Modas pasajeras

Hubo un tiempo en el que todos fuimos sirios.

 La foto perfecta del niño ahogado nos impulsó a todos, e incluso yo le dediqué una de mis miradas al tema. Y, de repente, ya no más Siria. Hubo un breve tiempo en el cual incluso todos fuimos, en el colmo de lo surrealista más genial, Notre Dame, incendiada y que “incendió las redes” en solidaridad con ella. Dalí hubiera podido crear una gran obra, creo. Pero ya estaba muerto, creo también, por la época.

 Luego todos los años somos personas con dificultades alimentarías, no del tipo que se dan entre nosotros, por exceso. Es el defecto, la falta de algo que llevarse a la boca tres o más veces al día lo que causa esas dificultades alimentarias. Y un día al año todos donamos comida no perecedera para aliviar, no el hambre ajena, para aliviar nuestras conciencias (algunos todavía tenemos conciencia).

 Después llegó Ucrania y su presidente, tan, pero tan amigo del actual presidente de Argentina (no quiero aprenderme como se llama en la creencia de que así será breve su estancia en la Casa Rosada) y todos no ucranizamos a todo ritmo, nada nos parecía suficientemente bueno para ayudar al pueblo ucraniano a expulsar a los rusos. Y no se sabe cómo, pero ya parecemos estar hastiados del tema. E incluso, el otrora magníficamente recibido, presidente de las camisetas verde olivo, ahora es una visita un tanto engorrosa en las mejores casas de la Europa próspera, pero no tanto y rica, pero sin exagerar.

...una moda que no es pasajera es la de odiar lo que se desconoce...

 La última tendencia en moda “prêt-à-porter” es la bandera Palestina, si eres más o menos de izquierdas o la israelí, si eres de derechas o muy de derechas o casi de ultraderecha.

 Y desde luego, una moda que no es pasajera es la de odiar lo que se desconoce, creer únicamente lo que refuerza tus propios prejuicios y ser muy español y muy constitucionalista. No, tal vez no hayas leído nunca ni el preámbulo de la constitución española, no porque seas experto en constituciones, es más bien, como en el viejo chiste de Mafalda, porque ¡ojalá Fidel dijera que la sopa es buena para que la prohíban aquí! Ganas de incordiar a los actuales gobernantes.

 Pero se da la circunstancia y pasa, acontece y sucede que la sanidad sí que está en la constitución y que “Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto”.

 Igualmente, el derecho a la educación, a la vivienda, a una vida digna, a un trabajo decoroso y tantas y tantas cosas que a vosotros os importan lo mismo que a mí el precio del tabaco desde que dejé de fumar: Entre muy poco y nada.

Yo por mi parte soy todo lo español que pueda ser cualquiera de esos que no enarbolan las banderas

 No es la primera vez que me proclamo abiertamente republicano a pesar de lo cual acepto esta constitución, a la que, por cierto, no le irían mal algunos cambios, hoy por hoy imposibles, para que el hecho de ser español sea una opción libremente elegida por todos los habitantes de la parte de la península que nos toca a los españoles y no una imposición que, en su tiempo, pudo tener sentido, pero que hoy por hoy está muy cuestionada. Yo por mi parte soy todo lo español que pueda ser cualquiera de esos que no enarbolan las banderas, sino que las blanden. Que únicamente se amparan en la constitución como escudo para atacar y que creen que hay una sola idea válida de España, una forma única de ser español y que todo lo que se aleje de esa idea es anti español.

 Espero y deseo que este constitucionalismo de nuevo cuño sea otra moda pasajera y que regresen las aguas al consenso que dio origen a la constitución. Con su amnistía y todo, con sus estatutos de autonomía, que antes de la Transición era tan tabú como hoy puedas serlo el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

 Si tan mal te caen los catalanes y los vascos, déjalos que se vayan a Miami con sus tías, hombre.

 Y como la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, dejo aquí las palabras de Rufián: “Los catalanes y las catalanas estamos preparados para ganar, o para perder un referéndum, ¿y ustedes?”