Me pide una cita a través de la red social de esta casa. Y alucino.
Está mucho más gordo, grotesco y desagradable que nunca, de hecho, sus primeras palabras de saludo son:
-Eres el único plumilla gratuito que he encontrado, y como me encantan las cosas gratis, te he elegido. No, no me preguntes que deseo de un ser tan ínfimo y despreciable como tú y cómo mi Real Majestad Majestuosa y Mayestática puede permanecer ante ti sin sentir la mayor de las humillaciones.
Los medios de prestigio insisten en cobrar cantidades obscenas por su colaboración
- En realidad no era eso lo que me estaba preguntando- logro balbucear tras unos segundos de sorpresa y estupor.
- No importa lo más mínimo nada de lo que piensas o puedas pensar y para ahorrar mi tiempo valiosísimo te diré que lo que quiero de ti es que seas mi presentador en la vida política de España para ir ganando tiempo de cara a las elecciones a las que pienso presentarme…
- ¿A las elecciones?
- Sí, claro, a las elecciones, a todas las elecciones: para alcalde, para presidente autonómico, para presidente nacional, para rey, para emperador de Trapisonda, para alcaldesa, para Reina de las Fiestas, para Cataor de Vino de la Fiesta del Vino de Alhama, para Pregonero del Carnaval... En fin, ya sabes, o deberías saber qué es eso, ¿No?
- Creo que no es mucho lo que puedo hacer, tal vez debería probar en un medio de más audiencia y prestigio como…
- !Basta, basta, basta, por mi Chapiro Verde, deja de decir tonterías. Los medios de prestigio insisten en cobrar cantidades obscenas por su colaboración. No sé cómo se ha podido alcanzar tal grado de venalidad en una profesión tan seria y respetable como lo fue en mis tiempos. Hoy en día, a lo que veo, se cobran sacos y sacos de dinero por ejercer de opinador en tertulias radiales y televisivas y opinar de todo sin tener la más mínima idea. No como tú que escribes de todo, pero al menos tienes una idea, aunque sea siempre la misma, pero eso, creo que ya lo sabes...
...el gran público votante y comprante que ama amorosamente a gente que en mi tiempo únicamente serían aptos para la escobilla repugnante y hoy medran en todos los ámbitos de la vida pública...
A lo que iba -continúa con su monólogo- esta época en la que vives es la ideal para que alguien como yo pueda acceder al poder poderoso y el capital acumulado a base de robos, trinques, comisiones y otras formas que ya me sugerirá el “Señor de las Phinanzas” Gente que todos recuerdan o deben recordar tanto en la política, como en la economía, la cultura y el arte hay tan parecidos a mí en su correcta apreciación de sus gran valía, en su forma de comportarse, digna de un Señor de toda Señoría y Señoriedad, en su Real elegancia, que no dudo de que aquí yo soy uno más entre muchos, no como en mis días de nacimiento que era un ser grotesco, despreciable, egoísta, tiránico y homicida. Hoy, todo eso es perfectamente normal, asumido por el gran público votante y comprante que ama amorosamente a gente que en mi tiempo únicamente serían aptos para la escobilla repugnante y hoy medran en todos los ámbitos de la vida pública, ya como políticos, ya como artistas del artisteo o del arte amatorio. O por ser amantes amantísimas o ísimos de esa gente famosa del famoseo; sin que falten los que por día sí, día también den su opinión sobre temas que ni les va ni les viene sobre falos, felaciones, pezones u otras cosas de escasísima importancia para el devenir de esta nación…pero que suscitan el morbo
- ¿Por dónde iba? Es igual, tú escribe sobre mí, ábreme las puertas de la sociedad actual, que del resto me encargo yo, con la imprescindible ayuda del Señor de las Phinanzas.
- Ya es hora de comer, ¿verdad?