Nada más lejos de mi ánimo e intención que entrar en polémicas estériles e infantiles joyero-placeteras. Como residente en este pueblo tengo claro que también La Placeta es mi pueblo.
Como lo son el resto de calles y barrios del mismo, calles y barrios que suelo frecuentar tanto por salud, como por compromiso medioambiental, a pie; que es el modo más idóneo para captar detalles, ambientes y peculiaridades de cada lugar que al pasar en vehículo quedan ocultas por la velocidad y la perspectiva. Y los detalles que advierto en mis paseos por aquí y por allá son una cierta dejadez, que ha sido ya denunciada en este medio, de los lugares de Alhama que no son emblemáticos para el turismo; tampoco es que estos lugares estén mucho mejor, si vamos al caso.
Calles en estado deplorable, dejadez, desidia, suciedad; imposibilidad de transitar en ocasiones por algunas de ellas...no creo estar exagerando en lo que afirmo, más bien creo que, estoy, como suele ser mi costumbre moderando mi lenguaje y crítica. Lo más fácil sería decir que nos come la mierda, que es forma de hablar que entienden bien nuestros munícipes; pero no llegaré a tanto, me quedo en que hay una evidente falta de equidad entre el tratamiento que nuestro consistorio da a las calles de la Placeta y zonas adyacentes y el que otorga a otras zonas como Las Calles Bajas, El Tejar (Alto y Bajo), la Barriada de San Diego, El Ejido, Carril Alto y Carril Bajo, Atocha, La Joya etc. que no solo sufren un cierto descuido sino que también deben de ir a la Placeta no solo a trámites administrativos, lo cual es lógico porque el ayuntamiento está donde está y no vamos a cambiarlo de ubicación, es que también a la hora de cualquier evento cultural o lúdico se usa y abusa de la Placeta. Y lo cierto es que aquí pagamos todos tanto los impuestos directos de contribución, agua, alcantarillado, basura etc., como los indirectos del IVA.
No estoy acusando a nuestros regidores municipales de discriminar a buena parte de la población de Alhama; estoy acusando a los mismos, estos de ahora y los que antaño hubo, de falta de imaginación a la hora de ubicar eventos culturales, por ejemplo. Sé que no es fácil contentar a todos todo el tiempo, pero creo que el uso de un poco de imaginación a la hora de programar actos o gestionar los servicios y necesidades del pueblo, seguramente ayudaría a mejorar las cosas.
Y ciertamente en nuestro pueblo hay un buen número de cosas en las que se podría mejorar. Empezando por el arreglo de las calles, pero un arreglo verdadero, no un simple limitarse a parchear, y terminando por el uso por parte de quienes nos representan de un lenguaje correcto y, aquí les recuerdo a Gallardón y sus instrucciones acerca del vestir en sedes judiciales, decoroso. Y también les recuerdo que hablar correctamente es gratis. Como se ha dicho siempre, el caldo de gallina y hablar bien, nunca le ha hecho daño a nadie.