BRAZAM, guardián del tiempo

Así tituló la prensa provincial (IDEAL) el artículo dedicado a nuestro paisano tras la donación que ha realizado de sus obras.

 Incluso donar está siendo complicado, que se lo pregunten a Juan Manuel, BRAZAM, las complicaciones que está teniendo para poder dejar su legado con la consideración que merece, y que habrá que seguir tratando en otras informaciones, sobre todo en la parte alhameña que es la que más nos afecta. Aunque, en todo caso ahora es momento de valorar su gesto, tal y como lo hacía la presa provincial la pasada semana, en un artículo de José García Román, que reproducimos a continuación:

Uno de los valores éticos que definen la personalidad de este pintor granadino es su generosidad, alentada por su esposa Manuela y ratificada por la Corporación Municipal que aceptó la donación de la mayor parte de su colección artística

 Vive a gusto en su estepa, en paz 'augusta'. No se hielan sus pinceles, ni sus lienzos, ni sus pensamientos, ni sus palabras, ni su aliento. La música y la soledad son compañeras de su dignidad. En su carnaval particular usa solamente las máscaras de su casa museo. Su mirada penetrante y rigurosa se baña a diario en los océanos más profundos de la duda, retando a los tiburones del desaliento y los corales de la fama. En sus noches de insomnio cual 'lobo estepario' dialoga con la «ardiente oscuridad» hasta descubrir la luz potente que habita en su corazón. Sus pinceles de hierro, antes de iniciar nuevas exploraciones, se postran ante el 'altar del tiempo' y elevan plegarias desde una libertad que comenzó a labrar en la adolescencia. Es un ciclón con apariencia de brisa y un volcán que se convierte en brasero durante los días de frío. Aguanta y resiste el incandescente ímpetu de la lava de su pensamiento que jamás arroja cenizas al cielo. Aunque posee mirada de mar en calma navega en aguas discretamente radicales. Se llama Juan Manuel BRAZAM.

 Uno de los valores éticos que definen la personalidad de este pintor granadino es su generosidad, alentada por su esposa Manuela y ratificada por la Corporación Municipal que aceptó la donación de la mayor parte de su colección artística (cuatro mil obras entre piezas históricas y creación propia) a la ciudad de Granada, que como anticipo se escenificó el día 8 de marzo con la exposición de una selección de las mismas en dos habitaciones de la primera planta de la albaicinera Casa del Almirante donde está previsto albergar el legado, incentivando así anhelos de conquista y reconquista de señas de identidad de nuestra tierra. Están contempladas dos partes de dicho legado que irán a Alhama de Granada y Las Gabias (en esta población, residencia del pintor, se llevará a cabo un precioso proyecto de museo-residencia para artistas).

 Enriquecer el patrimonio de Granada es una acción encomiable que fortalece la autoestima y estimula retos de longanimidad y visiones de grandeza. Pasan los días velozmente. Los años se nos echan encima, los cuerpos se resienten, los 'visillos' aparecen en los ojos, la sonrisa es más serena, la risa comedida, la broma decorosa… los atardeceres son más rápidos. Por eso, las esperas, las precisas. Es que la vida, ya de vuelta de todo, se escapa.

 Somos muchos los que deseamos vivir el día de la inauguración del legado 'BRAZAM-Manuela'. Esta época ávida de resurrecciones, reencuentros, renovaciones, desagravios y donaciones tan generosas (no puedo dejar de recordar la del ingeniero y académico Miguel Giménez Yanguas, conocida y admirada en exposiciones y libros, como la colección Juan Manuel Segura-Francisco Jiménez en el pequeño 'paraíso abierto' Casa Ajsaris) propiciará más fulgor a una ciudad muy querida de palabra, no tanto por los hechos, que aprieta, nunca en exceso –algo tendremos que ver quienes vivimos aquí–, pero no ahoga.

 Uno de los lienzos de BRAZAM que más me cautivan es 'El altar del tiempo' cuya simbología me seduce con fuerza. Todos tenemos 'altares' donde colocamos nuestras 'deidades'. Pero el tiempo no conoce lo sublime, lo excepcional, lo imprescindible hasta que hunden sus raíces las plantas de la purificación de miles de noches de olvido. ¡Cuántos han sido bajados de 'altares' anticipados y cuántos han sido rescatados y elevados por el poderío de su obra, emergiendo triunfantes de las fosas del océano del olvido! Nuestros días nos permiten soñar con 'altares', sin embargo, el tiempo no.

 Sólo él sabe quiénes serán los elegidos y cuándo. Es inútil ponernos en primera fila para la foto, aunque sea a golpe de codo. La fotografía definitiva depende de la cámara fotográfica del 'Tiempo'. Las próximas generaciones juzgarán anticipos y olvidos, y revisarán con rigor exaltaciones públicas, ditirambos, cuadros de honor, birretes, togas…

 Resulta que la revolucionaria 'Razón', que se pavoneó en la Catedral de 'Notre Dame' de París, anda buscando posada. Por eso conviene esperar.
 
 Es obvio que no tengo autoridad para valorar la interpelante creación de BRAZAM, de provocadora y ejemplar sinceridad, pero sí la suficiente sensibilidad que me faculta a expresar mis impresiones e intuiciones a la sombra de horas de conversación, de hondas reflexiones estéticas y éticas con él: artista de graníticas convicciones.

 Cual 'poverello d'Assisi' respeta a los lobos esteparios de verdad, que llevan la dignidad de la soledad acompañada. Él es un 'lobo estepario'. Sus 'reconocimientos' son 're-conocerse' a diario con la intención de no perder su amado norte. Es brisa-ciclón. Una cultura milenaria le acompaña en momentos de paz o desasosiego. Sueña despierto.

 A los altares se sube por la 'heroicidad' que se demuestra con la 'obra', desnuda de influencias y mercadotecnia, e inmaduras arrogancias, sin retos indecorosos a modo de ridículos dioses del Olimpo de ayer y de hoy. He releído el poema 'Tributo a los pintores' de William Carlos Williams y me siguen impresionando estos versos: «no se puede ser / artista / por pura ineptitud /… ¡El sueño está / al final de la búsqueda!». Concluyo con esta sabia cita a tener muy presente y que tanto me subyuga: «La luz / será siempre más rápida / que el trueno».