No tuve ocasión de añorar el CINEMA PÉREZ, que en el año de mi llegada ya era recuerdo y, como mucho, lugar de reunión para mítines.
En mis vacaciones aquí sí vi alguna película que la memoria- siempre selectiva- mandó piadosamente a ese lugar donde habite el olvido "Allá, allá lejos", según Cernuda. Mis ensoñaciones y recuerdos cinematográficos tienen nombre de cines de barrio y sesión continua, VENECIA y DANTE, apunto el dato a título de curiosidad, dudo que existan todavía.
Aún continúa habiendo cines de estreno, pero el vídeo primero y luego todos los siguientes formatos y artilugios en los que envasar esos sueños que son las películas han hecho que cambie nuestra forma de ver cine. De aquellas tardes de domingo en las que vi "Harper investigador privado"o "La leyenda de la ciudad sin nombre" son dos que me vienen a la memoria, en compañía de amigos; todos los placeres mejoran al ser bien compartidos, hemos pasado a las sesiones en casa con el vídeo o DVD. Que con ser muy parecido, no es igual, les falta un poco de esa magia de la sala de cine. O tal vez esa magia la ponía mis pocos años por aquella época, puede ser.
También lo que se ofrece en las pantallas ha cambiado con la incorporación de personajes salidos de los juegos de ordenador, Lara Croft, por ejemplo, con argumentos como el de "Matrix", cuando no con historias creadas por animación digital como la del ogro Shreck y su novia Fiona. El cine ha ido siempre a remolque de la literatura y la mitología para surtirse de heroes e historias; no es ilícito que ahora busque inspiración en nuevas fuentes.
Todo cambia y evoluciona, casi siempre para bien, y el cine tampoco podía quedar al margen de esa evolución. Continua, eso sí siendo esa fábrica de sueños, ilusiones e historias con las que pasar un rato agradable o alejar del alma penas, sinsabores y desazones.
Que también estas últimas están abonadas a la sesión continua y no hay día en que no nos asalte algún sobresalto, recorte o pérdida de derechos. Bienvenido sea el cine, pues, como paliativo de estos males que, o no tienen cura, o quienes deben no saben aplicarla. No se yo. Tampoco estará de mas que recuerden los que deben, que sólo con circo, no basta, el pan también es necesario.