Seguridad

Quieren hacernos creer los mandamases de la Unión Europea que tenemos que aumentar el gasto en defensa.

 Los que llevan toda la vida imponiendo techos de gasto, sobre todo en políticas sociales, los que llevan años insistiendo en que el déficit público debe estar por debajo del tres por ciento del Producto Interior Bruto, los que machacaron a Grecia en la pasada década (la tenebrosa troika: Fondo monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) obligándole a bajadas de pensiones y subidas de IVA, entre otras medidas, como aviso a otros países del sur de Europa.

 Ahora, casi de un día para otro, proponen gastar ochocientos mil millones de euros en armamento. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen presentó la semana pasada un plan con esas cifras. El cálculo de von der Leyen es que la flexibilización de las reglas fiscales para el aumento del gasto en defensa no compute en las cifras de déficit y deuda. Además, lo va a hacer sin que el Parlamento Europeo pueda ni tan siquiera debatirlo alegando “la excepcionalidad del momento”. Imposible mayor desfachatez.

 Por otro lado, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, pedía, en diciembre pasado, a los ciudadanos europeos, hacer sacrificios, como recortes en pensiones y sanidad para aumentar el gasto en defensa. Otro ejemplo de despiadada desfachatez.

 Una idea irrenunciable que toda persona de bien debe tener, es que su principal seguridad, la suya y la de todos, especialmente los más vulnerables es una vida digna. Ingresos adecuados (y eso incluye las pensiones) una sanidad que aspire a ser cada día mejor, una vivienda adecuada. Que los jóvenes que cambian de ciudad para ejercer el trabajo en el que se han formado puedan alquilar un piso, aunque sólo tenga una habitación y no tener que compartir vivienda con desconocidos. Que no tengan que meterse 16 personas en un sótano de 45 metros cuadrados. Ese fue el caso de mi familia, mis abuelos, mis padres, mis hermanos y algunos de mis tíos y primos a su llegada a Barcelona a principio de los años 60 y que duró varios años. Dato para los de “con Franco vivíamos mejor”.

quieren robarnos lo poco que tenemos y además convencernos de que es para nuestro bien

 Si pretenden convencernos de que la clase trabajadora tiene, tenemos, que renunciar, no sólo a aspirar a mejorar nuestra vida sino a logros que han costado sudor y sangre a los que nos precedieron, para hacer frente a supuestas amenazas de enemigos exteriores, quieren robarnos lo poco que tenemos y además convencernos de que es para nuestro bien.

 Si es tan importante armarnos hasta los dientes, ¿por qué no apelan al patriotismo de los que tienen sus caudales en guaridas fiscales y marañas de sociedades instrumentales para apenas pagar impuestos? Nunca tienen la valentía de, por lo menos, plantearlo. O que le digan a ese señor tan simpático para muchos, ese que de vez en cuando regala una máquina sanitaria que no sirve para nada porque no hay instalaciones donde ubicarlas, que done algún que otro tanque. Saben que es más fácil engañarnos, que muchos van a acabar creyéndolos. La alternativa no es si te tapas los pies la manta no te llega a la cabeza o viceversa. Si por una supuesta seguridad nos quitan la seguridad que tenemos nos estafan. Si al final lo consiguen, que no pretendan que les demos las gracias.

 La mejor seguridad es una nevera llena y una cama con una manta grande. Si para garantizarlas hacen falta más tanques y misiles, que no lo tengo muy claro, que busquen donde hay de sobra y no donde hay lo justo.

 El enemigo no viene del este, ni viene en patera. Está en nuestros propios países y viaja en aviones privados.

 Pero lo peor de todo esto es la facilidad con la que la prensa, la de derechas y lamentablemente, también la progresista, les compra el discurso.

Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso.