Y otros deleites no menos placenteros y saludables.
Siempre he sospechado que el dicho que afirma que el trabajo es salud era una creación de gente sin escrúpulos morales a la hora de hacer sudar a otros lo que no quieren sudar ellos; sin más evidencia científica que el hecho irrebatible de que enfermo no se puede trabajar, o por lo menos no se debe. Acepto, y así lo he escrito en varias miradas, que el trabajo es una necesidad y como tal necesidad hay que trabajar si se carece de otra forma honrada y decorosa de cubrir las otras necesidades imprescindibles que nos vienen del hecho de ser una especie animal muy poco dotada para vivir al aire libre, desnudos y a la intemperie y con el estómago vacío. Luego surgen otras muchas necesidades reales, como una asistencia sanitaria aceptablemente rápida, como en la justicia, la sanidad que no es rápida no es sanidad, una educación que enseñe al infante los saberes y usos de su comunidad para desenvolverse en ella con acierto o una oferta cultural y de ocio adecuada.
...sí es absolutamente imprescindible es dormir y dormir bien...
Y luego están las necesidades ficticias que nos imponen el sometimiento a las “apariencias”, el “qué dirán" y la publicidad, por ejemplo. Nadie necesita realmente una cuenta de Facebook ni de Tiktok ni estar suscrito a plataformas de televisión bajo demanda. Todos podemos recordar los tiempos en los que nada de todo esto existía y conseguimos salir adelante.
Lo que sí es absolutamente imprescindible es dormir y dormir bien, para una correcta salud y bienestar, cada vez es mayor la evidentemente científica que relaciona la carencia continuada de sueño con enfermedades degenerativas que ni tú, como hace tiempo que nos conocemos creo que ya podemos tutearnos, ni yo, queremos para nosotros ni para nuestros seres queridos.
Pero yo aún voy más lejos y afirmo que además de dormir y soñar por la noche en nuestra cama, calentitos en invierno y fresquitos en verano, es imprescindible para la salud el soñar despiertos por el día, el abandonarse a las ensoñaciones, el fantaseo, el dejar vagar la imaginación y el pensamiento sin rumbo fijo, el divagar picoteando ideas, creando proyectos fantasiosos. Naturalmente no podemos estar todo el día así. Pero sí podemos dedicar un buen rato a esa actividad, mientras caminamos, por ejemplo, o en la sala de espera del médico. Lo que aconsejo es abandonarse a disfrutar de estar sólo y en silencio, relegar el móvil al bolsillo más remoto y disponerse a estar a solas con nosotros mismos, con nuestras fantasías, sueños y ensoñaciones. Y esto es especialmente aconsejable para creadores, científicos y artistas en general: El dejar vagar el pensamiento sin rumbos fijo hace que surja de pronto la solución al problema que nos agobia, o una genial idea para un poema, un artículo o una receta de cocina.
...llego a la deducción de que la salud no es el trabajo...
Y de no ser así, al menos habremos disfrutado de unos momentos de relajación que nos habrán refrescado la mente y el cuerpo para continuar enfrentándonos a la vida y sus adversas circunstancias con el ánimo bien dispuesto para el trabajo necesario y las obligaciones del día a día.
De todo lo cual llego a la deducción de que la salud no es el trabajo, muy al contrario, la salud es el descanso, el ocio, la diversión y todas las actividades que únicamente se pueden realizar fuera de la jornada laboral.
Como digo siempre, el tiempo es la materia de la que está hecha la vida. Valora tu tiempo, que es tu vida y no lo vendas barato ni sin necesidad.