Pienso que lo mejor de las vacaciones, para quienes pueden disfrutar de ellas, es el regreso, el reencuentro con las cosas cotidianas que conforman el día a día. Y, por supuesto, contarlas o compartirlas en las redes sociales.
Y sin embargo, ese pequeño o gran placer de abrir la puerta de casa y decir eso de “al fin en casa”, o su versión más anglosajona, “hogar dulce hogar” necesita que antes se haya tenido un trabajo con vacaciones pagadas, la posibilidad de poder salir de casa durante unos días y el regreso asegurado a ese trabajo del que se ha “huido”, al menos durante los días de veraneo. Y, lógicamente una casa a la cual regresar.
Durante los primeros días de septiembre, con esa vuelta al cole, es casi un tópico hablar de regresos y reinicios o de eso tan socorrido que se llama “depresión pos vacacional”; se da por supuesto en los medios de comunicación que todo el mundo has disfrutado de un “merecido descanso” y regresa a sus tareas de siempre con “las pilas cargadas”. Y, sin embargo lo cierto es que hay mucha gente que aun disfrutando de vacaciones pagadas no se puede permitir viajar, por la razones que sea; también es cierto que hay mucha gente que este año no tendrá un hogar en el que reincorporarse al día a día o tampoco un puesto de trabajo al que volver.
Creo en la prensa hay un cierto grado de frivolización, de banalización y de desentenderse de esa otra realidad a la que solo se asoma cuando una noticia, a ser posible con sangre, la hace visible. Es el caso de los suicidas por desahucio, que solo son noticia durante el breve instante que media hasta que otra noticia la reemplaza. Tampoco pretendo hacer una mirada sensiblera solo llamar la atención sobre toda la gente para las que este septiembre será un septiembre sin regreso. Cada una de esas personas tiene a sus espaldas una historia que contar mucho más interesante que los comentarios jocosos sobre el nivel de inglés de doña Ana Botella, que tanto juego están dando.
Espero que nuestros gobernantes, a los que hace tiempo que no dedico una sola línea, regresen de sus vacaciones con ideas nuevas para dar soluciones a lo que verdaderamente preocupa a la gente, que es algo tan simple como llenar el estómago al menos tres veces al día y tener un techo con el que guarecerse de las inclemencias del tiempo. Que mucho me temo yo que no van a tener más ideas que las que tenían antes de irse.
Durante los primeros días de septiembre, con esa vuelta al cole, es casi un tópico hablar de regresos y reinicios o de eso tan socorrido que se llama “depresión pos vacacional”; se da por supuesto en los medios de comunicación que todo el mundo has disfrutado de un “merecido descanso” y regresa a sus tareas de siempre con “las pilas cargadas”. Y, sin embargo lo cierto es que hay mucha gente que aun disfrutando de vacaciones pagadas no se puede permitir viajar, por la razones que sea; también es cierto que hay mucha gente que este año no tendrá un hogar en el que reincorporarse al día a día o tampoco un puesto de trabajo al que volver.
Creo en la prensa hay un cierto grado de frivolización, de banalización y de desentenderse de esa otra realidad a la que solo se asoma cuando una noticia, a ser posible con sangre, la hace visible. Es el caso de los suicidas por desahucio, que solo son noticia durante el breve instante que media hasta que otra noticia la reemplaza. Tampoco pretendo hacer una mirada sensiblera solo llamar la atención sobre toda la gente para las que este septiembre será un septiembre sin regreso. Cada una de esas personas tiene a sus espaldas una historia que contar mucho más interesante que los comentarios jocosos sobre el nivel de inglés de doña Ana Botella, que tanto juego están dando.
Espero que nuestros gobernantes, a los que hace tiempo que no dedico una sola línea, regresen de sus vacaciones con ideas nuevas para dar soluciones a lo que verdaderamente preocupa a la gente, que es algo tan simple como llenar el estómago al menos tres veces al día y tener un techo con el que guarecerse de las inclemencias del tiempo. Que mucho me temo yo que no van a tener más ideas que las que tenían antes de irse.