Hey Joe!



Hey Joe, where you goin' with that gun of your hand? (Joe, ¿a dónde vas con esa pistola en la mano?).

 Con esas palabras comienza la letra de la canción de Billy Robert que Hendrix popularizó en el mundo entero. Dudo mucho que el Joe al que miro hoy, sin muchas ganas, haya tenido nunca una pistola en la mano. No le ha hecho falta.

 Para arrasar Bosnia y Libia, siempre en nombre de la paz, la libertad y la democracia, a Joe Biden le bastaba con su influencia como senador próximo a los presidentes que tenían que autorizar el uso de la fuerza en esos países. No, a ese Joe no le hace falta llevar una pistola en la mano para imponer sus decisiones, incluso antes de llegar a la Casa Blanca, lo que me hace temer, y temer mucho, lo que pueda ocurrir con el tipo que regañó al presidente de mi país, Zapatero, por sacar a las tropas españolas de Kosovo.

Se trata de gente que amparándose en el cómodo refugio de la defensa de la democracia y la libertad, no duda en hacer cualquier cosa para hacerse con el control de recursos económicos o, simplemente, de hacer desaparecer a gobiernos incómodos
 Queda claro, pues, que no comparto el entusiasmo que demuestra la progresía por el triunfo del señor Biden. No entro ni salgo en los resultados electorales de ningún país en el que no pueda votar. Reconozco, eso sí, que el presidente que debe dejar el despacho oval para el viejo, 78 años, Joe, tampoco es que sea de mi gusto. Debe ser porque, aunque hay en USA muchas cosas que me gustan, como tal vez pueda saber ya el lector habitual de estas reflexiones, una de ellas no es, desde luego, la política exterior que suelen aplicar a los países que no doblan la cerviz ante ellos. En definitiva, creo que igual que se dice que un general dijo que el único indio bueno es el indio muerto, yo creo que el único presidente bueno es el saliente, siempre y cuando no vuelva a repetir.

 Por otra parte creo que un tipo que se permite reñir a un presidente de otro país por tomar una decisión que a él competía tomar, y que fue muy aplaudida por la ciudadanía, como fue la de retirar a nuestras tropas de guerras en las que no teníamos nada que hacer, un tipo así decía es un representante muy significativo de lo que yo llamo hipocresía democrática, Se trata de gente que amparándose en el cómodo refugio de la defensa de la democracia y la libertad, no duda en hacer cualquier cosa para hacerse con el control de recursos económicos o, simplemente, de hacer desaparecer a gobiernos incómodos. Digan por lo menos que lo que les importa es el dólar y déjense de humanismos y defensas de nada. Prefiero la viril actitud de los piratas berberiscos que hacían lo que hacían, que tampoco era nada bueno, porque podían, sin más embelecos.

Bienvenida sea la salida del señor Trump, pero creo que con el sustituto no ganamos nada ni los Estados Unidos, ni el resto de los países del mundo si no que puede que veamos un aumento de la tensión entre la Casa Blanca y sus más firmes aliados y sus enemigos tradicionales y nuevos, es decir Rusia, China, Irán y el señor Maduro que creo que todavía es el presidente de Venezuela.
 Pero, ya digo que estoy muy lejos de las alegrías de alguna izquierda de nuestro país con la llegada de Joe Biden, Y es que basta un somero repaso a las guerras de los Estados Unidos para darse cuenta de que han sido autorizadas por presidentes demócratas y este que ha de tomar posesión ya ha dejado muestras, escombros ruinas, humo y muchos muertos incluidos, de su ardor guerrero. Y digo yo, que bastante tenemos con lo que tenemos para que encima tengamos que preocuparnos de que nuestros soldados tengan que salir a pelear al, lo diré pronto y soezmente, quinto coño, para que el señor Biden gane un par de puntos en el índice de popularidad o algunas empresas se enriquezcan un poco más. Y, tampoco me gusta pensar que les pueda regañar a Pedro y Pablo. Los españoles estamos legitimados para ponerlos a parir, de hecho, lo hacemos con bastante frecuencia, pero los de fuera que no nos toquen a nuestros políticos, que nosotros nos sobramos y bastamos. ¿O no?