Nos vemos en “Graná”



Más de 3.800 personas de 132 municipios de la provincia se benefician del programa  ‘Punto de Encuentro’ de la Diputación de Granada, que permite a los ciudadanos pasar un día en la capital para conocer su patrimonio cultural.




 “Yo a Graná sólo he venido para asuntos de médicos”, dice Antonia Cruz con la franqueza de sus 70 años, pero con la simpatía e ilusión de una chica de 20. Ella es una vecina de Cogollos. Una más de los y las ciudadanos de la provincia cuyos recursos y circunstancias no les permiten acceder con facilidad a la capital para disfrutar de actividades culturales y de ocio. Para ella, montarse en un autobús, tomar un café a pie de carretera, conocer la Alhambra o pasar una tarde de cine es casi una aventura, pero no un sueño sin realizar. Ha podido cumplirlo gracias al programa ‘Punto de Encuentro’ del área de Cultura de la Diputación de Granada, que en los últimos cuatro años ha permitido que un total de 3.812 personas de 132 municipios puedan disfrutar de una jornada en la ciudad, donde participan en distintas rutas y actividades que les permite conocer un patrimonio cultura, accesible para muchos, pero desconocido para otros tantos.

 De este modo, los recursos culturales de Granada “se ponen a disposición de los ciudadanos, que deben ser los verdaderos protagonistas de su disfrute”, explica la diputada de Cultura, María Asunción Pérez Cotarelo, para quien este tipo de programas le “dan sentido y vida a la gestión institucional”, puesto que “ayuda a la ciudadanía, sobre todo a las personas personas mayores, a comprender la historia y entender lo que somos a través de su pasado”. Un pasado presente en forma de legado patrimonial que, en muchos casos, “es la primera vez que tienen la oportunidad de conocer”, añade.

 Pero no se trata de distraerlos con simples paseos por la ciudad. Todas las visitas ofertadas a través del programa de Concertación con los municipios están “organizadas y preparados con mucho cuidado, al tiempo que cuentan en todo momento con el apoyo didáctico de dos intérpretes de patrimonio cultural, que van explicando e ilustrando el tour de acuerdo con el perfil de los visitantes”, explica Dolores Aguilar, técnico de cultura responsable del proyecto y que cifra en 60 y 66 años la edad media de las mujeres y hombres participantes, respectivamente. Sin embargo, “cada vez participan más jóvenes que también están interesados en conocer lugares emblemáticos como la Alhambra, el Albaicín, el Realejo, el Museo de Bellas Artes, los monasterios de la ciudad o la catedral”, explica Lola, para quien el hecho de que las visitas se organicen en fin de semana “también facilita que quienes trabajan o tienen otro tipo de obligaciones entre semana puedan acudir”.

 Las actividades, que se realizan a petición de los propios municipios en función de sus gustos o preferencias, también incluyen la participación en actividades de ocio como ir al cine, asistir a una obra de teatro o a una exposición. Por eso, Antonia, de Cogollos está encantada. “Es la primera vez que vengo y me lo estoy pasando genial. Me parece muy bien que se organicen actividades de este tipo pues de otra forma no tendría oportunidad de conocer todo lo que estoy conociendo”, afirma la mujer mientras se admira contemplando la iglesia de Santo Domingo del barrio del Realejo.

 Junto a ella, otras vecinos y vecinas de Cogollos y de Albuñán como Dolores Guerrero, Juan Fernando Gómez también se afanan por escuchar las explicaciones de la monitora, Ana Gómez, para quien una de los aspectos más gratificantes de guiarles en las visitas es la posibilidad “de provocarles nuevas sensaciones, de que perciban cosas que hasta ahora desconocían pero que son susceptibles de hacerles ver su realidad de un modo diferente e incluso hacerles cambiar su forma de pensar sobre según qué aspectos, como por ejemplo, el arte contemporáneo”. Pero, sobre todo, para Ana también es muy importante “que lo pasen bien, que se les despierte la curiosidad pero mientras ríen, que también vean estas jornadas como una oportunidad para convivir con otras personas a través del ocio y la cultura”.

 Y, desde luego, ganas de reír no le faltan a Juan Fernando. A sus 74 años mira extrañado un cuadro de José Guerrero en el Palacio de los Condes de Gabia. Sus ojos le delatan. No parece entender muy bien qué significan las formas y los colores. Y, sin embargo, baja complacido las escalaras del edificio. Porque “estoy viendo cosas que jamás había visto”, dice este hombre jubilado mientras se encamina junto a sus compañeros a la calle. Allí le depara un día intenso: el Campo del Príncipe, la Casa de los Girones o el Monasterio de San Jerónimo, entre otros. Para él, venir “a Graná” también ha sido un descubrimiento.