La otra mirada: El regreso

Resueltos los problemas visuales que me impedían teclear y ver lo tecleado con razonable confort visual, retomo la mirada.

 Antes de nada, quiero aprovechar para agradecer públicamente a todo el personal del Hospital de Día del Clínico de Granada y a los doctores Hermoso e Hidalgo por el magnífico trabajo realizado en una catarata que por mi dejadez y desidia les costó tener que “hacer virguerías”, según me contó la doctora Hidalgo y que el resultado fuese que “este señor se va a quedar en la gloria con lo que le hemos quitado,” según su ayudante, el doctor Hermoso. La foto que ilustra este texto no es de la mía, pero sí igual de complicada de quitar.

 Maneja la doctora Hidalgo el lenguaje con la misma eficacia que el instrumental de intervención en una catarata, Virguería: “Acción o cosa hecha con gran perfección y delicadeza o que requiere mucha habilidad y trabajo”.

...la Facultad de Medicina de Granada está entre las mejores de España

 De modo que reitero mi agradecimiento a todo el personal del Hospital de Día del Clínico San Cecilio, a la doctora Ana Hidalgo y al doctor Francisco Hermoso, Y naturalmente todo esto fue posible gracias a que en Andalucía tenemos los mejores profesionales de la salud posibles, dado que la Facultad de Medicina de Granada está entre las mejores de España, aclaro que siempre me refiero a universidades públicas.

 Quien me conoce ya lo sabe, pero si no, lo digo de nuevo, y las veces que haga falta, apuesto de forma decidida y convencida por invertir en sanidad, educación y desarrollo e innovación y, lógicamente, no hay inversión pública sin impuestos, por tanto, la brujería, señor Moreno es bajar impuestos y no rebajar prestaciones y servicios esenciales. Lo suyo es arrimar la sardina de todos a la ascua de lo privado. O, que una médico residente en su segundo año, tras los seis años de carrera y el año y medio de preparación para aprobar el ingreso en el MIR, gane por hora de guardia poco más o menos lo que cobra una limpiadora. Doce euros, con larguísimas guardias de 24 horas seguidas. No es magia, ni brujería que muchos de los que están en esas condiciones acepten las ofertas de trabajo de hospitales europeos, supongo que con mejores retribuciones y condiciones de trabajo. Lo que sí que es magia blanca o milagro es que haya, que los hay, quienes aún y a pesar de los pesares quieran seguir en Andalucía. La tierra, que tira mucho y, supongo que el sentido del deber que les impulsa a trabajar en centros públicos lo que aprendieron en hospitales públicos, como ese Hospital Clínico San Cecilio de Granada.

Emigración de bata blanca o pijama verde; pero no deja de ser emigración

 En buen y sencillo castellano, lengua en la que escribo y hablo, aunque lo haga con acento andaluz oriental, se dice que hacer algún negocio de forma que no salga bien, o salga directamente mal, es hacer un pan como una hostia. Y eso, hacer panes como hostias es lo que se hace cuando se invierte el tiempo de los estudiantes y su dinero, el de sus familias y fondos públicos, en formar excelentes profesionales de la salud y tratarlos luego de forma que sea más apetecible emigrar a otras tierras. Emigración de bata blanca o pijama verde; pero no deja de ser emigración.

 Estoy orgulloso como granadino de que el San Cecilio, dentro de ese tan denostado en su momento, PTS, sea uno de los mejores hospitales de España en el que estudiar medicina y en el que ser atendido de la mejor forma posible, tanto profesional como humanamente por todos cuantos desempeñan su labor en tareas relacionadas con la salud, desde el personal de limpieza hasta los directores de hospitales, pasando por enfermeras, las auxiliares de clínica o los celadores. Toda esa gente a la que en tiempos no tan lejanos aplaudíamos a las ocho de la tarde y ahora parece que hemos olvidado.



 Aún a riesgo de pecar de cansino o, como decimos en mi pueblo, de hartizo, no quiero terminar sin agradecer de nuevo a la doctora Hidalgo y el doctor Hermoso que hicieran virguerías para que yo pueda seguir con la mirada.