Vale, admito que como titular deja mucho que desear.
Pero ahí lo dejo para ponerme a la altura, bajura más bien, de la frase “Más muros y menos moros que no respetan a las mujeres”. Al principio creí que era un bulo lanzado con aviesas intenciones por periodistas zurdos, hasta que lo contrasté en varios medios digitales. Y sí, es cierto que lo dijo en un mitin en Murcia. Lo que no acabo de entender es lo de que los moros no respetan a las mujeres, lo entendería si , por ejemplo se refiriera a los ayatolas iraníes, que, como su propio nombre indica son iranios y no moros, en cualquier caso que alguien de Vox hable del respeto a las mujeres es como si Milei hablase del derecho a la sanidad, la educación y la protección social, por ejemplo, si me explico.
...“la mujer y la sartén, en la cocina están bien”
No me he leído el programa de Vox pero creo que la idea del lugar de la mujer en la sociedad española de ese partido se resume en dos simpáticos refranes que en mi lejana niñez solían usarse: “La mujer, la pata quebrada y en casa” y “la mujer y la sartén, en la cocina están bien”. Con cosas como esas nos hemos criado los de mi generación y anteriores, pero por fortuna hemos sido deseducados de esa educación y se nos ha permitido entender que el lugar de la mujer en nuestra sociedad es el que ella misma escoja. Y ya está.
En cuanto a lo de los muros y los moros, además de ser un juego de palabras algo forzado es una “pollá como un vendo” expresión que usamos en mi pueblo para referirnos a una “chuminá” de marca mayor. O, dicho en lenguaje más elegante y entendible, una tontería enorme.
Porque aquí no sobran moros ni hacen falta muros en todo caso lo que hacen falta son más tabiques, dado el hecho evidente de que no todo el mundo tiene el poder adquisitivo, o la capacidad de pedir un préstamo para acceder a algo que es una de las necesidades básicas más elementales como el tener una vivienda digna en la que convivir y en la que guarecerse de los malestares que estar a la intemperie trae consigo.
...les invito cordialmente a sumarse al anarco capitalismo argentino de Milei e irse a la Argentina, “¡Viva la libertad, carajo!”
Muros, los de las redes sociales, y esos con precaución. Y moros, o judíos o cristianos o iranios o celtas o amaziges o mixtecas o aimaras o germanos, todos los que quieran vivir entre nosotros sin otro requisito que el respeto a nuestras leyes, requisito exigible a todos los indígenas españoles también, por supuesto. Lo de aceptar nuestra cultura es opcional. Se puede rezar al dios que se quiera, comer lo que te plazca o vestir como gustes. Siempre que respetes las leyes españolas y europeas, por mi parte, bienvenido seas.
Y como las leyes españolas que protegen los derechos y libertades parecen molestarles a los que ni siquiera tienen el valor de reconocerse a sí mismos como fascistas o de asumir el fuerte componente estatista y social que el fascismo o incluso el franquismo tuvo, pues les invito cordialmente a sumarse al anarco capitalismo argentino de Milei e irse a la Argentina, “¡Viva la libertad, carajo!” pero váyanse al carajo si les molesta que la acción protectora del Estado en todos los sentidos, nos defienda de esa libertad que es únicamente para los que pueden pagarla.
Concluyo como empecé alentando a los poderes públicos a hacer todo lo posible para que haya casas para todos y a que hagan lo imposible para que la educación pública, gratuita y de calidad termine con el único poder que tienen los partidos de extrema derecha: La capacidad de infundir miedo hacia los otros, los distintos, los extranjeros, los extraños. Como dijo Miguel de Unamuno “El fascismo se cura leyendo. Y el racismo viajando”