Somos lo que recordamos; incluso, en parte, somos lo que alguien recuerda de nosotros. Junto a la existencia del ahora mismo y aquí, está la existencia recordada, proyectada hacia el futuro e incluso imaginada.
Existen otra muchas Alhamas de Granada y entre todas ellas conforman ese mapa sentimental tan real como el físico: Cada recuerdo de ese cisne ahora decapitado del paseo, de los futbolines de Gregorio, de la primera tapa comida en alhama, la primera nómina cobrada, las copas y los "rocanrroles" en la Ríos y en la Santana, el polvo de la piedra en la escuela taller, las pandillas paseo arriba y abajo... forma un punto de esa Alhama de la evocación y el recuerdo; pero no únicamente los mios, cada lector de estas miradas alberga los suyos; sus vivencias, recuerdos, imaginaciones y recreaciones de una época pasada a la cual la pátina del tiempo dota de un cierto encanto especial.
Recordamos nuestra niñez y juventud asociada a calles, plazas, parajes y las personas que en esos sitios nos acompañaron y ese ejercicio de evocación siempre o casi siempre trae un cierto regusto agridulce.
Junto a esta Alhama de mis recuerdos, evocaciones y ensoñaciones están las de todos cuantos alguna vez nos visitaron, los de las otras Alhamas de Barcelona, Madrid o Vitoria compuestas por toda la gente que emigró y allí sigue y sus descendientes, que, de algún modo, también tienen su propia visión de nuestro pueblo y su Comarca.
Estas miradas mías son solo un trocito de ese mapa sentimental de Alhama que formamos entre todos y no pretenden mucho más que traer cada semana unos minutos de entretenimiento y diversión a la buena gente que tiene la curiosidad y la paciencia de acompañarme en mis reflexiones y filosofías de la vida cotidiana, que a más no alcanza mi saber.
Si consigo traer algún recuerdo amable, poner unos minutos de pasatiempo, o exponer mis opiniones de manera sosegada e inteligible, me doy por bien pagado.