Naturalmente que me solidarizo con los autónomos agrarios, como con todos los trabajadores.
Faltaba más. Y entiendo que cuando lo que obtienen con su trabajo les es pagado tan a la baja que ni para sufragar los gastos tienen, se sientan desesperados y desalentados. Es duro cuando con tu trabajo no puedes cumplir las expectativas mínimas de poder comer cada día, atender a las necesidades de la familia y pagar lo que hay que pagar para tener un techo. Un hogar.
Es un modo de estar por la vida, el de andar sin muchas esperanzas que comparten no sólo los autónomos agrarios, agricultores y ganaderos, si no casi todos los que desearían ser mileruristas, con lo triste que era ser mileurista hace unos años, o los pensionistas que cobran la mínima. Los estudiantes que después de esforzarse y sacar la carrera ven que todo ese esfuerzo ha sido casi en vano, que no van a trabajar en lo suyo, si es que consiguen trabajar en algo.
Pero no pidáis justicia, porque lo que ofrecen los mercados y los mercaderes es todo lo contrario a la justicia. Quieren beneficio, quieren máximo beneficio, ellos que se oponen al salario mínimo; que ironía. Son los que desahucian a quien no pueden pagar la hipoteca, sin tener en cuenta si son ancianos o discapacitados. No hay piedad, no hay justicia. Hay ley.
Y esas son las leyes del mercado, del libre mercado, el libre comercio. Se llama capitalismo hay quien lo llama libertad, e incluso Libertad, con mayúscula. Y a todos los que desearíamos que la libertad se pudiese compaginar con sueldos justos, precios justos, pero no únicamente los de las aceitunas, sino también los de las viviendas; y una vida digna para cada ciudadano de España, venga el ciudadano de donde venga, nos llaman comunistas como insulto. Incluso vosotros, los de los precios justos os oponéis a los salarios mínimos. Como de pasada, nadie reclama ni defiende un salario justo, solo m mínimo. Qué menos que lo mínimo, y hasta eso se discute.
Se llama mercado y es el que pone los precios, los precios injustos para vosotros y los abusivos para los consumidores, nosotros. Los trabajadores asalariados se organizan en sindicatos y negocian convenios colectivos. No sé como os organizáis los autónomos agrarios. Pero lo que sí tengo claro es que, con tractoradas, cortes de carreteras, destrucción de la producción y protestas al uso no vais a conseguir precios justos. Lo sé porque hace muchos años que estáis con el mismo problema y seguís aplicando las mismas soluciones fallidas. Si pensáis que todas vuestras protestas les incomodan lo más mínimo a quienes os pagan la producción, estáis equivocados. Muy equivocados. De igual modo si pensáis que el gobierno, sea del color que sea, va a imponer precios justos a vuestros compradores, también estáis equivocados.
No creáis que por que os hable en tono un tanto duro tengo algo en contra de vosotros. Al contrario, como buen mediterráneo amo el aceite de oliva, las berenjenas, los tomates y toda suerte de productos que abastecen mi despensa y que salen de vuestras tierras. Necesito que tengáis precios razonables que os permitan seguir produciendo, creando empleo y satisfaciendo vuestras necesidades.
Pero me temo que para ello habrá que cambiar la forma de luchar y, en vez de ese “que hay de lo mio”, de ese luchar cada uno desde una trinchera, yo por mi salud, tú por tú educación, aquel por su precio justo...deberíamos entender que el enemigo, en todos los casos, es mismo y luchar codo con codo para asegurarnos unos precios justos, unos salarios justos, unas sanidad y educación de calidad para todos, gratuitas, por supuesto. Y por el derecho a la vivienda y, en definitiva, a una vida digna y plena para todos.
Cuando luchas por lo tuyo, luchas sólo, si luchamos todos por lo de todos, somos más y hacemos más ruido.