Mariposeando

Mariposear es afición que cuadra a quien estudia la philosophia de lo cotidiano, evidentemente.

 Se dice que mariposea el que anda y vaga de un lugar a otro, cambiando de intereses sin un propósito establecido. O dicho más coloquial y llanamente el que es un catacaldos, de mente inquieta y culillo de mal asiento. Actividades todas que convienen a quien por curiosidad intelectual deambula por las diversas ramas del saber. O de los saberes, sin decidirse a acomodarse o asentarse en ninguna de ellas. Sé que esta inconstancia es un defecto, pero también sé que los hay peores, como la reincidencia en errores y pecados cometidos o el empeño en cargar tus culpas al gobierno social-comunista, por ejemplo.

 Viene este largo preámbulo a cuento de que, espoleado por la curiosidad que me han suscitado las diversas noticias sobre una nueva red social, Bluesky, me he alquilado un pisito en ese barrio a ver que aires se respiran. Tiene el morbo añadido de que es la tierra de promisión a la que se han dirigido muchos de los que se las tenían tiesas con X y Elon Musk. Lo cual no es difícil, por otra parte, si eres lo que de toda la vida se ha llamado de izquierdas y ahora da en llamarse ser zurdo.

 Es bien cierto que soy un gran aficionado a las navajas, los martillos, las redes sociales y las palabras, artefactos todos ellos de suma utilidad bien empleados; pero sumamente peligrosos, e incluso letales si se emplean para el mal.

las noticias falsas y otras actuaciones muy propias de la gente de extrema derecha que tanto abundan en X

 No podía resistirme a probar la mariposa azul, igual que uso otras redes sociales y lo que sí puedo decir desde ya es que me siento cómodo entre otras cosas porque casi toda la gente a la que sigo es refractaria al uso y empleo de la mentira, la zafiedad, las noticias falsas y otras actuaciones muy propias de la gente de extrema derecha que tanto abundan en X. Por otra parte, resulta satisfactorio que para hablar mal de la gente progresista tengan que mentir.

 Hace poco que estoy, ya creo haberlo dicho, en ese barrio y aún ignoro si perseveraré en él o me mandaré mudar, como ya he hecho con otras redes sociales. Que por algo soy errante y aficionado al vagar intelectualmente sin intentar echar raíces en ideas, dogmas, creencias y pareceres. Sí es cierto que hay algunas que me acompañan desde la juventud y que no voy a repetir, por lo menos hoy, para no hacerme demasiado cansino, pero me aferro a ellas más por cuestiones sentimentales que racionales, sabedor como soy, de que siempre que he implicado a mi razón en tomas de decisiones he acabado lamentándolo.

 Por ahora el sosiego y la tranquilidad que se respira por La Comarca, lejos de trolls, trasgos y orcos es de agradecer, quédese esa fauna en sus redes sociales que no seré yo el que vaya a incordiarles. Ni mucho menos.