O más que polémicas, preguntas absurdas.
El tipo de preguntas que se les suele hacer a los niños por parte de los adultos que olvidaron su niñez: ¿A quién quieres más?, ¿qué quieres ser de mayor? No es bueno que los adultos olviden su niñez, pero es mucho peor que los niños entren en la adultez sin haber disfrutado de esos pocos años de relativa libertad que proporciona la infancia. Si eres afortunado y no has nacido en Palestina o cualquier otro de esos lugares en los cuales los cuatro jinetes del apocalipsis galopan desde hace décadas, entonces puedes dedicarte a buscar con quien discutir a cuenta de si antes vivíamos mejor que ahora. O si éramos más libres de decir, hacer, pensar y opinar lo que nos dictaran las gónadas. O quejarte de eso tan bonito de que nuestros padres vivieron mejor que nosotros (eso está referido a la gente que es más joven que nosotros, los que nacimos en el baby boom, el desarrollismo, los seiscientos, el pisito comprado firmando letras, muchas letras. Puedo asegurar que mis padres no vivieron mejor que yo, porque vivieron el exilio de una guerra, la posguerra, el hambre, el racionamiento y el exilio económico. Y de paso les pilló, con muchas letras firmadas, la crisis del petróleo del 73 y muy poco después el paro generalizado. Creo recordar.
...déjate de batallitas del abuelo Cebolleta
Pero vamos, déjate de batallitas del abuelo Cebolleta, me digo yo mismo a mí mismo y di claramente si ahora somos más libres o menos que antes, si eras de Hombres G o de Burning, qué sentiste al obtener tu primer sobre a los quince años por tu trabajo en un taller de troquelado. Y así sucesivamente.
La respuesta a tan agobiante cuestión viene expresada en un guarismo: el de la cantidad de euros mensuales que ingresas, o te ingresan cada mes. O en su defecto si, dado el caso, podrías reunir un millón de euros para salir de la cárcel. Que no podría, y es que la pobreza es un gran aliado de la honradez y todas las virtudes que nos adornan a los pobres, que como en el chiste, a mí me impide ser yo mismo y desarrollar todas mis inquietudes y posibilidades el Código Penal, como a cualquier hijo de vecino, creo.
...según leo por ahí cada vez somos más de derechas
Aclarado este punto, paso a responder claramente que en los años de la movida fui un joven acomplejado, sin dinero y sin las ideas claras sobre casi nada, pero que no me recuerdo como especialmente infeliz y que ahora soy un senior menos acomplejado y con algo más de desahogo económico, continúo teniendo dudas existenciales sobre mí, mis circunstancias y mi entorno más cercano y más lejano. Y curiosidad. Tengo mucha curiosidad por ver hasta qué grado de estulticia y cerrazón mental podemos llegar los hombres, especialmente los hombres, que según leo por ahí cada vez somos más de derechas.
Por lo demás llorar por la juventud perdida no tiene mucho sentido y soy mucho más partidario del envejecimiento activo, la práctica deportiva moderada y el plato de Harvard como pauta alimenticia que de ir por ahí buscando por los rincones el tiempo perdido. Que vaya usted a saber lo que hemos hecho con él y dónde lo hemos dejado. Pero no me olvido de que hay gente que no goza el privilegio de haber nacido aquí, ahora, en esta España en la que, pese a los gobiernos y las oposiciones, las amnistías y los negocios más o menos lícitos de unos otros, unas, otras y todos los demás, con todo eso, podemos llorar con un ojo sólo. Que no es poca ventaja y satisfacción.