Alhama destacó por su oposición en el referéndum franquista de la LOE, en 1966



Este 14 de diciembre de 2021 se cumplen exactamente 55 años del denominado referéndum de la Ley Orgánica del Estado, en aquel miércoles de 1966. Todo se planeó en torno a la figura del dictador. Votar sí era la paz, el no el caos. La oposición, a la dictadura plateó como más apropiado no votar, ya que el votar “no” podía ser utilizado para dejar en evidencia la escasa consistencia de la oposición a Franco, mientras la abstención conseguiría sumar todos los votos negativos, hasta los de los muertos. En este planteamiento, en todo nuestra provincia la población con mayor abstención, relativamente hablando en relación al número de habitantes, fue Alhama seguida de Ventas de Zafarraya, entonces municipio independiente, y en votos negativos Salar seguida de Alhama.




 “Durante toda la noche y la madrugara continuaron funcionando los servicios instalados para conocer los datos del referéndum en la provincia. Nuestros informes a las tres de la madrugada eran de ochenta y un pueblos de la provincia. La impresión es magnífica y confirma ya en la mañana de hoy, día 15, las noticias que recogimos en los primeros momentos. Según los cálculos hechos, los votos en sentido favorable a la Ley Orgánica oscilan en muchos de nuestras localidades rurales en cien por cien y el noventa y nueve por ciento, con lo cual se consigue un carácter afirmativo no logrado.”

 Con esta entradilla, comenzaba la información que el diario “Ideal” daba, el día 15 de Diciembre de 1966, sobre los resultados del referéndum celebrado el día anterior sobre la denominada Ley Orgánica del Estado. Información que llevaba por título el de “En la provincia, los votos afirmativos van del cien por cien al noventa y nueve por cien” y como primer subtítulo “Se ha conseguido una masa afirmativa como nunca”.

Desde la prensa de predisponía a los ciudadanos


 La referida Ley Orgánica del Estado, aprobada por unanimidad por las Cortes Españolas unas semanas antes, también como un homenaje más a Franco con ocasión de sus treinta años en la Jefatura del Estado, intentaba un revestimiento jurídico de su régimen existente en aquellos momentos, afirmándose que se daba lugar a una especie de “constitución” formada por el conjunto de las llamadas leyes fundamentales, como eran la Ley de Principios del Movimiento Nacional, el Fuero de los Españoles, el del Trabajo, la Ley Constitutiva de las Cortes, la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, la Ley de Referéndum Nacional y, completándose todo ello, con la que comentamos, la Ley Orgánica del Estado.

 El referéndum, al igual que en los que se convocaron en anteriores ocasiones, pero en este caso con mejores medios y más eficaces técnicas publicitarias y de inteligente manipulación de la opinión y hasta de la decisión a tomar, fue precedido de una propaganda que en nada tuvo en cuenta, como hubiese correspondido en una convocatoria a las urnas de esta índole, dar una amplia y adecuada explicación de esta nueva ley fundamental.

 Toda la campaña del referéndum, prácticamente desde que se aprobó el día 22 de noviembre la ley por la Cortes, se basó en presentar a Franco como providencial inspirador y garante de la ley, la que debía votarse como adhesión a su persona y como el mejor medio legal para el futuro político de toda España y los españoles.

Papeletas de propaganda del , lógicamente nadie se atrevió a hacer campaña de lo contrario

 Personalmente, y procuro evitar en todo momento actitudes o posturas personales o partidistas, aquella campaña organizada por el mismo ministerio de Información y Turismo, entonces Manuel Fraga Iribarne, toda ella a favor del “Sí” y sin que existiese la más mínima posibilidad de que se diesen a conocer opiniones o comentarios que llevasen al “No” o a la abstención, la vi, entonces, a mis dieciocho años, basada, y resumida en un mensaje que llegó una y cientos de veces hasta el último rincón de España y a cada uno de los españoles: “Sí, era votar a Franco; y votar a Franco, era votar paz, seguridad y seguir en el camino de la prosperidad que se estaba consiguiendo, la que en aquellos años se concretaba en que habíamos pasado de la alpargata al “seillas”. Votar “No era, prácticamente, querer volver a la guerra y que el comunismo se hiciese con España, el caos”.

 Puestas las cosas así, cuando la oposición existente en el exterior al régimen de Franco habló que ante esta manipulación y pensando en la que podría darse en lo que a los votos en concreto se refería, lo mejor era no ir a votar, abstenerse. Entonces, la campaña franquista interior, la que se desarrollaba como oficial, apretó a un más y, por ejemplo, indicó que no sólo había que ir a votar, sino que, además, había que solicitar un certificado en la mesa correspondiente de haber emitido voto, ya que este certificado podría ser solicitado a funcionarios, clases pasivas, etc.

