Variado repertorio el que ofrecieron al público que llenaba la galería del Carmen, el viernes 3 de noviembre a las 9 de la noche, el grupo de acordeonistas, con acompañamiento de piano y percusión, Acordeón Club, de Bagnères de Bigorre, y nuestra Banda de Música de la EMAG.
Abrieron la noche los músicos de Bagnères, que con esta actuación ponían fin a la visita que vecinos de esta población han hecho a nuestro pueblo, su pueblo hermano, durante la última semana. Demostraron tener un gran nivel a juicio de parte del profesorado de la EMAG, que comentó con nosotros la grata impresión que les había causado. También mostraron la versatilidad de este instrumento, poco frecuente en Andalucía, pero destacado en el Norte de España y Francia.
Ofrecieron música de una variedad de estilos con piezas como “What a wonderful world” de Louis Armstrong”, El pasodoble “España cañí”, “The final countdown” del grupo sueco de rock Europe, varios popurrís, concretamente de Jacques Brel. Bee Gees y Stevie Wonder y la mítica “hotel California” de Eagles.
Tras ellos se apretujaron en el fondo de la sala, que hizo las veces de escenario sin serlo, nuestros jóvenes talentos de la Banda de la EMAG.
Interpretaron, con el arte y dominio al que nos tienen acostumbrados, cinco pasodobles y un popurrí de boleros.
Comenzaron con “Viva el pasodoble” al que siguió “Así es mi Granada” y “El beso”. Siguieron su actuación con un popurrí de boleros que incluyó, si no me equivoco, fragmentos de: “Bésame mucho”, “Mira que eres linda”, “Recuerdo aquella vez” y “Tres palabras”.
Seguidamente tocaron “Que viva España”, con la que quisieron dar por finalizada su actuación, ya que su director, Rafael Molinero, dijo que la noche había sido larga y “a estas horas ya hay hambre”, pero tras la petición del público, que no tuvo que ser demasiado insistente, dada la notoria entrega de la banda, se despidieron, ya sí con “El gato montés”.
Buena noche musical que puso de manifiesto, una vez más la necesidad de una casa de la cultura, que, ya sí parece posible, tendremos con el tiempo.
Texto y fotos: Prudencio Gordo.