Pervivencia del Franquismo


 Sorprende el símbolo, supongo que falangista, de las dos espigas y el martillo; sobre todo por la casi obligada asociación con otro símbolo, el de la hoz y el martillo, que con tanto afán persiguió el régimen.

 Año 1954 y Rodrigo Vivar Téllez, sin duda alguna el veleño más famoso de la época se asomaba a nuestra Alhama, al menos en la placa que lleva su nombre. Ignoro si vino personalmente a descorrer la cortinilla que la celaba o si delegó en otra persona. En cualquier caso es cierto que ahí queda la placa con sus símbolos falangistas y el nombre de Delegación Nacional (por la época todo era nacional) de Sindicatos. También sorprende el plural en un país en el que legal, sólo había uno y los restantes eran penalmente perseguidos.

 Como nota anecdótica decir que Rodrigo Vivar Téllez fue uno de los últimos procuradores franquistas, de aquellos que aprobaron la Ley de reforma política que dio paso a la Transición. Lo que no fue una anécdota fueron las sentencias a muerte, que como juez militar firmó entre 1937 y 1938. Bien es cierto que consta también que en algún caso de amigos y conocidos como en el caso de un comunista, intercedió para sustituir la pena de muerte por la de destierro.

 Pero no es la pervivencia de esa placa, con su “cangrejo” lo que a mí me inquieta. Lo realmente preocupante es la pervivencia del Franquismo no en sus símbolos, sino en la forma de pensar de la gente. Que uno de cada cuatro adolescentes andaluces crea que la mujer debe estar “en su casa con su familia” es mucho más preocupante porque indica que algo se está haciendo mal en la educación andaluza. Quiero creer que ese adolescente se educó en la enseñanza privada y religiosa y que los tres restantes lo hicieron en la pública. Pero también quedan residuos del Franquismo en una sociedad en la cual hay que dar de comer a quien ni para eso tiene mientras que, hablo de Andalucía, se concedió la Medalla de Andalucía a quien no tenía más méritos aparentes que su afición a los toros y las sevillanas, supongo que con copa de manzanilla incluida. Ahora la Junta tiene que batallar judicialmente para que los herederos de la duquesa paguen lo que deben en concepto de impuesto de transmisiones.

 Tampoco daré por liquidado definitivamente el Franquismo mientras haya quien use el término “comunista” como insulto o descalificación o mientras que los privilegios otorgados a la Iglesia Católica coexistan con situaciones de desamparo de los más débiles y desprotegidos.

 No, no son las placas las que me inquietan. No está de más que se eliminen de nuestras fachadas los símbolos falangistas, a fin de cuentas el falangismo ya era una ideología caída en desgracia por las fechas en las que nací, años sesenta del pasado siglo; pero lo que realmente importa es trabajar de forma real para construir una sociedad en la cual se consiga que la España de Franco sea sólo motivo de estudio en las clases de historia, allí se puede analizar sus luces, pocas y sus sombras, muchas. Pero en la sociedad del año 2014 no se pueden tolerar actitudes ni modos de pensar que sumieron a nuestro país en unos de sus periodos más infamantes. Y mientras queden niños sin comer, mujeres maltratadas, personas sin acceso a un medio de vida digno, y, en definitiva, todo el sinfín de situaciones que la prensa diaria nos trae, el Franquismo pervive mucho más allá de sus símbolos. Tal vez quitarlos sea el inicio verdadero de la liquidación total del mismo.