Tanto Granada Hoy como Granada Digital se hacían eco en la jornada del domingo de la noticia de la presentación de un nuevo libro, en este caso no de Antonio Ramos Espejo sino sobre Antonio Ramos Espejo.
Foto superior: Ramos Espejo momentos antes de la presentación de su libro-homenaje.
Y es que sus amigos y compañeros de profesión acordaron, con motivo de la concesión de la Medalla de Andalucía al periodista alhameño, recoger en una publicación sus impresiones y reflexiones sobre nuestro paisano. El libro "Antonio Ramos Espejo, el periodista de un pueblo" fue presentado el pasado sábado en la sede de la Asociación de la Prensa. Por nuestra sólo nos queda sumarnos a este merecido homenaje y al nuevo éxito como director de un programa en la cadena autonómica, "Andaluzas". En la foto de Ramón L. Pérez momentos antes de la presentación de su libro homenaje realizada en la sede de la Asociación de la prensa de Granada.
Así Elena Llompart escribe en GRANADA HOY: Antonio Ramos Espejo, un periodista "por cuenta propia".
Un libro reúne las intervenciones de alumnos y compañeros de aulas y periódicos en un homenaje que le brindaron en Sevilla tras recibir la Medalla de Andalucía
La suya -así lo considera él mismo- es la historia de "un reportero que se niega a tirar la cuchara, que diría un currante"; la hazaña de un periodista de raza que "se niega a no seguir disparando su cámara como Capa en una trinchera al captar la imagen de un miliciano al que sólo la muerte pudo arrebatar su fusil". Su hazaña, además, es la parábola de un andaluz de Alhama de Granada que en los años setenta se acordó de los ausentes -el pueblo- y los llevó a la primera plana del periodismo español, del que estaba ausente.
El periodista y profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Ramos Espejo es el eje central de un libro homónimo que vio la luz el pasado mes, en el que 55 periodistas, intelectuales y personalidades reflejan su visión acerca del granadino, a quien muchos consideran el inventor del periodismo andaluz. No en vano, la obra editada y coordinada por Antonio Checa Godoy se titula Antonio Ramos Espejo: Un periodista para un pueblo.
El volumen, que se presentó ayer en la Asociación de la Prensa de Granada, reúne el conjunto de intervenciones que se sucedieron durante el homenaje que se le tributó en el Paraninfo universitario con motivo de la concesión de la Medalla de Andalucía en 2006.
Los encargados de hacerlo fueron sus alumnos y compañeros en las mesas de redacción. Además de las reflexiones que allí se leyeron sobre la profesión periodística, esta obra contiene un exhaustivo análisis del periodista y su trayectoria profesional, aportándose entrevistas y diversos comentarios publicados en medios de Andalucía.
Juan de Loxa, Alejandro Víctor García, Eduardo Castro o Ricardo Martín, entre otros, aportan con sus artículos un crisol insólito que aglutina todas las facetas de Ramos. Y es que, tras más de cuarenta años en los que ha trabajado como director de publicaciones y profesor de Universidad, ha escrito obras como Pasaporte Andaluz, Después de Casas Viejas o El Caso Almería y ha destacado en su tarea de dinamizador cultural.
Pero, para reflexiones, las vertidas por el propio homenajeado en la parcela que le ha tocado escribir en la obra y que ayer recordó en voz alta. Ramos Espejo se refirió al periodismo como "primer eslabón en la cadena de la historia" y la "inquietud sobre la pérdida de identidad de los periodistas actuales" con el objetivo, según dijo, de que "sientan el lugar que ocupan" así como la necesidad que tiene la profesión de un revulsivo para que reclamen "el corazón de la redacción, que les ha sido arrebatados".
En este sentido, valoró que "los ejecutivos le han robado el corazón a los reporteros". O, en otras palabras, "los ejecutivos son brazos ejecutores de determinadas empresas" y "han dejado sin alma las redacciones". Los síntomas de esta enfermedad, bajo su punto de vista, son muy diversos. Así, señaló que uno de ellos es la "clonación de los periódicos por parte de los grupos".
