Desde hace ya tiempo las banalidades van ocupando cada vez más tiempo y espacio en los medios de comunicación.
Y no sólo eso, sino que parece que es cuasi obligatorio referirse, opinar, hacer tu meme o tu gracieta sobre la banalidad de moda, lo que en ese momento está en el candelero, haciendo que se viralice cada vez más hasta que una nueva chorrada deje obsoleta la que hasta ayer parecía lo más importante del mundo mundial.
En estos últimos días se hace difícil tratar de informarse sobre asuntos importantes sin ser asaltados cada pocos minutos o cada pocos titulares de no sé qué relacionado con una cantante y un futbolista que se han separado o divorciado o se van a divorciar, pero que en cualquier caso se están forrando (todavía más) con toda la publicidad gratuita que se les está haciendo.
“¿Cómo voy a ser de derechas si no defiende mis intereses? Soy hija de obrero y una trabajadora también”
Que los cantantes canten y los futbolistas futboleen, que el que quiera escucharlos o verlos que lo haga, pero su vida privada debería de importarnos una higa. O que si se habla o escribe sobre eso sea en espacios específicos de chismorreos y chorradillas. Creo que debería ser así. Por supuesto no estoy sugiriendo ningún tipo de censura, sino mi deseo, utópico, lo asumo, de que el interés de los medios y de la peña fuera por otros derroteros. Pero claro, como dicen en Cataluña “la pela es la pela”.
Y personas llenas de lucidez, de sabiduría, de elegancia, con una trayectoria profesional y humana envidiable conceden entrevistas que pasan casi desapercibidas.
Leía hace pocos días una entrevista con Lola Herrera, espléndida a sus ochenta y siete años. El titular era: “¿Cómo voy a ser de derechas si no defiende mis intereses? Soy hija de obrero y una trabajadora también”.
Se podrá estar de acuerdo o no, pero sus reflexiones y opiniones son de alguien culto. Y cultura puede tener cualquiera, no quiero demeritar a nadie por tener más o menos estudios.
Lola afirmó hace algún tiempo que no entendía que hubiera mujeres que votaran a Vox y ellos respondieron votando en contra de que le concedieran la medalla de oro de Valladolid, su ciudad natal, una reacción cateta y mezquina, o sea, coherente con ese partido.
Es lo que yo llamo ser “radicalmente de izquierdas” que no es lo mismo que ser de izquierda radical
Si le ofrecen reconocimientos a Vargas Llosa, por ejemplo, siempre pensaré que son profesionalmente merecidos, por más que cuando se aparta de la literatura para escribir artículos de opinión, me resulte dificilísimo encontrar algo en lo que esté de acuerdo.
Lola, por tanto, se define de izquierdas por sus orígenes, por sus raíces. Es lo que yo llamo ser “radicalmente de izquierdas” que no es lo mismo que ser de izquierda radical. También hace un llamamiento a que la gente piense muy bien a quien votar, sobre todo para sus propios intereses.
Hay una viñeta en la que alguien dice que no vota porque no hay ningún partido que defienda totalmente sus intereses y otro le responde, que puede, pero que lo que es seguro es que hay partidos y opciones que los atacan casi totalmente.
Doña María Dolores Herrera Arranz recuerda los cuarenta años en los que no se podía opinar y que a estas alturas ella va a seguir diciendo lo que quiera. Y esos cuarenta años todavía siguen estando muy recientes, aunque muchos no quieran acordarse.
Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso.