En su momento escribí sobre las manos artesanas, creo conveniente hacerlo hoy sobre las mentes pensantes, es decir, sobre aquellas mentes capaces de analizar, captar, y entender la realidad y hacer propuestas para cambiarla.
Es España país poco dado al debate civilizado de ideas, a la confrontación de ideas y programas transformadores de la realidad; somos más bien de genio fuerte, de rabia y visceralidad, de gritar consignas más que de expresar sosegadamente pareceres, opiniones e ideas. También en lo tocante al pensamiento científico estamos aún arrastrando el famoso “qué inventen ellos”.
Y, sin embargo, cualquier acción requiere antes pensar, proyectar, idear. Establecer un proyecto para transformar este mundo que es, gracias al trabajo de las mentes pensantes y de las manos artesanas, habitable. No faltan honrosas excepciones, pero por lo general quienes nos representan no están a la altura de las circunstancias a la hora de afrontar los problemas que tenemos, porque carecen de un pensamiento propio, de un programa coherente capaz de antes que nada, interpretar que es lo que está pasando, no ya en España, si no en el resto de este planeta.
Estamos engolfados en el día a día de la picaresca nacional y olvidamos lo esencial. Y lo esencial es que nos digan claramente qué proyecto hay para salir de la crisis económica, moral y social que sufrimos. Lo esencial es que se pongan a trabajar las mentes pensantes de los partidos, de los sindicatos y de la patronal para intentar dar una salida a esta situación.
Tal vez el problema sea la falta de esas mentes pensantes en partidos, sindicatos y patronal que aún hacen del “derecho al trabajo” y de la “creación de empleo”, la panacea universal para remediar nuestros males. Esta copla la estoy escuchando desde que tenía trece años y por lo visto no da resultado. Si no se puede crear trabajo para todos, habrá que dar soluciones para que todos puedan tener resueltas las mínimas condiciones de subsistencia. Pero no sigan con la milonga de que con tal o cual reforma laboral se van a producir millones de puestos de trabajo nuevos, o de que hemos de cobrar menos, y trabajar más. Ya no cuela. Un poco de imaginación.
Es cierto que existen algunas gentes lúcidas capaces de captar la realidad y de indicar posibles salidas a este laberinto en el que estamos y del que, si hemos de salir, hemos de hacerlo con el esfuerzo de todos, las soluciones que nos traen de fuera ya hemos visto a donde nos han llevado. Gente como Concha Caballero, Rosa María Artal, Vicenç Navarro, Juan Torres López o Francisco Mora, por ejemplo, cada uno en su campo, son pensadores capaces de analizar el mundo en el que vivimos, y de hacerlo sosegadamente y proponer posibles caminos para salir de este mundo en el que las políticas neoliberales nos han metido. Porque los verdaderos problemas son los recortes al estado del bienestar que dicen que no es sostenible. Hay gente, mentes pensantes. que afirman que sí es sostenible.
Lo malo es que esas pocas voces no se escuchan entre el inmenso griterío de los tertulianos vociferantes e insultantes que pululan entre la “intelectualidad española” y cuyo argumento más recurrente es “y tú más”. País, que diría Forges.
Y, sin embargo, cualquier acción requiere antes pensar, proyectar, idear. Establecer un proyecto para transformar este mundo que es, gracias al trabajo de las mentes pensantes y de las manos artesanas, habitable. No faltan honrosas excepciones, pero por lo general quienes nos representan no están a la altura de las circunstancias a la hora de afrontar los problemas que tenemos, porque carecen de un pensamiento propio, de un programa coherente capaz de antes que nada, interpretar que es lo que está pasando, no ya en España, si no en el resto de este planeta.
Estamos engolfados en el día a día de la picaresca nacional y olvidamos lo esencial. Y lo esencial es que nos digan claramente qué proyecto hay para salir de la crisis económica, moral y social que sufrimos. Lo esencial es que se pongan a trabajar las mentes pensantes de los partidos, de los sindicatos y de la patronal para intentar dar una salida a esta situación.
Tal vez el problema sea la falta de esas mentes pensantes en partidos, sindicatos y patronal que aún hacen del “derecho al trabajo” y de la “creación de empleo”, la panacea universal para remediar nuestros males. Esta copla la estoy escuchando desde que tenía trece años y por lo visto no da resultado. Si no se puede crear trabajo para todos, habrá que dar soluciones para que todos puedan tener resueltas las mínimas condiciones de subsistencia. Pero no sigan con la milonga de que con tal o cual reforma laboral se van a producir millones de puestos de trabajo nuevos, o de que hemos de cobrar menos, y trabajar más. Ya no cuela. Un poco de imaginación.
Es cierto que existen algunas gentes lúcidas capaces de captar la realidad y de indicar posibles salidas a este laberinto en el que estamos y del que, si hemos de salir, hemos de hacerlo con el esfuerzo de todos, las soluciones que nos traen de fuera ya hemos visto a donde nos han llevado. Gente como Concha Caballero, Rosa María Artal, Vicenç Navarro, Juan Torres López o Francisco Mora, por ejemplo, cada uno en su campo, son pensadores capaces de analizar el mundo en el que vivimos, y de hacerlo sosegadamente y proponer posibles caminos para salir de este mundo en el que las políticas neoliberales nos han metido. Porque los verdaderos problemas son los recortes al estado del bienestar que dicen que no es sostenible. Hay gente, mentes pensantes. que afirman que sí es sostenible.
Lo malo es que esas pocas voces no se escuchan entre el inmenso griterío de los tertulianos vociferantes e insultantes que pululan entre la “intelectualidad española” y cuyo argumento más recurrente es “y tú más”. País, que diría Forges.