Gestionar la ignorancia

La ignorancia, como todo, se puede gestionar de varias maneras.

 En estas recientes Olimpiadas he visto retransmisiones de bastantes deportes, de los de seguimiento masivo como el fútbol y de otros más minoritarios como el atletismo, la gimnasia y el waterpolo.

 En el caso del atletismo, supongo que la mayoría de la gente está acostumbrada a ver la diversidad de cuerpos, más juncales en corredores y saltadores y más fornidos en lanzadores, sobre todo de peso y martillo En estas dos últimas especialidades es frecuente que además de anchas espaldas y poderosos brazos tengan algo de barriga, que no les estorba para nada. En la gimnasia, sobre todo en la rítmica (para los que no están familiarizados, la que tiene ejercicios con cuerda, aro, mazas, pelota y cinta) sabemos que, entre otras cualidades, se requiere, sobre todo flexibilidad, por lo que no nos sorprenden cuerpos menuditos y muy esbeltos.

 Sin embargo, en el waterpolo, parece que no estamos tan acostumbrados a las características corporales adecuadas para cada puesto de juego. Reconozco que hasta las Olimpiadas de París, no había visto ningún partido de waterpolo entero, tan solo brevísimos fragmentos antes de cambiar de canal. Me interesé especialmente por el femenino, en el cual España obtuvo la medalla de oro. Al ver varios partidos enteros vi a los jugadores y jugadoras dentro y fuera de la piscina. Dentro de la piscina solo se suelen observar la cabeza y los brazos, por regla general. Cuando vi a las jugadoras de España fuera de la piscina, me llamó la atención que una de ellas era ancha de hombros y también un poco ancha de abdomen. Pero enseguida pensé: si ha sido seleccionada es porque obviamente es una de las mejores waterpolistas de España, ergo su peso no le molesta para nada, probablemente su constitución fornida hace que sea muy buena para el waterpolo. También destacaba su altura, aunque no tanto, pues hay varias jugadoras del equipo olímpico por encima de 1,80 m.

Ha tenido notoriedad, aparte de por su medalla de oro porque algunos pobres diablos la han insultado y se han reído de ella en las redes sociales

 En los últimos días esta jugadora ha tenido cierta notoriedad. Se llama Paula Leitón y juega como boya. Leo en la wikipedia que el boya, o la boya es “: El puesto más característico del waterpolo; suele ser el jugador” (o jugadora) “más corpulento” (o corpulenta), “más inteligente y con más potencia de tiro. Se tiene que situar cerca de la portería, a dos o tres metros. Su función es finalizar las jugadas. Al tener esta faceta de organizador tiene que jugar gran parte del tiempo de espaldas a la portería.” Ha tenido notoriedad, aparte de por su medalla de oro porque algunos pobres diablos la han insultado y se han reído de ella en las redes sociales por pesar un poco más de lo que se considera peso “ideal”.

 Paula ha respondido a estos miserables diciendo que sus comentarios le dan igual, que le resbalan, porque está muy contenta de haber conseguido su sueño de ser campeona olímpica, que se quiere mucho y hay mucha gente que la quiere y que también quiere mucho a su cuerpo. También ha destacado que mucha gente le ha prestado su apoyo. Pero considera que este tipo de mensajes de gordofobia pueden hacer mucho daño a personas, sobre todo chicas muy jóvenes que se sienten inseguras y a disgusto con su cuerpo. Muchas de ellas chicas delgadas que se ven gordas y a las que adelgazar les puede ocasionar más mal que bien. Esto provoca en muchas ocasiones que sigan dietas muy poco sanas, cuando no directamente peligrosas, difundidas por cantamañanas que se hacen pasar por nutricionistas, que puedan sufrir problemas de anorexia etc.

 Esos pobres diablos que mencionaba, en el caso de Paula y en muchos otros, son por regla general personas que presumen de su propia ignorancia o al contrario, que creen saberlo todo y se lanzan a criticar cuanto desconocen porque como se suelen esconder cobardemente en el anonimato les da igual hacer daño o quedar en ridículo.

 Todos somos ignorantes. Hasta la gente más sabia y erudita ignora mucho más de lo que sabe. Pero la ignorancia se puede gestionar o sobrellevar intentando aprender cada día cosas nuevas. Útiles o accesorias, necesarias profesional o personalmente o por el mero placer de enriquecer mente y espíritu. O se puede, pero no se debe, zaherir a los demás. Como decía el personaje de la famosa serie “A ver si tenemos un poquito de por favor”.

Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso.