Esto es un ejemplo de titular alarmista, exagerado y falaz, evidentemente.
Es el tipo de titulares que suelen publicar medios digitales encaminados a hacerte leer toneladas de publicidad para, al final de la supuesta noticia, darte algún dato irrelevante o directamente falso. Eso en el caso hipotético de que logres llegar al final.
No suelo emplear ese tipo de titulares porque mi ética me lo impide y, dado el caso de que no fuera así, el Libro de Estilo de esta casa sí lo haría. Si lo dejo ahí puesto es porque es verdad que estoy convencido de que ese inicio es cierto y verdadero.
Pero no se trata de una guerra al uso, como el conflicto entre ucranianos y rusos, peleando por un territorio, ni en ella se emplean misiles Patriots ni drones de última generación. Tampoco, afortunadamente hay víctimas humanas. Pero sí hay dos bandos opuestos y claramente diferenciados. Un de ellos se da a sí mismo el nombre de “democracia occidental” y el otro se hace llamar “Zhönghuá Rénmin Gónghéguó” que, según la IA china a la que he consultado, en chino simplificado significa “República Popular de China”. Si he traído a colación a esa IA es porque forma parte de esa guerra en la cual estamos inmersos, nos guste o no, queramos o no queramos.
“parecen fascistas, se comportan como fascistas y hablan como fascistas, pero no se equivoque, son fascistas"
Y entro directo al asunto, se trata de guerra entre dos formas de ver, entender y utilizar las tecnologías. Una de ellas es llamada “tecnofascismo” y basta ver la foto de la toma de posesión de Trump, en la cual están presentes los dueños de las empresas tecnológicas a las que uno asocia a Silicon Valley y las marcas que de allí salieron y que cómo están en la mente de todos, y en las pantallas en que me leen a través de un buscador o de alguna red social, hago gracia al lector de la retahíla de nombres.
El hecho de que la llame “tecnofascismo” no debería sorprender a nadie que conozca mínimamente a los señores Trump y Musk. Parafraseando a Groucho “parecen fascistas, se comportan como fascistas y hablan como fascistas, pero no se equivoque, son fascistas".
Su modo de lucha es la de promover el odio, el fanatismo, la violencia y la supuesta superioridad de lo que toda la vida ha sido el hombre blanco, anglosajón, protestante y ahora hay que añadir heterosexual y viril, muy viril y atacar a todo lo que no encaje en ese modelo.
Para ello las redes sociales y las inteligencias artificiales, que maximizan los mensajes de odio y minimizan los de empatía y solidaridad, resultan esenciales para la creación de esa mentalidad fascista. Y lo peor de todo es que los algoritmos, lo único que potencian es lo que la gente quiere. Para entendernos, a la red social que más te gusta lo que le interesa, lamentablemente, es que sigas mucho tiempo enganchado a ella, que compartas muchas cosas y des muchos me gusta; porque de esa forma el dueño de la misma hace más caja. Y lo que más atrae a la gente es el discurso reaccionario. Al menos esa es a la conclusión a la que llega el historiador israelí Yuval Noah Harari en su libro “Nexus. Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA”.
...una reacción emocional intensa pero pasajera ante una injusticia
Pero para que ese discurso de odio se amplifique debe existir. Y existe porque este sistema en el que se encuadran las democracias occidentales es incapaz de dar satisfacción a todas las demandas que una buena parte de la sociedad reclama, o cree tener derecho a reclamar, lo que genera resentimiento, que no indignación. La indignación es “una reacción emocional intensa pero pasajera ante una injusticia, mientras que el resentimiento es un sentimiento profundo y duradero de amargura asociado a una herida emocional”. (Fuente DeepSeek, IA china)
Y es en ese grupo de resentidos en los cuales la extrema derecha que amenaza a Europa encuentra su caladero de votos y los que han llevado al dúo Trump Musk a la Casa Blanca.
Y el otro contendiente en esta Guerra Mundial es el “Tecnosocialismo” una de cuyas armas es la IA DeepSeek que ya he nombrado. La próxima semana continuaré.