Estoy convencido de que a pesar de los Bárcenas, los eres y toda la suerte de corruptelas que nos ensucian el aire que respiramos, aún es posible asomarse a la ventana o el balcón y respirar aire limpio.
Es cierto que ellos son más visibles; pero nosotros, la gente que día a día hace su trabajo de manera eficaz y honrada somos más; en realidad somos la inmensa mayoría los que acudimos a nuestro trabajo, caso de tenerlo o a nuestras actividades cotidianas, remuneradas o no remuneradas y lo hacemos con el afán de hacerlo lo mejor que podamos. Tengo cada día ejemplos, desde la gente que me pone el café mañanero al conductor de la “Arsina” o las dependientas de la librería en las que compro los libros con los que, inútilmente, intento rellenar los abismos de mi ignorancia, y así podría seguir con una larga lista.
Pero es que aún hay más motivos para respirar el aire de estas tierras y hacerlo a pleno pulmón. Hay gente que no solo hace su trabajo de forma eficaz y honrada, sino que además, una vez concluido este, aún da parte de su tiempo, es decir parte de su vida, a los demás, Voluntarios medioambientales, colaboradores en todo tipo de actividades culturales, gente de protección civil...Ya sé que no es la primera vez que trato de este tema; tampoco sería la primera vez que hablase de la corrupción. Pero hoy lo que me pide el cuerpo es reconocer el esfuerzo, casi siempre desinteresado de tanta y tanta gente que trabaja para que los demás pasemos por este mundo de un modo más agradable y llevadero.
No es cierto que aquí robamos todos como leí ayer en un artículo de un medio que ya no recuerdo. Aquí solo roban los ladrones, que son una minoría, si bien es cierto que es una minoría muy visible, sobre todo por su presencia casi constante en la prensa, radio y televisión. Y es que lo cotidiano, lo normal, no es noticia. Y lo normal es que en España los pensionistas cobran cada mes gracias al trabajo de los funcionarios que preparan las nóminas, a los empleados de cajas y bancos que las pagan. Lo normal es que España funciona cada día, a trancas y barrancas porque cada vez hay menos dinero por los recortes ideológicos que hacen los gobiernos; pero el que precisa ir al médico, al menos en Andalucía, tiene a su disposición una de las mejores atenciones, con unos profesionales de la salud excelentes; en las escuelas aún se sigue enseñando gracias al trabajo del personal enseñante, España funciona, como casi siempre en su historia, a pesar de sus gobernantes y gracias al empeño de los de a pie, de la gente de la calle, de los trabajadores de todo tipo, públicos y privados, remunerados o no remunerados que ponen cada día su afán por ventilar y orear el país y hacer que aún quede aire limpio. Y lo hace con sencillez, sin aspavientos y las más de las veces con una sonrisa en los labios.
Pero es que aún hay más motivos para respirar el aire de estas tierras y hacerlo a pleno pulmón. Hay gente que no solo hace su trabajo de forma eficaz y honrada, sino que además, una vez concluido este, aún da parte de su tiempo, es decir parte de su vida, a los demás, Voluntarios medioambientales, colaboradores en todo tipo de actividades culturales, gente de protección civil...Ya sé que no es la primera vez que trato de este tema; tampoco sería la primera vez que hablase de la corrupción. Pero hoy lo que me pide el cuerpo es reconocer el esfuerzo, casi siempre desinteresado de tanta y tanta gente que trabaja para que los demás pasemos por este mundo de un modo más agradable y llevadero.
No es cierto que aquí robamos todos como leí ayer en un artículo de un medio que ya no recuerdo. Aquí solo roban los ladrones, que son una minoría, si bien es cierto que es una minoría muy visible, sobre todo por su presencia casi constante en la prensa, radio y televisión. Y es que lo cotidiano, lo normal, no es noticia. Y lo normal es que en España los pensionistas cobran cada mes gracias al trabajo de los funcionarios que preparan las nóminas, a los empleados de cajas y bancos que las pagan. Lo normal es que España funciona cada día, a trancas y barrancas porque cada vez hay menos dinero por los recortes ideológicos que hacen los gobiernos; pero el que precisa ir al médico, al menos en Andalucía, tiene a su disposición una de las mejores atenciones, con unos profesionales de la salud excelentes; en las escuelas aún se sigue enseñando gracias al trabajo del personal enseñante, España funciona, como casi siempre en su historia, a pesar de sus gobernantes y gracias al empeño de los de a pie, de la gente de la calle, de los trabajadores de todo tipo, públicos y privados, remunerados o no remunerados que ponen cada día su afán por ventilar y orear el país y hacer que aún quede aire limpio. Y lo hace con sencillez, sin aspavientos y las más de las veces con una sonrisa en los labios.