Aclaro antes de proseguir que me pronuncio en calidad de humanista, de persona radicalmente centrada en los seres humanos.
Es decir, que de todas las normativas o legislaciones que hay sobre el tema que afectan al bienestar de los animales, los encargados de su conocimiento y cumplimiento son los propietarios de negocios relacionados con la cría, engorde, transporte y sacrificio de animales para el consumo humano. Otra cuestión muy distinta es el impacto que para la salud humana suponen las macrogranajas de engorde de cerdos. Ahí, y como afecta negativamente a la salud humana, sí puedo y debo pronunciarme, como creo que lo he hecho siempre, es decir dando mi opinión, que no representa a nadie más que a mí, de la manera más veraz y honesta posible.
Nada me importan las normas de la Junta de Andalucía, porque no soy quien debe interpretarlas y aplicarlas, tampoco tengo en cuenta que estamos en época electoral, dado que mis opiniones políticas para nada cuentan en un asunto en el que de lo que se trata es de la salud de los habitantes de la Comarca de Alhama, y, por otra parte, son de sobra conocidas de todos mis paisanos.
Naturalmente de temas de salud soy el menos indicado para pronunciarme, pero sí que tengo la suficiente destreza para moverme en internet y consultar los aspectos negativos para la salud humana de este tipo de explotaciones intensivas de ganado. Para la salud de los trabajadores de las granjas y para las del resto de la población en los lugares en los que estas se ubican.
A tal efecto he estudiado un informe de una médica intensivista del Hospital General de Albacete y he llegado a la conclusión de que los riegos para la salud son mayores que los posibles benéficos económicos. No es únicamente el problema de los purines y la contaminación del agua, es que, además, algo tan simple como el mal olor, aparentemente tan simple, resulta mucho más peligroso que molesto, copio y pego:
“Los olores generados por los purines de los cerdos pueden ser diseminados por el viento hasta los núcleos de población cercanos, convirtiéndose en una grave amenaza al conjunto de actividades económicas y sociales de los mismos. En las comunidades rurales, las granjas de mayor tamaño han reemplazado a las granjas mas pequeñas, experimentando los residentes y los productores pequeños una reducción en sus ingresos.
Numerosos estudios han mostrado los efectos adversos del metano, el óxido de nitrógeno, el amoniaco, el sulfuro de hidrógeno y los olores en la salud física y mental, tanto de los trabajadores de las granjas, como de los habitantes de la zona. Estos efectos nocivos son mayores cuanto mayor es la extensión y el tamaño de las granjas.
De hecho, las comunidades rurales localizadas a menos de dos kilómetros de instalaciones porcinas podrían estar expuestas a niveles de amoniaco hasta 40 veces mayores que las concentraciones promedio en el medio ambiente.
Algunos de los síntomas más comúnmente referidos por los afectados son irritación de ojos, nariz y garganta, dolor de cabeza, náuseas, diarrea, tos, opresión en el pecho, palpitaciones, falta de aliento, estrés y somnolencia. De ahí posiblemente deriven el mayor número de enfermedades mentales (depresión, ansiedad...) que acontecen entre los residentes de zonas cercanas a estas instalaciones. Además, las personas que sufren de asma o alergias suelen sufrir exacerbaciones de sus problemas de salud en estas condiciones.”
Y aquí está hablando únicamente de los olores.
A todo esto y, según el mismo informe, las moscas, mosquitos y roedores que esas granjas atraen suponen, también evidentes riesgos para la salud humana.
No voy a proseguir copiando y pegando, al final pongo el enlace en el cual consultar, quien lo desee el documento original.
Insisto nuevamente en que estoy hablando de un problema de salud humana, no de leyes, normativas, procesos electorales, posibles multas al Ayuntamiento, que con ser evidentemente temas a considerar a la hora o no de aprobar o rechazar la ubicación de macrogranjas porcinas en nuestro término municipal, creo que no deben ser las priorizadas a la hora de tomar una decisión que puede afectar a la salud de los habitantes de la Comarca de Alhama.
A quien corresponda toca considerar unas y otras razones y actuar en concordancia con los intereses de la ciudadanía, que ha sido expresada claramente a través e una recogida de firmas, ya hace tiempo.
