De cuentas y cuentos

Esas breves palabras pueden ser el resumen de la actualidad nacional.

 Las cuentas son las que se hacía Feijóo cuando las encuestas le ofrecieron una realidad virtual y, paseándose por los jardines del Palacio de la Moncloa, (oníricamente) en Génova se oyó hablar de un “debate de perdedores”. Lógicamente el debate nos queda muy lejano, a pesar de que fue hace poco más de un mes, y eso es así porque en la rauda voracidad de la actualidad informativa se suceden los eventos de manera vertiginosa y lo que ayer fue de plena actualidad, el nieto de Sancho Gracia (esto es un detalle para lectores avisados de mi edad provecta), hoy es agua pasada y son los arrebatos de un tal Rubiales los que centran los comentarios en prensa, radio, televisión, redes sociales, mentideros, terrazas, piscinas, playas y cualquier otro sitio en el que uno se reúna con gente afín a pasar el rato.

...vuelvo a las cuentas de la lechera del presidente del Partido Popular

 Y después de esta pequeña digresión vuelvo a las cuentas de la lechera del presidente del Partido Popular, que ha pasado en apenas mes y pico de querer “derogar el Sanchismo a rogar a Sánchez”, titular leído ayer mismo en la televisión pública de España, acertado, pero con un poco de mala leche, reconozco, tras la oferta-ruego a Sánchez de que le deje gobernar dos años, siquiera dos años, añado yo, que cuando me lo propongo también tengo un poco de ‘bad milk’, expresión que en el idioma de Cervantes es la “mala leche anterior”, pero como me quiero actualizar y ser moderno, muy moderno he usado el inglés que aquí nadie entiende pero todo el mundo usa, venga o no a cuento, como yo ahora.

 Y ya que he sacado el cuento del titular me explico. El cuento son las explicaciones del tal Rubiales en las que, como todos los machistas casposos y “señoros” ve consentimiento dónde no lo hay o troca a la víctima en agresora, con el agravante de que además posteriormente en una radio amiga con un radiofónico amigo nos llamó gilipollas a todos los que no estamos de acuerdo con su proceder. En este caso reconozco que soy un gilipollas con toda la cuerda dada. Y a mucha honra, además.

... leí un artículo contando lo difícil que es descuartizar un cadáver sin ayuda de nadie.

 Yo creo que lo correcto en el caso del aspirante popular a la Moncloa hubiese sido mucho mejor reconocer que “hemos ganado las elecciones, pero poco y las cuentas no nos dan, así que me dejo de cuentas y cuentos y que sea el que más apoyos tiene el que intente gobernar”. Tal vez no de una manera tan descuidada como lo he escrito yo, pero seguro que en Génova hay gente capaz de pulir eso y sacar un discurso aprovechable.

 Y en lo que concierne al tal Rubiales, reconocer que fue agresión sexual y dimitir al día siguiente y ponerse a disposición de la justicia hubiese sido mucho mejor para él que se hubiera ahorrado la que le está cayendo encima. Porque esa es otra, aquí todo el que tiene una cuenta en una red social, o es famoso, famosillo o famosete, se encuentra con autorización, no solo para opinar sino también, si viene al caso, dictar sentencia: Les juro por mi libertad y la salud de los míos que leí un artículo contando lo difícil que es descuartizar un cadáver sin ayuda de nadie.

 Y, nosotros, contando los días que restan de verano, de veraneo el que lo tenga y para reincorporarnos a la cotidianidad, al día a día con sus asuntos, menesteres, trabajos y placeres. Y a ver si se resuelve de una vez quién va a intentar gobernar al país de anarquistas de derechas, ‘tocapelotas’ y eternamente encabronados que solemos ser los españoles. Sea quien sea que le sea leve, que nos sea leve.