Sobre unas declaraciones del vicepresidente de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro.
Leo unas declaraciones del vicepresidente de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, militante del PSOE, en las que afirma que el presidente de su comunidad, Emiliano García-Page, ganará las próximas autonómicas porque “representa moderación y defiende los intereses de la comunidad” de igual forma que Moreno Bonilla en Andalucía.
Debería de haberme sorprendido leer estas declaraciones, pero lo cierto es que no es así, dado que García-Page es uno de los dirigentes del PSOE más contrarios al acuerdo de gobierno en España entre su partido y Unidas Podemos.
“hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y… compañeros de partido”
Imagino que a quien habrán sorprendido y cabreado es a Espadas, que no creo que le haya llamado para darle las gracias. Habrá recordado esa famosa sentencia política atribuida a Andreotti de que “hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y… compañeros de partido”.
Probablemente tenga razón en que los perfiles de los presidentes de ambas regiones no son tan diferentes, pero decirlo tan a las claras le hace flaco favor al PSOE de Andalucía. ¿Debe un dirigente de una comunidad decir que el presidente de otra, de partido distinto al suyo defiende los intereses de su región? ¿No debería decir que el que los defiende mejor es alguien de su partido?
Es evidente que al PSOE-A le espera una larga travesía del desierto, pero echarle la culpa a la abstención o a la desunión de las opciones a su izquierda no va a ayudar a acortarla. Por lógica, mucha gente de izquierdas que oscila en su voto entre PSOE y otras fuerzas, viendo la desunión con que estas se presentaron debería de haber votado a los socialistas, pero para eso necesitaban un candidato que defendiera las ideas socialistas y el programa que presentaban con más contundencia, con más seguridad en sí mismo, con más aplomo.
Para ellos todo lo que ayude a los “mercados” es moderado y todo lo que ayude a la gente a ir al mercado es radical
Por otra parte, los conceptos moderación y radicalidad en política se usan últimamente por parte de los neoliberales con un retorcimiento intelectual bastante descarado y torticero. Para ellos todo lo que ayude a los “mercados” es moderado y todo lo que ayude a la gente a ir al mercado es radical, si es por parte de los poderes públicos. Querer unos buenos servicios públicos lo consideran radical y venderle a precio de saldo al sector privado estos servicios, o viviendas públicas a los fondos buitre a precio de saldo, para ellos es moderado.
Es evidente que las izquierdas, aquí y en todo el mundo son cada vez más moderadas y probablemente eso sea bueno, por lo menos en parte. Pero las derechas, en lo económico, no dejan de radicalizarse, doctrina del shock mediante. Lean, si tienen ocasión, el libro sobre el tema de Naomi Klein.
Y otro apunte. Creo que un socialista no debe ser anticomunista y un comunista no debe ser antisocialista. La izquierda que quiere seguir siendo pura e inmaculada y no quiere mezclarse para nada con la socialdemocracia de poco le sirve a los trabajadores. Para hacer cosas útiles a veces hay que mancharse un poco, pero las manchas, lo que no te gusta, se terminan yendo y acaban valiendo la pena.
Son parecidos a esa gente que tiene un salón comedor de película, como decía mi abuela, pero acaban comiendo, viendo la tele y haciendo vida en la cocina, para que no se estropee o se manche y al final solamente lo usan como si fuera un museo para enseñárselo a las visitas.
Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso