Durante algo más de un año he venido insistiendo en mis miradas en que ahora estamos en Alhama mejor que el año en el que llegué, gracias al trabajo y el esfuerzo de mucha gente, trabajadores, distintas administraciones etc. Reparo ahora en que he olvidado el esfuerzo de los emprendedores.
Por eso pido disculpas a tanta y tanta gente que durante estos casi treinta años ha contribuido con su esfuerzo, ilusión, trabajo y capital a que Alhama y su comarca sean un lugar en el que vivir sea más fácil, la lista de gente emprendedora es tan larga que seguro que olvidaría a alguien, por eso quiero dedicar esta mirada a la gente de Acecat, la asociación de empresarios y comerciantes de Alhama.
Es gracias al trabajo de este tipo de gente, los emprendedores que conciben un negocio y lo ponen en práctica, que podemos disponer de todo lo necesario y esencial para la vida cotidiana, uno puedo hacer una lista de la compra con productos como un traje para ir a una boda, el cartucho de tinta para la impresora, un kilo de garbanzos, el último éxito editorial del autor de moda, ropa para la práctica de deporte, unas gafas de sol…con la seguridad de que podrá obtenerlo todo sin salir de Alhama…a no ser que el traje para ir a una boda quiera que sea de algún modisto famoso, claro.
Representan lo mejor de este sistema, el trabajo, el esfuerzo y el propio dinero puestos para dar a los demás unos productos o unos servicios necesarios. No siempre es fácil la empresa de ser empresario, si me permiten el juego de palabras; se necesita constancia, entrega y dedicación. Los emprendedores, palabra que ahora está tan de moda, son los verdaderos representantes de la economía real, la que crea bienes y servicios, calidad de vida y genera puestos de trabajo. Luego está la economía de los grandes inversores que compran deuda española y griega, con la certeza de que la van a cobrar con un altísimo interés nos cueste lo que nos cueste a los ciudadanos de a pie. Pero esa es otra historia.
A toda la gente que durante este tiempo me ha proporcionado todo cuanto he necesitado, siempre con una sonrisa y el mejor trato, gracias de todo corazón por estar a las duras y a las maduras, y muy especialmente a la Librería Ruiz, que por estas fechas cumple también treinta años.