Fondingas granainas


 
 Se suele hablar de la “malafollá granaina” con poca consistencia científica y escasa consideración al rigor, hasta tal punto de que casi nunca se define el objeto de estudio.

  Fruto de mi asistencia a una conferencia sobre el tema dada en Alhama por José García Ladrón de Guevara, de mi lectura de la reseña que de la misma hizo nuestro compañero y amigo Andrés García Maldonado, del hecho de que paso casi a diario por una librería que en su escaparate tiene el libro de Ladrón de Guevara sobre el tema y de mis sesudas reflexiones, meditaciones y pensamientos, fruto de todo eso, decía, es el extenso conocimiento que sobre la materia tengo, máxime si consideramos que para el estudio de un autentico “malafollá” me tengo a mi mismo muy a mano, que las mas de las veces tengo una evidente “malafondinga granitensis” severa, bien que diagnosticada y en tratamiento.

 Digo, pues, que para abordar el tema hay que tener en cuenta dos vertientes del mismo: El ser y el tener. En efecto no es lo mismo ser un “malafollá” que tener “malafollá”. Ser un “malafondinga” es ser de trato áspero, huraño y frío, pronto a responder con desdén o mala educación, cercano casi a la mala leche o la mala uva o a lo que, en el habla que nos es propia se llama ser un “esgraciao”. Tener “malafollá” es carecer de gracia y viveza en el comportamiento, el arte o la vida. Ser “malafollá” es un circunstancia evitable: Todo el mundo puede y debe ser amable en el trato con los demás a poco que se lo proponga, tenerla es absolutamente involuntario, incurable y, las más de la veces, ignorado por el que tiene una “malafollá” muy grande, pero piensa que es ingenioso y divertido.

 Pero como no hay blanco sin negro, luz sin oscuridad, ying sin yang, tampoco puede haber “malafollá” sin buena, y efectivamente también existe la “buenafollá granaina” con la salvedad de que aquí no encontramos la división entre tener y ser, se tiene “buenafollá”, pero no se es “buenafollá”.

 Tener “buenafollá” es derrochar arte, salero, donaire y gracia; lo cual no implica necesariamente ser gracioso o cómico, antes bien, tengo para mí que muchos que pasan por graciosos y cómicos, e incluso hacen de ello profesión, en realidad tienen una más que evidente “malafollá”; el que tiene “buenafollá” pretende hacer sonreír, mucho más que hacer reír. Tampoco es algo que se tenga siempre, más bien hay momentos de “buenafollá”, destellos de ingenio que salpican conversaciones, situaciones que propone la vida que invitan a la sonrisa y la amabilidad, a la “buenafollá”.

 ¿Quien no ha pedido un décimo de lotería “que tenga buenafollá a ve si me monto en el dólar”, ¿no existen personas que cuentan los chistes con muy “buenafollá”?. Este aspecto del ser “granaíno” es consustancial a la propia granadinidad y, cosa curiosa, puede ser perfectamente compatible con su lado oscuro, pudiendo presentarse la persona un día de una manera y al siguiente de la contraria. Y es que son muchos los aspectos que influyen en el día a día y cada uno va poniendo su aportación: Un buen desayuno con su tostada de aceite, o sobrasada o lo que se quiera, (por cierto habrá algo mas “malafollá” que el palabro “tosta”, no tostada ni “tostá”, así, “tosta” que se puede leer últimamente…) un trabajo gratificante y bien hecho, por ejemplo son cosas que tienen su importancia en la buena “fondinga”, La misma tostada quemada, un trabajo rutinario y exento de alicientes, la lectura de la prensa diaria, la cara de nuestro presidente Rajoy, son cosas que fomentan todo lo contrario y que inducen a la “malafollá” de manera evidente.

 Pero nosotros, “granainos” por alhameños, tenemos el ineludible deber de fomentar nuestro lado “buenafollá”, de encarar las cosas por su lado positivo, poner nuestra mejor sonrisa y ponerle alegría a la vida, por más que los recortes, los copagos sanitarios, las subidas de gas, butano, electricidad y, pronto, IVA, hagan aparecer nuestro lado más “malafollá”, Se puede disentir, protestar, y exigir con absoluta corrección e incluso buen humor, no es fácil, pero tampoco imposible. No faltan por internet vídeos en los que se protesta en sucursales de Bankia con cante de fandangos y bulerías, si eso no es tener “buenafollá”, que venga dios y lo vea.