Si desde la Junta de Andalucía se legisló de forma poco clara o laxa sobre estos temas, compete a quienes ahora gobiernan demostrar, que realmente les preocupan los intereses generales y no, únicamente los económicos y personales de unos cuantos. Y estaría bien que nuestro Grupo de Gobierno Municipal demostraran claramente lo mismo. A ellos les toca mover ficha.
Nada me importan las normas de la Junta de Andalucía, porque no soy quien debe interpretarlas y aplicarlas, tampoco tengo en cuenta que estamos en época electoral, dado que mis opiniones políticas para nada cuentan en un asunto en el que de lo que se trata es de la salud de los habitantes de la Comarca de Alhama, y, por otra parte, son de sobra conocidas de todos mis paisanos.
Naturalmente de temas de salud soy el menos indicado para pronunciarme, pero sí que tengo la suficiente destreza para moverme en internet y consultar los aspectos negativos para la salud humana de este tipo de explotaciones intensivas de ganado. Para la salud de los trabajadores de las granjas y para las del resto de la población en los lugares en los que estas se ubican.
A tal efecto he estudiado un informe de una médica intensivista del Hospital General de Albacete y he llegado a la conclusión de que los riegos para la salud son mayores que los posibles benéficos económicos. No es únicamente el problema de los purines y la contaminación del agua, es que, además, algo tan simple como el mal olor, aparentemente tan simple, resulta mucho más peligroso que molesto, copio y pego:
“Los olores generados por los purines de los cerdos pueden ser diseminados por el viento hasta los núcleos de población cercanos, convirtiéndose en una grave amenaza al conjunto de actividades económicas y sociales de los mismos. En las comunidades rurales, las granjas de mayor tamaño han reemplazado a las granjas mas pequeñas, experimentando los residentes y los productores pequeños una reducción en sus ingresos.
Numerosos estudios han mostrado los efectos adversos del metano, el óxido de nitrógeno, el amoniaco, el sulfuro de hidrógeno y los olores en la salud física y mental, tanto de los trabajadores de las granjas, como de los habitantes de la zona. Estos efectos nocivos son mayores cuanto mayor es la extensión y el tamaño de las granjas.
De hecho, las comunidades rurales localizadas a menos de dos kilómetros de instalaciones porcinas podrían estar expuestas a niveles de amoniaco hasta 40 veces mayores que las concentraciones promedio en el medio ambiente.
Algunos de los síntomas más comúnmente referidos por los afectados son irritación de ojos, nariz y garganta, dolor de cabeza, náuseas, diarrea, tos, opresión en el pecho, palpitaciones, falta de aliento, estrés y somnolencia. De ahí posiblemente deriven el mayor número de enfermedades mentales (depresión, ansiedad...) que acontecen entre los residentes de zonas cercanas a estas instalaciones. Además, las personas que sufren de asma o alergias suelen sufrir exacerbaciones de sus problemas de salud en estas condiciones.”
Y aquí está hablando únicamente de los olores.
A todo esto y, según el mismo informe, las moscas, mosquitos y roedores que esas granjas atraen suponen, también evidentes riesgos para la salud humana.
No voy a proseguir copiando y pegando, al final pongo el enlace en el cual consultar, quien lo desee el documento original.
Insisto nuevamente en que estoy hablando de un problema de salud humana, no de leyes, normativas, procesos electorales, posibles multas al Ayuntamiento, que con ser evidentemente temas a considerar a la hora o no de aprobar o rechazar la ubicación de macrogranjas porcinas en nuestro término municipal, creo que no deben ser las priorizadas a la hora de tomar una decisión que puede afectar a la salud de los habitantes de la Comarca de Alhama.
A quien corresponda toca considerar unas y otras razones y actuar en concordancia con los intereses de la ciudadanía, que ha sido expresada claramente a través e una recogida de firmas, ya hace tiempo.
Si desde la Junta de Andalucía se legisló de forma poco clara o laxa sobre estos temas, compete a quienes ahora gobiernan demostrar, que realmente les preocupan los intereses generales y no, únicamente los económicos y personales de unos cuantos. Y estaría bien que nuestro Grupo de Gobierno Municipal demostraran claramente lo mismo. A ellos les toca mover ficha.
> Descarga aquí el documento sobre los RIESGOS PARA LA SALUD PÚBLICA RELACIONADOS CON LA INSTALACIÓN DE MACROGRANJAS PORCINAS.