"Donde había memoria histórica suele hacerse tabla rasa, donde había compañerismo se ha introducido la rivalidad, donde había rebeldía, han exigido sumisión, y donde había pasión, se han arrojado sobre las mesas de redacción el hielo de las cifras y los balances", aseguró el periodista. Pero, ¿cabe alguna salida ante este panorama? Ser "periodistas por cuenta propia".
"Los reporteros no somos los dueños de las cabeceras, aunque en ellas nos dejemos la piel, la sangre y las entrañas y de sus páginas no se podrán borrar nuestros nombres. Nuestros barcos cambian de banderas y ¿qué hacemos nosotros? Nosotros somos del camino. Somos como los lobos de mar, preparados para sobrevivir en las más adversas circunstancias", concluyó.
Por su parte A.M.J le dedica en GRANADA DIGITAL el siguiente artículo al que ha sido 40 años director de publicaciones, escritor y profesor de Universidad
Ramos Espejo: "No hay amor al periódico, sólo a la página que lleva tu firma"
Tras más de cuarenta años en los que ha trabajado como director de publicaciones, escritor y profesor de Universidad, Antonio Ramos Espejo ha asegurado hoy que siempre ha sido, ante todo, "un reportero" que asegura que "no debe haber amor al periódico, sólo a la página que lleva tu firma".
"Aunque haya tenido mis lealtades a las empresas para las que he trabajado, allí donde he ido he tratado de dejar mi impronta", ha manifestado en una entrevista este periodista granadino de 65 años, que en 2006 recibió la Medalla de Andalucía y que actualmente dirige la Enciclopedia General de la comunidad andaluza.
Precisamente, ha sido su tierra el eje central de su trayectoria profesional, desde que en los años setenta trabajase para el periódico granadino Ideal recabando las historias de los andaluces más pobres o rescatando, de entre el resto de España y Europa, las tragedias de la Andalucía emigrante.
"En el tardofranquismo Antonio Ramos busca sin medias tintas a esas gentes. Sabe acercarse a ellas, meterse en su mundo, les inspira confianza, penas y alegrías, pan y vino, y le responden", escribe sobre él su compañero de profesión Antonio Checa en "Un periodista para un pueblo" (Alfar), que recopila varios de los textos con los que sus colegas quisieron rendirle homenaje tras recibir la citada distinción.
Cuando se le pregunta a Ramos Espejo qué ha quedado de la Andalucía que describió en sus reportajes, el periodista lamenta que se haya sufrido un "desgaste" en la conciencia de los andaluces.
"En aquél entonces adquirimos un compromiso con esta tierra que formaba parte de la rebeldía y de las circunstancias, y conseguimos poner a Andalucía en su sitio", ha aseverado, si bien ha añadido que "actualmente se está sustituyendo ese espíritu por un localismo bárbaro".
Ramos Espejo se muestra convencido de que "Andalucía no está llena de islas y, o es una, grande y fuerte, o no es nada y nos la están dando con queso", y ha manifestado que "ahora más que nunca el periodista tiene que volver a hacer lo que hacía en el 75: defender la imagen de la tierra".
El autor de obras como "Pasaporte Andaluz", "Después de Casas Viejas" o "El Caso Almería" -este último desentrañó la muerte de unos jóvenes a manos de la Guardia Civil, que los confundió por terroristas- abandonó su trabajo como reportero en Ideal para dirigir, entre 1983 y 1986, "El diario de Granada", cuyos integrantes bautizaron a su director como "el padrino".
"Era ocho o nueve años mayor que ellos y sólo uno o dos teníamos coche, pero en ese periódico creamos un grupo muy importante de periodistas, solidarios y carentes de egoísmos", ha recordado Ramos Espejo, quien ha comentado que años más tarde, en Sevilla, todavía hay gente que le pregunta por "la famosa mafia granaína".
"El diario de Granada" acabó cerrando en 1986 por cuestiones económicas, tras lo cual su antiguo director se trasladó a Córdoba para hacerse cargo del periódico que lleva el nombre de dicha ciudad, si bien aún valora "el enorme capital humano que salió de allí".
