Ocio nocturno



Soy un decidido partidario del ocio; nocturno, diurno o vespertino.

 Cualquier hora del día o de la noche es adecuado para entregarse a los placeres del ocio, la amistad, la gastronomía y el disfrute de todo cuanto puede ofrecer la vida a alguien con tiempo libre, eso es el ocio, y oportunidades para disfrutar de una buena cena con amigos, unas copas largamente conversadas, un concierto o una película u obra de teatro. Todo lo que parece ser que está a punto de volver. Bienvenido sea.

 No voy a caer en la vulgaridad de dar buenos consejos, ya que no puedo dar malos ejemplos; cada cual disfrute de sus noches, como le plazca y, especialmente, como le permitan sus posibilidades, tanto las económicas como las de localización geográfica; pero tampoco hay que exagerar y caer en el tópico de que en los pueblos de la España vacía únicamente se puede acceder al ocio más consumista y alcohólico. En Alhama he podido disfrutar de obras de teatro, verbenas, conciertos, exposiciones y veranos culturales magníficos y en Barcelona donde viví bastantes años dada mi juventud y escaso dinero para invertir en ocio he tenido noches en las cuales el disfrutar del aire libre gratuito y la conversación con los amigos, sentados en un banco, eran la única opción.

Como dice la vieja canción, “bares, qué lugares tan gratos para conversar (*1)”, y para ver amanecer si hace falta, “entre copas y pitillos (*2)”, el tito Miguel Ríos dixit. Pero también creo que deben existir otras alternativas de ocio nocturno para quien desee un ocio diferente. O para quien desee un ocio completo de bares, conciertos y noches de blanco satén (*3), “besos, ternura (*4) y derroche de amor.
 Lo que sí exijo a esos hijos que no tengo, a los hijos de mis amigos y a mis propios amigos es que hagan todo lo posible para que sus amigas puedan disfrutar del ocio que ellas apetezcan sin imponerles nada que no deseen. Que recuerden que no es no y que tienen el mismo derecho que ellos a vestir como les dé la gana, a beber lo que apetezcan, sin que nada de ellos implique que sean más o menos disponibles. O a estar disponibles solo para quienes ellas quieran y para lo que ellas quieran.

 Del mismo modo les exijo a los jueces que juzguen a los delincuentes y no a las víctimas, y a los abogados de la defensa que no intenten hacer ver que una falda corta o un escote pronunciado es una invitación a todos los hombres de los alrededores, del mismo modo que un pantalón ceñido o un paquete abultado no es una invitación a todas las mujeres de la zona. Así de simple, así de fácil de entender, señoría.

En definitiva, abogo por el ocio nocturno al que cada cual opte sin hacer distingos de ningún tipo; pero creo que es obligación de todos hacer que la noche termine para cada cual en la cama correcta y con la pareja libremente elegida. Educación para la igualdad, respeto a los diferentes, no es la primera que lo escribo, son esenciales para que el ocio nocturno acabe bien para todos.
 Luego como en las distintas versiones unos triunfarán como Sabina, Y nos dieron las diez o fracasarán, como Javier Urquijo, Ojos de gata. O se irán a la cama con un libro de relatos de Benedetti, que también es otra opción de ocio nocturno. Pero todos con la conciencia tranquila.

 Que la noche sea larga y provechosa, llena de placeres para derrochar. Que las risas y las sonrisas se puedan ver de nuevo, más allá del brillo de los ojos, que caigan las mascarillas, cuando esto sea sólo un mal recuerdo, que todos nos abracemos y besemos con todo el amor, el cariño y la ternura que merezcamos y sepamos dar.

 Pero sobre todo y ante todo, responsabilidad.

"Bares ¡qué lugares!"...
(*1) Gabinete Caligari - Al calor del amor en un bar


“entre copas y pitillos”
(*2) Nueva Ola - Miguel Rios


Noches de blanco satén
(*3) Noches de blanco satén (en español) - Emilio Solo


“besos, ternura” y derroche de amor
(*4) Ana Belén - Derroche