 En estas condiciones, la participación en toda España, ahora después veremos en concreto los datos referidos a Alhama y a los pueblos de nuestra comarca, fue masiva, con hasta más del noventa por ciento de votantes, y unas respuestas afirmativas que superaron hasta esos mismos porcentajes. “Un verdadero éxito”, es lo cierto, y un respaldo popular, al menos sobre el papel, a Franco y a la anunciada apertura de su régimen.

Los cartelones del dictador lo inundaban todo con el


 Los mismos servicios informativos franquistas, poco después de celebrado el referéndum, difundían el siguiente comentario: “Resulta curioso que los enemigos del régimen español que más insistían en la supuesta impopularidad de éste, fueran los que con más inquietud acogieron el anuncio del referéndum sobre la Ley Orgánica del Estado. Era evidente, a la vista de las primeras reacciones del país, que en el Referéndum no se iba a votar tanto un aspecto u otro de la Ley, como la confianza del pueblo en su Caudillo. Y que planteada la confrontación en ese terreno, el resultado iba a ser una espectacular prueba de adhesión al Jefe del Estado.

 El partido comunista, una vez más, marcó la línea a seguir: boicotear el Referéndum, desacreditándolo por anticipado, no votar. El último aspecto era hábil. Votar “no” podía servir para demostrar la escasa consistencia de la “oposición”. En cambio, la abstención permitía sumar como propios todos los votos negativos, todas las abstenciones deliberadas y sobre todo, las que se producen indefectiblemente en cualquier votación general: la de los enfermos, los despistados, los abúlicos, los indiferentes y hasta los muertos.

 “En el extranjero -continua el comentario de los referidos servicios del régimen-, como siempre que se mueve la batuta comunista, las campañas se orientaron en el mismo sentido: el referéndum iba a ser un fraude y había que boicotearlo. Picasso abrió el fuego: “Si yo volviese a España, no participaría en el referéndum”. Le siguió Bergamín, y pronto, en un lado u otro del ancho mundo, toda la nómina de habituales de las campañas antiespañolas. Todos fieles y obedientes a la voz de su amo, más conocido como Santiago Carrillo”. Con estos planteamientos, como comprenderá el lector y como recordará más de un paisano de toda esta querida comarca nuestra, abstenerse era tan peligroso como que se supiese que se había votado “No”, lo que, lógicamente, por el temor a alguna represalia, pocos se atrevieron a decir que habían hecho, al menos por aquellos años, después, como siempre, cuando llegaron nuevos tiempos y las circunstancias cambiaron faltaron por todos los lados y pueblos, votos negativos para sacar la cuanta de cuantos comenzaron a decir que ellos “votaron no a Franco en el referéndum del 14 de Diciembre de 1966”.Aunque por nuestra comarca, en alguna medida, sí sabíamos de los que o habían votado “no” o se habían, clara y limpiamente, abstenido, exponiéndose una vez más.

La papeleta del voto, con la pregunta que había que contestar a mano


 Enfocado así el referéndum como un plebiscito más en favor de Franco, la transcendencia de la ley que se iba a votar quedaba no sólo en un segundo plano, sino que una gran mayoría, no lo neguemos ahora, no sabía ni siquiera y, más aún, en razón a la falta de cultura política que existía, de que iba aquél texto legal que, ni más ni menos, daba no solo una nueva redacción, sino también un nuevo enfoque, a denominadas leyes fundamentales anteriores, eliminando o limando de las mismas cualquier tipo de las connotaciones fascistas con las que nacieron, fueron promulgadas y estuvieron vigentes y que, en no pocos casos, por la vida real del país, que no siempre era la oficial o la que quería el régimen, fueron más que superadas.

 Esta importante ley insistía en la estructura de España como un reino, fijándose la figura del futuro rey para cuando se diesen lo que entonces se llamaba “las previsiones sucesorias” y delimitando las atribuciones ordinarias de esta suprema magistratura del Estado, se deslindaba la figura del jefe del Estado del jefe del Gobierno, lo que se haría efectivo por vez primera cuando Franco nombre en junio de 1973 a Carrero Blanco jefe del Gobierno, se señalaba la composición del gobierno, el nombramiento y cese de sus miembros y la responsabilidad e incompatibilidad de los mismos, se establecía la organización y funciones de las más importantes instituciones del Estado, como el Consejo Nacional, el Consejo del Reino, la Justicia, las Fuerzas Armadas, la Administración Pública, etc., se da paso a que el grado de elegibilidad en las Cortes Españolas se fijase en el llamado tercio de representación de cabezas de familia, mientras que los otros dos tercios continuan siendo orgánicos, dependiendo directamente de las representaciones sindicales, totalmente controladas por el régimen, y por las económicas y profesionales, también fáciles en su mayoría de controlar.