A la pregunta de por qué decidió dirigir aquel periódico con escasos recursos -se mantenía principalmente gracias a las participaciones de jóvenes de la izquierda andalucista de entonces en su mayoría-, el periodista ha asegurado que "era un proyecto ilusionante".
"En la vida hay que arriesgarse y a veces uno tiene que cortar el cordón umbilical que lo une a las grandes empresas: es cuando realmente empiezas a ser tú mismo", ha concluido.
Anteriormente numerosos medios se han hecho eco, nunca mejor dicho sobre este libro como es el caso de ECODIARIO el pasado 25 de noviembre de 2008:
Un libro homenajea a Antonio Ramos Espejo como "un periodista humanista que ha vertebrado la realidad de Andalucía"
El profesor de la Universidad de Sevilla y director del departamento de Comunicación Audiovisual de la Facultad de Comunicación, Antonio Checa, dijo hoy que la labor periodística desarrollada por el también docente de la Hispalense Antonio Ramos Espejo ha sido "ejemplo de un periodismo responsable y humanista que ha ayudado además a vertebrar la realidad de Andalucía".
En rueda de prensa organizada para la presentación del libro 'Antonio Ramos Espejo: un periodista para un pueblo' (Alfar), Checa resaltó que la labor profesional de Ramos Espejo es "un canto al periodismo que no hace por su voluntad humanística y cercana", pero también, según arguyó, "porque se propuso siempre buscar un objetivo más alto". "El libro nos descubre no sólo la importancia del ser humano de la obra de Antonio, sino también su coherencia, porque lo que defendió en 1978 sigue vigente en la actualidad", según indicó.
En este sentido, Checa comentó que Ramos Espejo se ha acercado al ser humano "como muy pocos profesionales lo han hecho en los últimos años". "Su obra ha sido plural, pero en el fondo siempre ha estado en Andalucía", según relató el profesor de la Hispalense y responsable de esta obra, quien elogió a su protagonista porque en el ejercicio de su carrera "nunca ha tenido dobleces", de ahí que se haya convertido en "referencia" para los nuevos valores de la información.
El libro es una colección de 55 trabajos realizado por compañeros del gremio, docentes y alumnos de la Universidad de Sevilla, que inciden en la personalidad "multifacética" de Ramos Espejo, según puso de relieve Checa, quien recalcó que el libro "no tiene carácter biográfico" y recordó que su origen se encuentra en el homenaje que se le tributó en la Hispalense a su protagonista en 2006, año en que fue distinguido con la Medalla de Oro de Andalucía. "Fue el primer homenaje que se le dio en la quinientos años de la Universidad a un periodista vivo y en activo", según resaltó el coordinador del libro.
Por su parte, el decano de la Facultad de Comunicación de Sevilla, Francisco Sierra, aseguró que con la publicación de esta obra "se le rinde memoria al periodismo" y afirmó que supone "un homenaje tanto para Ramos Espejo como para Andalucía" por ese vínculo entre el profesional y su tierra que ha distinguido el hacer del periodista granadino. Así, Sierra recalcó que Ramos Espejo es "el cronista de Andalucía", lo que le ha valido "la categoría de maestro", según consideró, a un profesional que sigue en activo "cuando muchos a su edad sólo piensan ya en retirarse y recoger la cosecha", resaltó.
"Es un periodista de raza, curioso, mordaz y riguroso que increíblemente sabe escribir, a diferencia de muchos profesionales del gremio", según relató el periodista Juan José Téllez, quien aseguró que "el principal medio de comunicación de Andalucía ha sido Ramos Espejo", ya que "su labor ha contribuido a vertebrar la región como nadie lo ha hecho en los últimos años".
Coordinado por el también profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Checa, en este libro colaboran compañeros de docencia como Manuel Ángel Vázquez Medel, José Álvarez o Ramón Reig; compañeros de profesión como Rafael Camacho, Víctor Márquez Reviriego o Juan José Téllez; y alumnos como Carmen Rengel, Manuel Rodríguez o Javier Vidal, entre otros muchos.
El coordinador, Antonio Checa, ofrece "un riguroso análisis" sobre el oficio de escribir en prensa y los riesgos que se presentan, adjuntando documentos gráficos y comentarios publicados en medios de comunicación andaluces.