestra Santísima Virgen de las Angustias:

 La Virgen de las Angustias
de Alhama es la Patrona,
de los alhameños Madre
y del mundo Reina y Señora.

 Las angustias de mi Virgen
las llevo en mi corazón
y si en algo la he ofendido
llorando le pido perdón

 El que pasa por tu puerta
y no te reza una Salve
o no ha nacido en Alhama
o es que ha olvidado a su Madre.

¿Quién te ve sin adorarte?
¿Quién te escucha sin quererte?
¿Y quien llega a conocerte
que se canse de admirarte?

Cuando sales a la calle
para pasear el pueblo
los grupos de portadores
no saben como mejor hacerlo

Te cogen con mucho cariño
también con un gran respeto
lo único que hace falta
que todo el año sigan haciéndolo

Por donde quiera que pasas
la gente te venera
con esa cara que tienes
que mirándote con cariño
se nos quitan tos las penas

Te pido por todo el mundo
en especial por los enfermos
que puedan llevar la Cruz
hasta llegar a tu reino

Madre mía de las Angustias
te lo digo siempre  a ti,
bajo tu manto quiero vivir
y en un abrazo tuyo morir.

Muchas gracias a todos y Dios y nuestra Virgen de las Angustias os bendigan ahora y siempre.