Que supo ver los desafueros y entuertos destos bellacos, follones y malandrines que dan en llamar mercados, agencias de calificación y bolsas.
Mi buen amigo Sancho Panza: Mucho me holgaré de que al recibo de aquesta misiva se encuentre vuestra merced discreto de salud, que aún ni ésta en exceso promete nada bueno, y con algún razonable acomodo que le permita sacar adelante a la familia.
Heme acordado esto días de vuestra merced, que desnudo entró al gobierno de la ínsula Barataria y desnudo salió; sobre desnudo salió ayuno o “esmayao”, que es como en mi tierra de Alhama de Granada llámase a quien por hacer mas tiempo del necesario que no da trabajo a las quijadas anda falto de vigor y fuerza. Fueron las dietas de su merced de dotores,mientras que las de estas gentes lo son de viajes en primera y banquetes de marisco, preferentemente.
Habrán llegado a esa zona de la eternidad donde moran su merced y mi señor Don Alonso Quijano noticias de los desafueros, entuertos y bellaquerías de estos que llaman mercados, agencias de calificación, banca, bolsas y otra gente de parecida especie y que para su conocimiento hago saber que se corresponden con los gigantes, magos, encantadores y nigromantes que en su tiempo usábanse, por mucho que el común los llamase molinos, odres de vino o rebaño de ovejas.
Es de ver cómo estos magos hacen magia con el dinero público, el cual desaparece sin que se sepa bien con que medios se esfuma; que en cuestiones de latrocinios, hurtos,y robos estas gentes que digo se afanan en afanar de un modo que pone espanto al más encallecido espíritu y deja al bueno de Monipodio como un aprendiz poco avanzado.
Luego están los nigromantes, capaces de regatearle la calderilla a los necesitados mientras hacen besamanos, salutaciones y grandes elogios a quienes se lucran con millones a cargo de los fondos públicos de subvenciones para tierras de labor, que poca labor dan a quienes lo necesitan. ¿Que diré de los que sacian cada uno de sus apetitos y deseos a cargo del erario publico, por gravosos que sean estos deseos, mientras claman por el derroche que supone que todos tengan acceso a maestros y dotores? En sus cuentas está que solo quienes puedan pagar, ellos, accedan a tales lujos; y los que no puedan, se dejen de fruslerías y dispendios y pongan más afán en trabajar más por menos salario, que es cosa conocida, según su modo de pensar, que el poco comer y mucho trabajar es garante de salud y lozanía y de la mucha holganza y buena mesa sólo es de esperar la salud quebrantada.
Quedan, por último, amigo Sancho, los gigantes que, disfrazados de molinos, ponen y quitan gobiernos, crean opiniones a golpe de machacona insistencia sobre los mismos tópicos y avisan del desastre que se avecina, pero callan que son ellos los aprendices de magos que han propiciado el desastre. Bancos que prestaron a quien no podía pagar y que ahora piden ayudas y socorros para capear el temporal, mientras, eso sí, sus gigantes mayores embolsan bonitamente sumas asaz crecidas y se garantizan retiros del todo confortables, que, sabido es, nada conforta más que el bolsón, en el bolsillo no les cabe, repleto con que hacer frente a los quebraderos que la mucha edad y las hartas fatigan traen.¿ Perdonarán a la menesterosa viuda incapaz de pagar la hipoteca?, Antes dejaríanse sacar con gusto una muela que dejar de aplicar la ley con todo rigor,de ley he hablado, amigo Sancho, que no de justicia, que no parece que en estos tiempos nuestros anden una y otra en muy amigable armonía si hemos de hacer caso a lo que día si y día también se puede ver.
Vénganse acá de nuevo mis buenos Quijote y Sancho, con brazo firme para embrazar la adarga de la solidaridad y blandir la espada de la justicia social, que son muchos los entuertos que enderezar, desahuciadas que consolar, huérfanas que socorrer y sinrazones y desafueros que enmendar. Y,a lo que entiendo, andamos escasos de locos geniales y sobrados de listos.