Votando en un país que no se votaba, sólo para 'legitimar' al régimen


 Y todo esto en aquel referéndum quedaba atrás para la gran mayoría, gracias a los planteamientos manipuladores que llevó a cabo el mismo régimen, enfocándose todo hacia “Sí o No a Franco”, una vez más, la maquinaria del autoritarismo dictatorial conseguía sus fines. Por ello, ya en un sentido histórico y respetando siempre todo criterio o decisión que se haya llevado a cabo con buena fe y con convicción personal de que es lo justamente procedente, es muy curioso saber los votos negativos que se produjeron en cada una de nuestras poblaciones, así como las abstenciones aproximadas, ya que la realidad matemática jamás se sabrá, ya que nunca sabremos en donde hubo o no “pucherazo”, en donde se pudieron producir fraudes en los recuentos o en las mismas actas de las mesas, ya que de todo hubo, así como es indudable que la inmensa mayoría del pueblo español, como el de todos y cada uno de nuestros pueblos comarcales, incluida Alhama, por una y otras razones, votó “Sí” sabiendo que ello era una clara adhesión a Franco.

 Pasemos a los datos oficiales que se dieron sobre las votaciones de nuestros pueblos, en este caso los que constituían lo que entendíamos por nuestra Comarca, ya que nuestro partido judicial no contaba con Zafarraya que pertenecía al partido judicial de Loja, en relación a la Ley Orgánica del Estado en aquél referéndum del 14 de Diciembre de 1966, en el que pudieron emitir voto los mayores de veintiún años.

Los votos de nuestra comarca


 Cada lector, sin lugar a dudas, sacará sus conclusiones con una simple observación de estos datos, se deduce que reunían bastante poco rigor y que habían sido manipulados en distintos sentido al no cuadrar ni siquiera los de la misma población. Es evidente, que nadie pretenda convencernos de lo contrario, que además de una excelente campaña a favor del sí, se dio también, de muy distintas formas, una cierta advertencia hacia aquellos que se atreviesen a votar negativamente o a abstenerse, lo que no quita que, de una u otra forma, en aquellos momentos, la mayoría, por muy diversas razones, alguna de ellas realmente triste y lamentable, estaba a favor del “Sí” y, con ello, del mismo Franco. Todo ello además de los pucherazos que se darían prácticamente por la práctica totalidad de las ciudades, pueblos y lugares de España.

 Por ejemplo, un caso que puedo narrar y que pone en evidencia la burda forma de quedar bien alcaldes y representantes políticos por toda la geografía española. Mi hermano León Felipe, en aquel momento jefe del Servicio de Extensión Agraria de un gran pueblo de La Alpujarra, junto con su mujer, mi cuñada Natividad, y el casero de la casa que tenían alquilada, votaron los tres “no” y resultó que en toda la población sólo salió un “no”, así creían engañar a cuantos votasen de esta forma haciéndoles creer que era su “no”. Claro, no pensaron en los matrimonios y familias, al menos tenían que haber aceptado cuatro o cinco votos negativos y ya era más creíble.

Justificante de haber votado


 Relativamente, como se observará por el cuadro siguiente, Alhama fue uno de los pueblos de la provincia de Granada en los que más “No” y abstenciones se dieron, quizás también, debemos de reconocerlo porque no sabemos de campaña o gesto alguno de “advertencia” o “aviso”, sino que sí, precisamente, se habló del la Ley Orgánica del Estado, resaltando la importancia que tenía para España y todos los españoles, y nada más, que sepamos.
Algunos datos de la provincia


 En el conjunto de la provincia de Granada votaron en total 424.635 personas, lo que supuso el 88,73% del censo; afirmativamente lo hicieron 420.778, lo que supuso un 99,09%; negativamente, lo hicieron 1.90l personas, un 0,44%, y votos nulos resultaron 1.956, un 0,47%.

 Los datos referidos concretamente a Alhama arrojaron, en relación a la media provincial que acabamos de reflejar, lo siguiente: votaron 4.156 personas, es decir, el 75,45% del censo, dándose la máxima abstención relativa de todas las poblaciones que relacionamos de la provincia, el 24,45%; lo hicieron afirmativamente, 4.083, lo que supone un 98,24% de los votos emitidos; negativamente 47, lo que fue un 1,13%.

 Si se observan y analizan las cifras de cada municipio de los que relacionamos, prácticamente los que tenían más habitantes de toda la provincia de Granada, así como algunos otros cercanos a nosotros, resulta que a Alhama en abstenciones ocupa el primer lugar con un 24,54%, siguiéndole Ventas de Zafarraya, con un 19,68%, y Almuñecar, con un 18,86%. En lo que se refiere a votos negativos, relativamente hablando, sólo le superó a Alhama la localidad de Salar, quedando muy por detrás diversas poblaciones granadinas que tenían cierta fama de antifranquistas.

La prensa del día siguiente