Todos con "La Negra"


  No faltan en  el rico idioma nuestro adjetivos con los que calificar la situación del país y de la ciudadanía que lo habita; pero quizás el más claro sea el de fastidiado, ciertamente existe otro aún más claro y castizo, pero la más elemental cortesía y respeto a mis lectores me impide usar expresiones malsonantes.

 Así anda España, con  el IVA aumentado al 21 por ciento, la luz subida , un gran número de medicamentos fuera de la cobertura sanitaria, la prima de riesgo que hasta nuestro Presidente reconoce que  no hay quien pueda pagar intereses tan altos por el dinero que nos prestan, la protección por desempleo rebajada, recortes a las ayudas a cuidadores de personas  dependientes con la burla añadida de que tendrán que demostrar que son capaces de cuidar  a su hijo o familiar para poder cobrar la ayuda. Sólo la bajada del número de parados en el mes de junio y el triunfo de la selección española pusieron algo de alegría a esta ciudadanía agobiada, por ser suaves, con la gestión de su gobernantes. Una gestión que pasa por esquilmar a los que menos tienen y evitar molestar lo más mínimo a los poderosos, no sea que la liemos, pensarán.

 Naturalmente todo esto son los resultados de las recomendaciones de los que ponen los caudales de ese préstamo con buenas condiciones, que  no era rescate, pero que ya es casi una intervención. Los que dan el dinero quieren estar seguros de que van a recobrarlo, con intereses adecuados, y han escrito las recetas de esta melecina que el presidente nos va a administrar a todos los españoles, para purgarnos de todos estos años de ”vivir por encima de nuestras posibilidades”, metafóricamente hablo, pero no por metafórico este enema resulta menos fastidioso.

 El objetivo del FMI, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo no es otro que el de llevar a la práctica, con todas sus consecuencias, la utopía de Milton Friedman  y de  la Escuela de Chicago, de que el egoísmo y los mercados dejados a su libre albedrío regularán la economía de la mejor manera posible, y de que toda intervención del Estado es nociva para lograr este  final en el que los mercados y la libre iniciativa producen salarios adecuados, precios adecuados y los máximos beneficios para la sociedad. No me parece que nada de esto haya sucedido o esté por suceder próximamente.

 Naturalmente: el egoísmo y la búsqueda del máximo beneficio únicamente produce, eso, el máximo beneficio para un mínimo de gente y la máxima pobreza para la inmensa mayoría, mediante la creación de grandes masas de gente sin empleo, que garantizan que se paguen salarios bajos, con  las privatizaciones de empresas públicas y creando estados de opinión púbica cercanos al estado de shock, aquel en el cual se acepta cualquier solución que se nos ofrezca. Quien recuerde la prensa antes de las últimas elecciones generales tendrá una idea de este estado de opinión al que me refiero. Eran ellos o el desastre. Ahora tenemos las dos cosas a ellos y al desastre.

 Existen otras formas de encarar la salida de esta crisis, pero tienen muy mala prensa: En nuestros días abogar por soluciones de izquierda, incluso moderada como las socialdemócratas, basadas en políticas Keynesianas está bastante mal visto entre los exquisitos opinadores de cierta prensa escrita, radiada y televisiva que comen de eso, precisamente. Sin embargo yo, que no tengo nada de exquisito y me mantengo de mi pensión por enfermedad y escribo, es cosa sabida, por pura afición, si que abogo por  las políticas económicas Keynesianas, que, por ejemplo sacaron a los Estados unidos de la Gran Depresión. Total, estas de ahora está visto que no funcionan. Por mucho que nos digan que empobrecernos un poco más cada día es el camino para crear empleo a la vista está que estamos en la peor recesión que hemos conocido, que la economía no crece, ni se espera que lo haga y, que por tanto el desempleo tampoco va a bajar, menos aún cuando esta bajada temporal del mes pasado se acabe con el fin del verano. La roja ya hizo lo que debía, ahora toca animar a los mineros que luchan por su trabajo, y de paso por todos nosotros, ahora, todos con  la “Marea Negra”, que dan la cara, aunque se la partan.