De gasto


 Cualquier excusa es buena para ir de gasto, lo que en otras tierras llaman comida campestre y en las de lengua inglesa picnic; pero a fin de cuentas se llame como se llame, todo es lo mismo.

 Un fin de curso, la terminación de una “vará” de trabajo, una despedida de soltero… o, simplemente, el puro placer de juntarse unos cuantos amigos a pasar un día bueno; lo importante es la compañía de los seres queridos y la presencia en la mesa, o en el suelo, de una buena cantidad de comestibles y bebestibles, si bien el plato rey de estos  eventos suele ser el choto frito con ajos.

 A principios de los ochenta era bastante común que los gastos fuesen en zonas adecuadas de nuestro rio, La Trucha y El Motor, o cualquier zona de alamedas, eran destinos frecuentes a los que ir de gasto. En nuestros días es más común que los gastos sean en cortijos, o incluso en restaurantes. No estoy yo muy seguro de que los reencuentros generacionales que se suelen dar últimamente no sean otro tipo de ir de gasto.

 Personalmente prefiero la variedad más  rústica; el picoteo previo, mientras se prepara el condumio, el mismo hecho de participar casi todos los presentes en la elaboración del mismo, hacen que el día, que suele empezar de buena mañana y terminar no se sabe cuándo, de mucho más de sí. Sobre todo porque tras la comida y la charla de sobremesa posterior, llega la merienda; y es que a un gasto se va a comer, lo que es comer, “ir pa na es tontería “, o no se va. Parafraseando a un conocido locutor deportivo en un gasto se requieren “maestros del comer y catedráticos del beber”, que también el arte del buen beber tiene su ciencia, que básicamente es saber cuándo parar.

 Esperemos y deseemos que con el buen tiempo, propicio a ir de gastos, se presenten ocasiones adecuadas, caso contrario será cosa de inventarlas, la cuestión es continuar con esta vieja y popular tradición nuestra y de todas las culturas, no en vano ya se pueden leer descripciones de algo parecido a nuestros gastos en la Odisea de Homero:

“Cuando asada ya estuvo la carne y del fuego apartada,
El festín celebraron. Ilustres varones alzáronse
a escanciar en las copas de oro abundancia de vino”.

 Aunque, nosotros, que somos más sencillotes, nos conformamos incluso con vasos de plástico.