Hace unos días se informó en numerosos medios sobre la obscena ¿canción? que vomitó el alcalde del municipio abulense de Vita en el escenario de una verbena.
No voy a reproducir las repugnantes barbaridades que contiene esa cancioncilla. Si queréis buscar información para juzgar con conocimiento de causa, allá vosotros. No sé si podrían constituir ilícito penal, tal como está el patio puede que haya jueces que disculparan al alcalde.
El individuo en cuestión ha hecho unas declaraciones, supuestamente de disculpa, con el consabido latiguillo “si alguien se ha sentido ofendido, lo siento mucho”. Es demasiado frecuente que personas indeseables hagan y digan salvajadas y luego pretendan arreglarlo con “si alguien se ha sentido ofendido” como si les resultara inconcebible que haya quien se pueda ofender y escandalizar con lo que dicen o hacen.
...como alto cargo eclesiástico, ha minimizado los abusos sexuales a menores cometidos por curas
Pero no voy a escribir más sobre este execrable ser. Lo que me ha resultado todavía más ofensivo es que Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española ha venido a decir que no está bien, pero que hay que tener en cuenta el contexto al ser de madrugada y haber bebido. También menciona que existen numerosas canciones, muchas de ellas en inglés, que no son especialmente ejemplares y alude a una sociedad “excesivamente puritana”.
Aunque la verdad es que no me sorprende la reacción de Argüello a este asunto. Desde siempre que ha podido, como alto cargo eclesiástico, ha minimizado los abusos sexuales a menores cometidos por curas, ha usado la táctica del ventilador criticando que se ponga el foco en la Iglesia Católica y no en otros sectores de la sociedad y llegó a pedir “no juzgar con la mentalidad de hoy los abusos sexuales cometidos hace cuarenta años”. Pues no señor, es una verdad absoluta que los abusos sexuales, especialmente los cometidos contra menores, siempre han sido, son y serán delitos especialmente viles. No es algo relativo.
Las opiniones sobre este tema de Argüello, máxime siendo sacerdote, me parecen monstruosas, anticristianas y totalmente contrarias al mensaje de los evangelios: “Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar” (Mateo 18,6) También aparece esta frase en Lucas 17,2 y en Marcos 9,42.
...no es el único que justifica actitudes y hechos intolerables
Pero no tienen nada de extraño en una institución que frecuentemente, cuando recibía denuncias de padres sobre agresiones sexuales a sus hijos por parte de algún cura se limitaba a enviarlo a otra parroquia. Y posiblemente todavía siga ocurriendo.
Y no es el único que justifica actitudes y hechos intolerables. En una entrevista en diciembre de 2007, Bernardo Álvarez, a la sazón obispo de Tenerife, cargo al que renunció el mes pasado (renuncia obligatoria al cumplir los 75 años) decía: “Puede haber menores que sí lo consientan -refiriéndose a los abusos- y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan”. Podemos pensar que sí, que pueda haber casos de adolescentes que provoquen a sacerdotes, pero ¿para qué está el autocontrol? ¿No se supone que hombres con su formación deberían tenerlo todavía en mayor grado que los demás?
Mientras tienen tanta comprensión con sus pecados y delitos atacan y denigran constantemente a homosexuales y lesbianas que no hacen daño a nadie y simplemente quieren vivir libre y tranquilamente amando a quien quieran sin meterse con nadie.
Si siguieran el mensaje de Jesucristo y obedecieran su mandato al pie de la letra no habría en el mundo suficientes ruedas de molino.
Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso.